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La Fiesta del Cine brinda con txakolí

El insólito fenómeno de ‘Ocho apellidos vascos’ marca la nueva cita con el público

Sala de Madrid completamente llena de espectadores.Foto: atlas | Vídeo: Atlas / Samuel Sánchez

Ha habido pleno. 436.000 personas se acercaron el lunes hasta las salas del cine de toda España para ver una película. Esto es, un 366% más que el mismo día de la semana pasada, según datos de la consultora Rentrak. Si en 2013 con 335.000 espectadores durante la primera jornada ya se consideró un éxito en esta se han roto todas previsiones. ¿Y qué vieron la mayoría de los espectadores? El fenómeno cinematográfico del año: Ocho apellidos vascos. Si el lunes pasado esta pequeña comedia arrasó en las salas, en esta ocasión la apuesta se ha incrementado en un 145%.

Cómo disfrutar de la Fiesta del Cine

El procedimiento es muy simple. Tan solo hace falta acceder a la página web www.fiestadelcine.com y registrarse. Entonces, el usuario recibirá un correo electrónico con la acreditación que tendrá que enseñar, ya sea impresa o en el móvil, a la hora de comprar la entrada en la taquilla. Los espectadores que ya se registraron en la anterior edición de la fiesta no tendrán que hacerlo de nuevo: recibirán por defecto un correo electrónico de la organización con su acreditación.

Los que adquieran su billete por Internet -es una de las novedades que permite la VI edición de la Fiesta del Cine- deberán mostrar la acreditación directamente antes de acceder a la sala.

El precio de 2,90 euros vale hasta mañana miércoles para todas las sesiones y todas las películas en el 95% de las salas de España.

Ayer las cifras siguieron creciendo: se vendieron 514.000 entradas (datos provisionales, que posiblemente aumenten), superando los números del martes de la pasada edición: 495.415 espectadores. Las 514.000 entradas suponen un 511% de asistentes más que el martes pasado. A su vez se supo que la taquilla del pasado fin de semana de Ocho apellidos vascos, su tercero en cartel, la colocaba como la segunda película más taquillera en Europa esos tres días -y eso que solo se proyecta en España-, por detrás de Capitán América: el soldado de invierno, que está estrenada en varios territorios.

Hace seis meses, a finales de octubre, la Fiesta del Cine levantó la moral a la industria cinematográfica española en medio de un aroma a entierro, a dolor de plañideras y chirriar de dientes. En aquellos tres días se vendieron 1.573.412 entradas de lunes a miércoles a 2,90 euros, es decir, hubo siete veces más espectadores que los mismos tres días de la semana precedente, y el doble de asistentes que en la Fiesta del Cine de 2012.

A continuación empezó el debate: ¿por qué no se bajaba el precio del cine? ¿Quién lo impedía? Y en una charla realizada por este periódico tres días después con los principales líderes de la industria surgieron algunas iniciativas, y se desvelaron algunas pistas (como que el Tribunal de la Competencia impide acuerdos más prolongados en el tiempo con promociones generales). Entre esas iniciativas salió la necesidad de repetir la Fiesta del Cine más a menudo, de recompensar y fidelizar al público que aún va a las salas a ver una película en el sitio para el que fue pensada: la gran pantalla.

El 'top ten' del cine español

Las películas españolas con mayor recaudación dentro de las fronteras españolas son:

Lo imposible, de Juan Antonio Bayona (2012). Recaudación: 42.386.171 euros con 6.124.698 espectadores.

Los otros, de Alejandro Amenábar (2001). Recaudación: 27.254.045 euros con 6.410.461 espectadores.

El orfanato, de Juan Antonio Bayona (2007). Recaudación: 25.061.143 euros con 4.420.357 espectadores.

La gran aventura de Mortadelo y Filemón, de Javier Fesser (2003). Recaudación: 22.847.347 euros con 4.985.851 espectadores.

Torrente 2, de Santiago Segura (2001). Recaudación: 22.142.173 euros con 5.321.969 espectadores.

Ágora, de Alejandro Amenábar (2009). Recaudación: 20.931.901 euros con 3.386.540 espectadores.

Mar adentro, de Alejandro Amenábar (2004). Recaudación: 19.825.181 euros con 4.094.321 espectadores.

Torrente 4, de Santiago Segura (2011). Recaudación: 19.349.008 euros con 2.631.288 espectadores.

Torrente 3, de Santiago Segura (2005). Recaudación: 18.168.924 euros con 3.575.759 espectadores.

Las aventuras de Tadeo Jones, de Enrique Gato (2012). Recaudación: 17.219.000 euros con 2.718.401 espectadores.

Ayer, seis meses después del anterior evento, comenzó la VI edición con dos millones de acreditados en su web. Siguen con entradas a 2,90 euros, han aumentado los cines (350 complejos con 3.038 pantallas, el 95% de la cuota de mercado), y por fin se pueden adquirir los tickets por Internet y teléfono, lo que permitía a las taquillas eludir las aglomeraciones. Pero, sobre todo, ha llegado en un momento muy distinto, en realidad, en el opuesto. El pasado fin de semana ha sido el más taquillero en España de los últimos dos años: el top 20 de las películas que más recaudan han sumado 10,5 millones gracias al tirón de los 5,5 millones de euros de Ocho apellidos vascos, una comedia de la que por ahora nadie encuentra su límite monetario (cada semana gana más que la anterior y eso puede llevarles a 25 e incluso 30 millones de euros) y los dos millones de Capitán América: el soldado de invierno.

En ese clima de felicidad algunos organizadores avisaban: si tanta gente fue a las salas el fin de semana, era complicado que la Fiesta del Cine igualara las cifras de su anterior edición. Los primeros números se harán públicos esta mañana, cuando acabe la recolección de datos informáticos, pero ayer había sensaciones para todos los gustos en las salas, aunque sí dos tendencias generales: menos colas porque el público había aprovechado las ventajas tecnológicas y una vuelta al cine español: el éxito de Ocho apellidos vascos ha tirado de otras producciones patrias como Kamikaze; Dos francos, 40 pesetas y Vivir es fácil con los ojos cerrados.

Tarde de lluvia. La jornada cinematográfica empezaba en el madrileño complejo Cinesa Las Rosas, en el límite del barrio madrileño de San Blas con poco movimiento. Un taquillero avisaba: “Mucha gente ha comprado por Internet. Yo veo en mi pantalla salas casi llenas desde las seis, pero ese público no va a pasar por aquí”. A esa misma hora, en los céntricos Yelmo Ideal, Teresa Bahillo se preparaba para su propia maratón. Ayer Ocho apellidos vascos y luego Philomena. Y entre hoy y mañana, al menos El gran hotel Budapest y Vivir es fácil con los ojos cerrados. Habitual de los madrileños cines Doré, esta mujer de 65 años se declara aficionada de “la gran pantalla” y elogia la iniciativa. Prueba de ello es el periódico que lleva entre manos: cual mapa de batalla, la cartelera aparece con horarios y películas subrayadas o dentro de un círculo.

El azar, en cambio, atrajo al mismo cine a Peter Brett. De hecho, al principio, el hombre se quedó algo sorprendido con el precio: 9,20 euros, tristemente familiar a los 14 dólares que paga en su Australia natal. Pero el susto le duró el tiempo suficiente para que en la taquilla le explicaran que su estancia en Madrid coincidía con una promoción y que su entrada para Enemy iba a costar 2,90. Además del descuento, Brett aprovechó la vista gorda que hacían los taquilleros en algunos casos ante la falta de acreditación. “Es solo por ser el primer día”.

Vestíbulo ayer de los madrileños cines Cinesa Méndez Álvaro.
Vestíbulo ayer de los madrileños cines Cinesa Méndez Álvaro.santi burgos

En Madrid comenzaba a llover a esas horas y a las seis también aparecían aglomeraciones en multicines de Alcalá de Henares o en un complejo como el Cinesa Méndez Álvaro, pegada a la M-30, donde la cola de acceso a la sala —tras un rápido paso por taquilla o cajeros de entradas— iba de punta a punta de su larguísimo vestíbulo, más de ochenta metros según un empleado. “Igual que ayer domingo”. Por allí salían Lola Nieto y Susana Martínez: la primera iba a hacerse un doblete, su amiga salía de completarlo con Una vida en tres días y Kamikaze. “Queremos acabar la Fiesta con seis películas vistas cada una”. En las mesas de la cafeterías, bastantes madres con niños haciendo los deberes antes de entrar a la sesión de las 18.30.

Promociones. Tal vez los hechos de que haya bastantes promociones y de que la Fiesta ya no sea tan especial, como explicaba un taquillero en el epicentro de Madrid del cine en versión original subtitulada, provocaban que la sesión de las 18.00 en tres complejos de la zona de Plaza de España regalaba menos sonrisas y colas de las esperadas. Nada que ver con la anterior edición, aseguraban los empleados. A la sorpresa de los trabajadores se sumaba la de descubrir que, por lo visto, la Fiesta del cine despierta la pasión por el cine español. Ya no solo Ocho apellidos vascos, que todo el mundo incluía en su plan, sino también Kamikaze y Dos pesetas, 40 francos destacaban entre las elecciones más frecuentes. Ambas pensaba ver Carmen Hernández, de 58 años, convencida de que el cine español es “buenísimo”.

Juan Luis Martínez, 25 años y mucha hambre de cine, protestaba sobre el coste habitual de las entradas. “Escandaloso”, “desastroso” eran los calificativos que se oían al preguntar por el coste habitual de las entradas.

Entre el bullicio de transeúntes que copaban a media tarde las calles colindantes a la plaza de Cataluña, en el centro de Barcelona, Mari Carmen y Natividad se colaban, a paso ligero, entre las columnas que levantan la fachada de los cines Lauren Universitat. Indecisas, las señoras cuchichearon unos minutos ante la cartelera de los multicines, se acercaron a la taquilla y mostraron su felicidad por el precio. “Tendría que ser siempre así, nena”, comentaba Mari Carmen a la dependienta. “Tal y como están los precios, no se puede venir siempre que queremos. Es un lujo”.

Tras la primera sesión de la tarde, los dependientes de las taquillas de algunos cines barceloneses ya auguraban gran éxito a la iniciativa. “El lunes siempre es el día más flojo y hoy tuvimos colas para entrar desde la primera sesión”, explicaba un trabajador.

Noche y éxito. A las 8 de la tarde se cumplían las expectativas y en los Aribau, en el centro de Barcelona, medio centenar de personas se apostaban a las puertas de la sala. Las colas para entrar a la proyección de Ocho apellidos vascos, “la estrella de la cartelera”, según los dependientes de varios cines, casi daban la vuelta a la esquina de la calle. En medio de la cola, Guillermo reconocía: “Solo voy cuatro o cinco veces al año porque es caro”.

A esa hora, en Madrid, en los Princesa, Renoir Plaza de España y Golem la sensación era bastante mejor que un lunes normal, y bastante peor que en la anterior edición de la fiesta. Eso sí, se habían multiplicado los estajanovistas decididos a ver hasta ocho películas en tres días. “100” al año aseguraba ver Jesús de las Heras, que ayer optó por Ocho apellidos vascos. Este trabajador del metro de 48 años era de los pocos en cantar fuera del rabioso coro general: la entrada habitual no es tan cara, según él, al menos comparada con los cócteles.

Con información de Jessica Mouzo (Barcelona).

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