‘Lohengrin’, en memoria de Mortier
El Real presenta su nueva producción de la obra de Wagner, dirigida por Hartmut Haenchen El estreno, el 3 de abril y un homenaje el día anterior celebrarán al director artístico fallecido
Por primera vez sin su director artístico de los útlimos años, Gerard Mortier –fallecido el pasado 9 de marzo-, el Teatro Real ha presentado esta mañana su nueva producción del Lohengrin de Wagner. Y lo ha hecho con Joan Matabosh (sucesor del belga en el Real) como maestro de ceremonias y con los artífices del montaje: Hartmut Haenchen (director musical), Lukas Hemleb (director de escena) y el escultor Alexander Polzin (escenógrafo). Todos ellos han tenido palabras de agradecimiento y alabanza hacia el gestor belga, a quien el Real dedicará el próximo 2 de abril un homenaje en su sala principal. “Lamento mucho estar aquí antes de lo que estaba previsto. El teatro y los artistas queremos que estas representaciones sean en la memoria de Gerard Mortier”, ha señalado Matabosch.
El nuevo director artístico, en la senda de la prudencia y elegancia de la que ha hecho gala durante los meses de convalecencia de su predecesor, ha cedido la palabra a los responsables de la producción para que la desgranasen. Según Haenchen, eligieron Lohengrin –por primera vez una nueva producción de esta obra en el Real- pensando en las enormes virtudes del coro del coliseo madrileño. "Cuando Gerard Mortier me preguntó qué ópera me gustaría dirigir, siempre pensé en las tres grandes óperas relacionadas con el coro. Este es el coro de ópera del momento en el mundo. La orquesta también ha evolucionado de un modo fantástico y espero con gran interés poder desarrollar mi trabajo”, ha elogiado.
En el apartado musical, la gran novedad se encuentra en el estudio que ha realizado Haenchen de las indicaciones originales de Wagner. Estaba previsto que esta ópera se estrenase en Dresde, pero la participación del compositor en las revueltas de 1849 le obligaron a partir precipitadamente a Suiza y a dejar toda suerte de instrucciones. La obra se estrenó el 28 de agosto de 1850 en Weimar y Franz Liszt fue el encargado de dirigirla. Pero todas aquellas anotaciones sobrevivieron y hoy han sido utilizadas “al máximo” por Haenchen. “Es el primer paso para iniciar el estilo operístico de Wagner en el futuro. Estamos ante una instrumentación novedosa. Ya no compone de modo clásico. Utiliza los sonidos y los superpone en diferentes capas. Eso ya se puede ver en el preduludio, donde subdivide la cuerda generando un sonido muy especial”, ha explicado.
Hemleb (el director de escena) también ha comenzado alabando la figura de Mortier y la de Matabosch, por “haber brindado toda la protección que necesitaba esta producción”. Se refería a ese delicado trabajo en equipo que ha mantenido con el escultor Alexander Polzin para transformar el escenario en un lugar sin tiempo que remitiese al mito sin ninguna interferencia. “Él trabaja como un escultor, no como un escenógrafo. Ha creado una visión de la humanidad y del mundo. Es muy importante para mí intentar dar una gran humanidad a esta obra. Luchamos contra la idea de que el mundo mítico es un mundo distante, frío, de estatuas. No es así. Tenemos un equilibrio multiparticular que permite no estar en un tiempo histórico o moderno, sino fuera del tiempo. Tenemos el aspecto mítico de la leyenda, y la espontaneidad de lo humano”.
Polzin, que ya ha hecho en el Real La conquista de México y La página en blanco, ha creado "un cubo" de las dimensiones del escenario en el que ha "esculpido" sus ideas acerca de la que está considerada como la última gran ópera romántica de Wagner. Es un espacio que puede tener carácter universal. Que permita muchas capas diferentes de interpretación. No queríamos hacer una burda actualización de otras producciones. Esta producción es un auténtico caso de suerte. Encajan todos los componentes, se relacionan todas las capas. Es una producción muy acertada que no se vive normalmente. Creo que no es una coincidencia que trabajemos en una ópera de Wagner. Sus obras son auténticas obras artísticas globales. En la ópera es uno de los pocos sitios donde todavía se pueden realizar este tipo de ideas”, ha señalado.
Los dos repartos que interpretarán la obra incluyen grandes nombres del repertorio wagneriano, muchos de ellos ya sospechosos habituales delTeatro Real. El papel titular será compartido por los tenores Christopher Ventris y Michael König; Catherine Naglestad y Anne Schwanewilms darán vida a la desdichada Elsa y Deborah Polaski y Dolora Zajick encarnarán a la maquinadora Ortrud. Completan el quinteto protagonista Franz Hawlata y Goran Jurić, como el rey Heinrich,y Thomas Johannes Mayer y Thomas Jesatko como Friedrich von Telramund. Los tres últimos debutan en el Real.
Babelia
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