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Mezcle novela y cocina y agite

El tándem formado por Elisabetta Flumeri y Gabriella Giacometti recurre a la fórmula magia-amor-recetas en su nuevo libro

Las escritoras Elisabetta Flumeri (izqda.) y Gabriella Giacometti.
Las escritoras Elisabetta Flumeri (izqda.) y Gabriella Giacometti.Luis Sevillano

Elisabetta Flumeri, de pelo negro y corto, y gestos llenos de vigor, es de mediana estatura pero al lado de su pareja de hecho Gabriella Giacometti, una mujer grande y rubia y de movimientos pausados, parece mucho más menuda. Llegan a Madrid para la presentación de su libro El amor es un bocado de nata (Suma de Letras) plenas de energía. Y la historia viene de lejos. Ambas decidieron formar un tándem de escritura durante el primer año de universidad para ganar algo de dinero y desde entonces la producción ha sido ingente. Lo confiesan sin tapujos: para poner en marcha una maquinaria de escritura que ya lleva funcionando treinta años se empaparon de las novelas románticas que estaban en boga en la Italia de entonces, y así dieron a luz a su primera criatura, a pesar de que hasta ese momento no habían leído ni una. Artífices de novelas, fotonovelas, guías, cómics de guiones de radio y televisión o publicidad, el proyecto que les trae tiene que ver con la mezcla de una historia romántica con la cocina de la Toscana.

Margherita vuelve al pueblo de su infancia, Roccafitta, tras haberse divorciado. Además de un retorno a sus orígenes también representa su apuesta por una pasión que siempre la ha acompañado: la cocina. Flumeri y Giacometti han tenido muy en cuenta Como agua para chocolate de Laura Esquivel para narrar una historia en que los fogones son instrumento de cambio y un cauce para los sentimientos. Las medias tintas no han sido el camino de la narración. Aparece el frío Nicola, alimentado por productos congelados, que se convierte en el jefe de la protagonista y adivinen… Surge una relación amorosa en la que los platos de Margherita irán cambiando el carácter del ejecutivo agresivo.

“Cocinar significa cuidar y eso nos ha guiado. Queríamos contar una trama bonita y ligera en que la cocina expresa el amor, una forma de hacernos cargo de los demás. Nicola hace un camino hacia la comida verdadera”, explica Giacometti, alrededor de una mesa del café Italiana de Madrid. Ambas se turnan en las respuestas; más pasional, Flumeri; más racional, Giacometti, que detalla la disciplina del método que emplean para hacer de su fórmula de escritura en común un éxito, que sigue estructuras y mecanismos casi de ensayo académico.

Y también para El amor es un bocado de nata, con un título en que se opta por traducir el nombre del típico dulce piamontés bacio di dama por algo más conocido dentro de las fronteras españolas. “No nos ha dado vértigo compartir recetas, que son sencillas [a pesar de la pesada mochila que supone la tradición culinaria italiana]. La cocina es muy importante para muchas personas; por el ritmo actual se pierde el gusto por ella. Queríamos recobrar eso, la idea de excelencia italiana”, habla nuevamente Giacometti, que es la cocinera del dúo, y que asegura que todos sus proyectos se han forjado entre mandiles y que para realizar este en particular se basaron en las recetas de su madre y de su abuela.

El motor no se va a parar; la combinación comida-novela les ha convencido. El siguiente proyecto con el cocinero Pietro Parisi de padrino de presentación será en abril y trata de otra alianza de paladares diversos: la foodporn americana y los platos tradicionales de Capri. I love Capri tiene un destinatario claro para sus autoras: las mujeres. Como el resto de sus trabajos; o eso es lo que dicen.

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