Bolivia suspende sus conflictos para celebrar el carnaval
La mayor parte de los bolivianos abre un paréntesis en las expresiones de protesta callejera y bloqueos y en su diaria actividad a fin de dar paso a la celebración
La mayor parte de los bolivianos abre un paréntesis en las expresiones de protesta callejera y bloqueos y en su diaria actividad a fin de dar paso a la celebración del Carnaval entre el viernes y el martes próximo. Una minoría ha suspendido los festejos en solidaridad con las víctimas de las inundaciones en el amazónico departamento de Beni.
El Carnaval, que se entremezcla con la fiesta indígena de Anata de agradecimiento a la Madre Tierra por la producción agrícola, se ha convertido en una de las mayores expresiones de la cultura boliviana, tanto por el derroche de alegría, bailes y libaciones, como por el tiempo que el boliviano se da para agasajar y reunirse con la familia y los amigos.
El gran desfile de bailarines lujosamente ataviados con atuendos bordados en oro y plata domina las actividades del sábado en la “entrada de Carnaval” en la ciudad altiplánica de Oruro, anfitriona este 2014 de alrededor de medio millón de visitantes, que casi triplican su población, de acuerdo a las cifras del ministerio de Culturas y Turismo.
El de Oruro es un carnaval que está enraizado en la fe religiosa, una vez que todos quienes participan en la “entrada” –que tiene un recorrido de varios kilómetros- hacen una promesa a la virgen del Socavón, o Candelaria, a cambio de peticiones.
El carnaval se ha convertido en una de las mayores expresiones de la cultura boliviana
Los “morenos”, que recuerdan a los esclavos negros traídos durante la colonia, llevan trajes bordados con hilos de oro y plata que pesan unos 50 kilos y su paso lento rememora el caminar cansado al son de una matraca.
Los “diablos” forman parte de fraternidades con centenares de miembros que despliegan una impresionante coreografía pese a que llevan caretas con una enorme ornamenta y son liderados por un ángel, que es quién triunfa en una simbólica lucha del bien contra el mal, la dualidad en la visión andina.
Por eso, los devotos bailan ante la Virgen –vista también como Madre Tierra- vestidos de “diablos” para aplacar las iras del “Tío” o el dueño de las profundidades oscuras del mal y de los minerales. Algunos estudiosos vinculan la esencia de estas expresiones con otras similares que se daban en Tarragona.
Los “caporales” y la “saya” son bailes de raíz africana que conquistaron a los jóvenes bolivianos, que hacen gala de gran energía en el baile que demanda figuras en el aire, entre los varones, y un incesante mover de polleras, mini polleras, entre las mujeres.
En la región oriental de Bolivia, Santa Cruz de la Sierra es el centro de un Carnaval muy parecido al brasileño
Proveniente del área rural llegan también conjuntos que desarrollan bailes como el del “tinku”, un encuentro entre contrarios del norte de Potosís, las kullawadas aimara, los chutas de La Paz y una larga lista de expresiones folclóricas pasará ante cientos de miles de personas apostadas en graderías hechizas, a lo largo de varias horas.
La presidenta de la Asociación de agentes de Turismo, Lourdes Omoye, ha asegurado que los ingresos durante el fin de semana en Oruro se calculan en unos 23 millones de dólares.
En la región oriental de Bolivia, Santa Cruz de la Sierra es el centro de un Carnaval muy parecido al brasileño, con desfile de reinas en carrozas que semejan los escenarios más diversos que uno pueda imaginar y seguido de exultantes comparsas de incansables bailarines.
El martes de “ch’alla” es otro día de gran importancia para la cultura andina pues es el homenaje a la Pachamama (Madre Tierra) y la dedicación de todo bien que pueda tener una persona. Las ofrendas –a fin de gozar de la protección de esta deidad- incluyen incienso, koa, hojas de coca, tierras de color, fetos de camélidos u ovinos, pétalos de flores, lanas de color, amuletos, todo regado a discreción con alcohol y dispuesto en un brasero.
Las autoridades nacionales, regionales y municipales han dispuesto limitaciones al exceso de consumo de bebidas alcohólicas, característico de los carnavales en Bolivia.
En el nororiente boliviano no se percibe la llegada del carnaval. Las autoridades y los vecinos coincidieron en dejar para más adelante el festejo. Miles de ciudadanos intentarán este largo fin de semana rescatar del agua parte de sus bienes y de sus animales, además de buscar un refugio mientras los ríos vuelvan a su cauce y la tierra comience a secar. La siguiente fase es la de prevenir males como los ocasionados por picaduras de insectos, infecciones respiratorias agudas y enfermedades gastrointestinales.
La “vuelta a la normalidad” se anuncia para el próximo diez de marzo con el bloqueo de carreteras y cierre de fronteras debido a las protestas que preparara el transporte pesado.
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