Diez ‘imperdibles’ para una feria
¿Cómo aconsejar esas diez cosas que no hay que perderse en esta edición de ARCO?
Lo confieso: cada año siento la misma frustración. Después de pasar horas mirando sin tregua, agotada, sin beber ni comer —puro viaje del Dr. Livingston por el corazón de Africa—, decidida a no perderme nada, acaba ARCO, hablo con un amigo y me cuenta que había un Duchamp excepcional que en mis decenas de paseos me ha pasado desapercibido —no es el caso este año, que nadie se preocupe—. ¿Cómo aconsejar entonces esas diez cosas que no hay que perderse en esta edición de ARCO, convocatoria que parece más ordenada y más agradable con la nueva organización, con ese área de descanso diseñada por Andrés Jaque, siempre único en este tipo de propuesta? Además, hay otra cuestión que me parece importante: ¿qué vamos a buscar en ARCO? Quizás por una parte las galerías que ya conocemos, que siempre nos aseguran calidad, y luego las que no conocemos y que pueden ofrecernos sorpresas, supongo.
Sea como fuere todo el mundo acaba siempre hablando de lo mismo, no sé si se han fijado, de modo que cuando uno va a la feria acaba viendo sobre todo aquello de lo que todo el mundo habla. ¿Sirve entonces de algo que en mis top ten cite a los sofisticadísimos dan graham —en los que todo el mundo se paraba admirado—, o la obra maravillosa de Cristina Iglesias en Ivorypress, con un stand muy elegante por cierto; o la siempre llena de sorpresa Helga de Alvear con unos marcel dzaama increíbles; o en Jorge Mara, el galerista tantos años afincado en Madrid con sus artistas siempre especiales, como Sacerdote o Grillo? Mi propuesta entonces será de esas cosas un poco caprichosas que quizás desaparecen entre la maraña y que proponen un paseo que no es sino una propuesta por sorpresas que, seguro, interesarán a muchos de ustedes, o eso espero.
1. La vanguardista
¿Y qué mejor modo de empezar el paseo por la galería Guillermo de Osma , donde se muestra una obra clave a finales de los 30 de Maruja Mallo? Mallo es una de las artistas fetiche de esta galería y, desde luego, por este magnífico cuadro que se expone, uno de los clásicos de la artista gallega, merece la pena el paseo. Entre tantas obras deslumbrantes no puede pasar desapercibido.
2. Un uruguayo en Madrid
En otra de las galerías clásicas de Madrid, Leandro Navarro, hay una delicadísima escultura en madera de Torres García, el artista uruguayo que a su paso por Madrid en los años 30 tuvo mucha influencia en los artistas españoles, incluida la propia Maruja Mallo antes de su partida para Buenos Aires, a través de sus reuniones relacionadas con la revista Círculo y cuadrado. Es un trabajo que recuerda a sus collage y a sus juguetes y, como en la galerías hay obras importantes que atrapan la mirada, es imprescindible no pesar de largo por esta.
3. La clásica de la vanguardia brasileña
¿Se han preguntado alguna vez cuántas artistas de los años 70, fuera del conceptual impuesto, quedan por descubrir? Anna Bella Geiger es uno de esos casos y en esta ocasión la podemos ver en la galería Aural de Alicante en la sección de los Solo Projects. Conocida sobre todo por sus mapas, aquí se expone una obra que vimos en Summa y que si fuera coleccionista me compraría: Brasil nativo, Brasil alienígena. Un must de la feria.
4. Los clásicos de Juana
La verdad es que no sé cómo se las arregla Juana de Aizpuru para tener siempre ases guardados en la manga. En este caso una sorpresa increíble de Art and Language. Luego si se le pregunta, la galerista madrileña le quita importancia, pero claro… ¡estamos hablando de alguien que ha trabajado con Sol Lewitt!
5. Una galería joven esencial
Da igual lo que expongan. De todas las galerías jóvenes de São Paulo, Vermelho es una de las mejores, con artistas tan representativos como Zaccagnini entre sus filas. En esta edición de ARCO tienen, además, un stand grande —siempre se agradecen las apuestas— y han traído a Nicolás Robbio.
6. La obra oculta
Igual pasan y no la ven, así que tengan cuidado. En Espacio Mínimo la artista argentina Liliana Porter ha imaginado unas sombras pintadas en la pared que dibujan a los galeristas y a ella misma. El efecto es tan conseguido que uno pasa de largo creyendo que se trata de eso: de fantasmagorías que desaparecerán cuando alguien se mueva y se retire del foco de luz. En cambio es una obra prodigiosa.
7. Fotógrafos desconocidos
En la galería Espai Visor de Valencia están cada vez los fotógrafos más sofisticados —descubrimientos— y este año, con la obra inquietante del peruano Zeballos, no iba a ser menos. Será, seguramente, porque enfrente de la galería está Mira Bernabeu, él mismo un fotógrafo bien conocido que ha tomado el relevo de Pep Bellonch en este proyecto peculiar de galería de artistas que no sigue en absoluto los modelos tradicionales.
La verdad es que en general la presencia de Finlandia como país invitado ha sido un poco decepcionante. Una excepción luminosa parece IC-98 que, a partir de los versos de la poeta suecoparlante simbolista Edith Södergran, ha realizado una animación refinada. Exige un poco de tiempo en la galería Heino, pero merece la pena detenerse. En la misma línea de sorpresas no dejen de pasar por P74 Gallery de Liubliana: inesperado.
9. La apuesta americana de Henrique Faría
¿Qué decir de esta galería siempre precisa en sus apuestas artísticas procedentes de América Latina? Tampoco esta vez les decepcionará, como nunca lo suele hacer en sus muestras acertadas.
10. Galerías más jóvenes
Una sorpresa agradable han sido The Goma e Ignacio Liprandi —de Buenos Aires— con obras de Ana Santos, en el caso de la primera, y de Rita Ponce de León en el de la segunda, irónicas en ambos casos.
Y aquí acaba la propuesta de paseo por algunas obras o galerías de las que no hablarán muchos, imagino, pero que quizás no se puedan perder.
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