Mujeres marroquíes y españolas, unidas en el arte
La exposición 'Mil caras' en el Centro de Arte Moderno de Tetuán busca puntos de encuentro en la vanguardia de seis artistas
Mil caras se reúnen en una exposición en la ciudad marroquí de Tetuán con el objeto de que haya un encuentro y reconocimiento entre dos miradas y dos culturas: la marroquí y la española, alrededor de la identidad femenina. Y el nombre de la exposición que es la primera temporal del Centro de Arte Moderno, ubicado en la antigua estación de ferrocarril, rinde homenaje a la performance de Clarina Bezzola, The Lady with the thousand faces y tiene vocación itinerante.
El juego que se establece y se propone es el de las miradas entre dos personas y en la complicidad que de ellas pueda surgir. La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, el Instituto Cervantes de Tetuán y la Embajada de España en Marruecos propulsan una muestra que se define como buscadora de aquello que tenemos en común a los dos lados del Estrecho y que se podrá ver hasta el día 31 de enero. Son fotografías, video-instalación, vídeo, instalaciones y un díptico que giran alrededor de la pregunta. ¿qué supone ser una mujer? Socialmente, en sus posibilidades e imaginario, en los límites que se le imponen.
Hay lazos que unen a las seis artistas y otros que las distinguen. "Queríamos artistas con un lenguaje muy contemporáneo, y enfatizar la parte de intercambio. Una manera de ver el mundo similar", señala la comisaria de la muestra, Elena Fernández Manrique. "Las marroquíes están trabajando con premisas muy vanguardistas dentro de una sociedad tradicional", agrega. Un ejemplo de elementos compartidos son esos materiales que se asocian con el universo femenino. Algunas de las obras se enfocan en el hilo, las lanas, las telas, o las agujas y emplean materiales efímeros. Otros que se pueden ver en las obras expuestas son la laca de uñas o el papel. El Mediterráneo como mar que une culturas se concibe como otro de los vínculos.
La obra de Safâa Erruas (Tetuán, 1976) abunda en el empleo de elementos domésticos de aparente fragilidad que provocan sin embargo sensación de violencia. Al blanco del díptico Lison de Erruas, de dos piezas de madera, lo rompen las agujas que se clavan en él y el uso del hilo de aluminio y de algodón. Y lison es una palabra inventada por la artista que se relaciona con el concepto de vínculo, liaison, para una obra creada específicamente para Mil caras.
Amina Benboutcha (Casablanca, 1963) y Zoulikha Bouabdellah (Moscú, 1977) hacen del amor el tema central de sus creaciones. La primera, obsesionada por el ser femenino entre un exterior y un interior en la sociedad contemporánea, refleja con los trozos de vidrio que se adhieren al lienzo, dice Fernández Manrique, la fragilidad de ese sentimiento en su obra Forteresse de 2012. "Representa una fortaleza que alude a cómo nos encerramos en ocasiones. Y esto se refiere también a la identidad", apunta la comisaria.
Bouabdellah, de familia argelina, se crio en Francia y actualmente vive en Marruecos, donde destaca como una de sus artistas más importantes. Así no es sorprendente que en su vídeo Perfection takes times trate de ese entendimiento para el que el paso del tiempo se hace necesario. Bouabdellah presenta también Les Chéris que, con unas dimensiones de nueves metros por cuatro, contiene 365 dibujos sobre papel. Cada uno de ellos corresponde a un día del año y contiene un mensaje en árabe alusivo al amor realizado con laca de uñas de color rojo.
La comisaria Elena Fernández Manrique explica que estas artistas se formaron en la Escuela de Bellas Artes de Tetuán, la única de todo Marruecos. De ahí dieron el salto a Collectif 212, asociación que nació hace diez años para las creadoras emergentes que, aunque en la actualidad ya no permanece activa, realizó una labor importante fuera del circuito de galerías y de museos. Estas artistas fueron pioneras en su país de las acciones urbanas "para llamar la atención sobre el arte contemporáneo".
La comprensión entre culturas y cómo se prejuzga aquello que no se conoce late en este encuentro. Como la cata a ciegas que presentan en su instalación Sauce Tomate Clara Carvajal (Madrid 1970) y María Gimeno (Zamora, 1970), en que un video se sitúa en un habitáculo de forma cuadrada en su exterior y de forma octogonal en su interior en referencia a los lugares de culto cristianos y árabes. Con los ojos vendados, prueban las diversas salsas de tomate elaboradas por sus amigos y emiten juicios a través de simples palabras. "Dulce, salada, extraña...", para una receta que cruza fronteras en sus distintas versiones.
La artista Mónica Ridruejo (San Francisco, California, 1963) alude en sus fotografías a las redes empleadas por los pescadores del Mediterráneo, como metáfora de aquello que se extiende de un lado a otro y que une.
Babelia
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