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Las mil caras de Barba Azul

El colectivo gallego dirigido por Borja Fernández estrena una versión ecléctica y moderna del mito en el Teatro Ensalle de Vigo

El montaje 'Barba Azul' (opereta para un clown y una soprano), dirigida por Borja Fernández.
El montaje 'Barba Azul' (opereta para un clown y una soprano), dirigida por Borja Fernández. Laura Iturralde

Esta semana llega a escena uno de los personajes más brutales de la historia del hombre y uno de los relatos de amor más enfebrecidos que conocen la literatura y la música universal: Barba Azul. Pero este personaje se escapa, es multiforme. Barba Azul o Guilles de Rais, personaje real del siglo XV y quizá uno de los dementes y asesinos en serie más sobrecogedores de la historia. Pero también Barba Azul remozado para la sociedad galante por Charles Perrault en sus Cuentos de la Oca de finales del siglo XVII. O más tarde, a principios del siglo XX, Barba Azul convertido en mito romántico y simbólico en la única ópera que escribió el gran Béla Bartók. O más recientemente, Barba Azul transformado en imposibilidad hecha de movimiento en la versión con la que Pina Bausch fue abucheada a finales de los años ochenta en Francia. Todos estos son algunos de los muchos retazos que la compañía gallega dirigida por Borja Fernández ha ido superponiendo para estrenar mañana su nueva obra en el Teatro Ensalle de Vigo: Barba Azul (opereta para un clown y una soprano).

Una obra hecha desde la libertad y el permitirse en escena. Poliédrico personaje y poliédrica pieza donde cabe el teatro de objetos, la ópera de Bartók, Monteverdi versionado en banjo, la danza, el clown, el esperpento o el teatro “posdramático” donde desaparece el personaje en pos del actor. Creación periférica, sin ayudas públicas pero con el apoyo de un tejido teatral que en Galicia resiste embestidas, cierres y recortes.

Por estar presente, en este bicho escénico, están presente hasta las memorias de uno de los grandes actores del siglo XX: Klaus Kinski, Barba Azul pederasta, adicto al sexo y tendente a la coprolalia… “Queríamos unir todos los personajes que confluyen en Barba Azul”, explica Borja Fernández que también actúa de la obra. “El amigo de Juana de Arco, el demente Mariscal de Francia con enorme poder al que se le permite asesinar a niños en sus orgías satánicas, el hombre profundamente enamorado de la ópera de Bartók, y porqué no: partes de las memorias de Yo necesito amor de Klaus Kinski. Son textos llenos de fuerza, excesivos y bestiales muchas veces. También ha sido fundamental el texto de Juan Antonio Cebrián El mariscal de las tinieblas y el de la francesa Amélie Nothomb. Comencé este trabajo hace un año, en un momento de parón que es cuando la cabeza va a mil. Me gusta mucho toda la fase de documentación y preparación del proyecto y en esta ocasión he tenido tiempo de bucear”, explica Fernández. “Queríamos que el público pudiera transitar y comprender cómo en una misma persona cabe lo más excelso, ese Barba Azul enamorado de Bartók, con lo más depravado”, dice Fernández, que estará en escena junto a Mónica de Nut, cantante de ópera, de jazz y de canto de raíz gallego que lleva años colaborando en proyectos escénicos. Hace poco fue parte del elenco de la Ópera de los tres reales que montó el Centro Dramático Galego, por ejemplo.

“La obra está estructurada por la ópera de Bartók y por la historia simple del cuento de Perrault. La mujer de Barba Azul enamorada de ese personaje que vive en el exceso. Y la curiosidad que la lleva a abrir las siete puertas hasta que descubre tras ellas el alma de Barba Azul”, explica Fernández. “Hemos utilizado el formato de opereta ya que nos permitía que Mónica de Nut llevase toda la parte de canto y la poética y yo la parte más cómica, más sátira, más clown. Ese es el mapa, la guía, a partir de ahí nos salimos cuando queremos”, afirma Fernández. “A mí me encantan los cachivaches, así que todo el espacio está lleno de juguetes rotos, de trozos de cosas, de mogollón de cacharros que hacen ruido, de gelatinas de focos, de postales que he ido reuniendo… Con ellos hemos ido creando una maqueta gigante, que emula los dominios de Barba Azul, su castillo. Hemos construido una maqueta y nos hemos metido dentro”.

Borja Fernández es gallego ecléctico. Intérprete en compañías como Matarile, Chévere o la Fura dels Baus, Fernández montó luego compañía de danza, Belmondo, con la que giró y creó varios solos de danza. Formado en Bellas Artes Fernández también es conocido por su banda de rock Es un Árbol: “Creo que ya pasó, o a mí se me pasó, lo de formar compañías y crear un sello. Ahora creo más en formar un grupo de trabajo, ir a por un proyecto y luego, pues bueno, ya te verás en otra. Es lo que hemos hecho en este trabajo, con Mónica de Nut, con Marta Pazos de la compañía Voadora que está llevando la dirección escénica y con quien he trabajado también mil veces, y con Uxía P. Vaello que se encarga del movimiento escénico”, explica Fernández. “Esto se ha hecho sin ayudas, se ha hecho con el apoyo de la gente y porque aquí, en Galicia, al final hay una treintena de personas que sigue teniendo la necesidad de crear, de hacer y de compartir. El vestuario lo ha hecho una colega, yo invertí para unos foquitos, hemos ido pidiendo sitios para ensayar y menos mal que todavía queda la isla de Teatro Ensalle”, explica Fernández. “La cosa está así, aquí en Galicia cerró La Nasa, cerró Matarile y qué queda, aparte de centros autogestionados como el Liceo Mutante en Pontevedra o La Casa Tomada en La Coruña, donde hay conciertos y alguna vez también teatro, como centros de creación solo están Ensalle y el Centro Dramático Galego, no hay más posibilidades. Nadie le ha echado huevos para abrir un espacio”, espeta.

“Nos hemos centrado más en la historia política y terrible de Guilles de Rais, cómo se le permitió poder asesinar y vejar a más de doscientos niños sin que pasara nada. Pero también esta el Barba Azul “clownesco” de Méliès, el Barba Azul que rebosa amor, incluso el Barba Azul niño. Todos tenemos mil caras”, concluye Fernández.

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