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OBITUARIO

Stan Tracey, leyenda del jazz británico

‘Under milk wood’ es para muchos el mejor disco de las islas

El pianista de jazz Stan Tracey.
El pianista de jazz Stan Tracey.DAVID REDFERN

“¿Alguien aquí se da cuenta de lo bueno que es este tipo?”. La voz rotunda y nasal de Sonny Rollins estalló en los oídos de quienes aplaudían con glacial cortesía al pianista tras uno de sus solos. Stanley William Tracey, simplemente, bajó la mirada y sonrió en señal de agradecimiento. Hoy, el mundo del jazz, le despide con honores de jefe de Estado. Quien ha sido considerado como el mejor músico de jazz inglés de todos los tiempos falleció el pasado viernes a los 86 años de edad, a causa del cáncer.

No lo tuvo fácil en sus comienzos. Haber nacido en una ciudad como Londres, en diciembre de 1926, no constituye la mejor opción para quien viene al mundo con la idea fija de aprender a tocar el piano y convertirse en músico profesional. En los años en que debería haber estado sentado frente a un oscuro y tenaz maestro del instrumento, el joven se preparaba para afrontar una eventual invasión alemana, como miembro en activo de la Real Fuerza Aérea. Buscó consuelo en el acordeón, aprendido a golpe de trinchera, del que se olvidaría muy pronto y sin remordimientos de ningún tipo.

Concluida la guerra, Tracey se dispuso a recuperar el tiempo perdido aprendiendo cuanto debe saberse del piano del mejor modo posible: tocándolo. A nada, estaría surcando los mares a bordo del Queen Mary con la orquesta del veterano Ted Heath, cuya música detestaba. Para entonces, se había convertido a la religión del “gran sacerdote del bebop”, Thelonious Monk. Tracey interpretaba a Monk a la manera elegante y civilizada inglesa. Para entonces, el pianista formaba parte de la sección modernista de la escena jazzística londinense con sede en el club Ronnie Scott’s, fundado en pleno Soho por el saxofonista homónimo. Stan Tracey sería el “pianista de la casa” entre 1960 y 1967 o 1968, dependiendo de las fuentes, lo que le permitiría compartir escenario con Zoot Sims, Ben Webster, Dexter Gordon, Rahsaan Roland Kirk, Freddie Hubbard o Sonny Rollins, con quien registró la banda sonora del film Alfie, protagonizado por Michael Caine. En 1965 grabó Under milk wood, considerado por muchos el mejor disco de jazz jamás grabado en las islas, sobre composiciones originales inspiradas en la pieza de Dylan Thomas; un modelo de elegancia y swing con el inevitable y sutil toque monquiano.

Formaba parte de la sección

El cambio de década coincidió con una crisis personal en el pianista. Se sentía cansado y un tanto desengañado con la profesión de músico y sus servidumbres. Sus años acudiendo cada noche al club de la calle Frith le estaban pasando factura. Se había aficionado a lo que sus biógrafos describen como “estimulantes ilícitos”. Pensó en tomar empleo como cartero, lo que le aseguraría un cómodo retiro. Si no lo hizo, fue gracias al empeño de su mujer, convertida en su public relations y mánager.

De vuelta en los escenarios, Tracey abrazó la causa de los jóvenes airados —Keith Tippett, John Surman, John Stevens, Evan Parker…— criados al calor del emergente free jazz. Cambió a Monk por Cecil Taylor (para, más tarde, volver al primero). Sus dúos con el demasiado olvidado saxofonista Mike Osborne nos revelan su faceta más íntima y poética. Repetiría años más tarde con los también saxofonistas Sal Nistico y Charlie Rouse, exintegrante del cuarteto de Thelonious Monk. Porque siempre se vuelve al primer amor.

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