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Colección multimillonaria y polémica

Una colección de arte clásico y moderno valorada en más de 700 millones de euros está en el corazón de una compleja guerra legal internacional.

Gustav Rau
Gustav RauAgencia EPA

Pese a los esfuerzos de varias fundaciones suizas por pararlo, finalmente se subastó este jueves en Londres parte de la colección que el doctor y coleccionista de arte Gustav Rau (1922-2002, stuttgart, Alemania) donó a UNICEF Alemania tras su muerte en 2002. Las obras se vendieron en la casa de subastas Bonhams por un total de 31 millones de dólares (22,6 millones de euros), gran parte fue gracias al retrato del general François-Henri d'Harcourt que pintó el francés Jean-Honoré Fragonard y por el que se obtuvo cerca de 28 millones de dólares (20,5 millones de euros). El médico suizo, de poblada barba blanca, elegante aspecto bonachón y gafitas de sabio, cedió en 1999 la totalidad de sus obras a la ONG con el compromiso de que estas utilizaran el dinero para subvencionar hospitales infantiles en el Congo. Pero lo que en realidad dejó fue una especie de regalo envenenado que está hoy en el centro de una inmensa batalla legal con ramificaciones en Alemania, Suiza, Londres, Mónaco y Liechtenstein.

Al momento de su muerte, Gustav Rau dejó un entramado de tres fundaciones en Suiza y una en Liechtenstein, la Fundación Crelona, además de una inmensa cantidad de obras en los depósitos del puerto franco de Zúrich. Entre los diversos legados, nombró como beneficiario a UNICEF rama alemana. La organización se comprometió a utilizar los fondos generados por la venta de la Colección Rau para financiar el trabajo de un hospital en Ciriri, Congo, objeto de la “Fundación Rau de Ayuda al Tercer Mundo”.

Retrato del general François-Henri d'Harcourt pintado por Jean-Honoré Fragonard
Retrato del general François-Henri d'Harcourt pintado por Jean-Honoré Fragonard

De hecho, muchas de las obras de la Colección Rau han sido ya vendidas, totalizando saldos de varias docenas de millones de euros, aparte de una cesión al Museo de Remagen, Alemania, de 252 obras hasta el año 2026. Por su parte, UNICEF espera cosechar 161 millones de dólares este año con las subastas de la obra del médico alemán.

La batalla actual de una guerra (que dura ya más de una década) se libra hoy entre las fundaciones que se estiman legítimas guardianas del patrimonio de Gustav Rau dado que argumentan que la cesión de las colecciones no era posible según la legislación helvética y los intereses de UNICEF.

Cabe destacar que tras su muerte hasta se llegó a barajar la tesis del asesinato por envenenamiento. A ello se suman diversos testamentos contradictorios que se convierten en un quebradero de cabeza para sus representantes legales, dado que Rau no ha dejado herederos y nunca se ha casado.

La última palabra corresponderá a los jueces suizos, aunque hasta el momento nada parecía ser capaz de interrumpir esta nueva subasta de la Colección Rau en Londres. Mientras tanto, los hospitales en África esperan el veredicto final que les permita seguir haciendo su trabajo. Las fundaciones suizas legan que Gustav Rau no estaba en sus cabales cuando tomó la mencionada decisión. ¿Pero quién es Gustav Rau?

Hijo de un poderoso industrial, Rau ve la luz en 1922 en Stuttgart. Su padre habría amasado fortuna haciendo jugosos negocios con el Tercer Reich pero su hijo, llamado a servir en la Wehrmacht en 1941, deserta. Esta acción le granjearía la confianza de los Aliados y la posibilidad de seguir al mando de sus empresas tras la derrota nazi.

Los años de la postguerra le convierten en un hombre inmensamente rico, pero que no se sentía del todo a gusto en el mundo de los negocios. Su verdadera vocación eran la medicina y el arte clásico. Es así que en 1969 logra su tardía licencia de médico.

Tras la muerte del padre, viaja al África y se instala en Congo con la intención de consagrarse a la pediatría. Pero en sus ratos libres amasa casi en secreto una colección colosal que compra en subastas y tiendas de medio mundo hasta llegar en 1997 a juntar unos 789 cuadros de grandes maestros, entre los que destacan El Greco, Hodler, Fragonard, Renoir o Monet. Y es en este mismo año que comienzan los problemas.

Instalado en Mónaco, Rau es encontrado delirando por las calles y se le diagnostica una enfermedad degenerativa del sistema nervioso. Las autoridades le declaran incapaz de gestionar su inmensa fortuna en 1999, aunque no consiguen impedir el préstamo de 100 telas para una exposición en Japón de las cuales solo volverían a Europa una docena, a pesar de los esfuerzos del Ministerio del Interior suizo. La situación es tan grave que llega a provocar un escándalo mayúsculo en Suiza, involucrando hasta las más altas instancias del Gobierno federal, acusadas de no saber manejar tan imponente patrimonio.

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