Diane D. Miller, heredera del imperio Disney

Amante del arte y filántropa, la única hija biológica de Walt Disney e inspiración de muchas de las creaciones animadas de su padre falleció esta semana. Diane Disney Miller murió en su casa de Napa (California) tras varias complicaciones ocasionadas por una caída, según informó el amigo de la familia Richard Greene, quien además es coautor de una de las biografías de su progenitor. Tenía 79 años.

Nació en Los Ángeles en 1933, hija de Walter y Lillian. Los periódicos de la época registraron el natalicio con titulares como “Mickey Mouse tiene una hija”. Por aquel entonces, el ratón era, de lejos, el personaje de animación más famoso creado por su progenitor.

Disney Miller fue a la Universidad Pública de California (USC) donde pretendía licenciarse en Filología Inglesa pero tras conocer al que sería su marido, estrella de fútbol americano del centro educativo, abandonó sus estudios. En 1955, Disneylandia abrió sus puertas y la familia se convirtió en uno de los clanes más famosos del mundo durante décadas. A mediados de los ochenta, Disney Miller se trasladó al norte de California, a Napa. Allí se dedicó a diversas actividades de filantropía y mecenazgo. En 1987, donó 50 millones de dólares para construir una nueva sede para la Filarmónica de Los Ángeles, el Walt Disney Concert Hall. Pero los retrasos fueron abundantes y los costes crecieron con el paso del tiempo. Con el apoyo del también filántropo Eli Broad y el entonces alcalde de la ciudad, Richard Riordan, decidió organizar un evento benéfico para conseguir más financiación. Hasta este momento, la hija mayor de Disney se había mantenido al margen de la atención pública, al igual que todas las mujeres de su familia: “Solo éramos tres mujeres: mi madre, mi hermana y yo. Amas de casa, si quiere decirlo así”, explicó en una entrevista. Disney Miller se refería a su hermana adoptiva, Sharon Mae, fallecida en 1993.

El proyecto de la sala de conciertos fue encargado al arquitecto Frank Gehry, cuyos radicales planteamientos estéticos tropezaron con la incomprensión de parte de los patrocinadores de la obra. De no haber sido por el resuelto apoyo de Disney Miller, es dudoso que Gehry hubiera seguido al frente d el proyecto hasta su conclusión.

Porque de hecho, durante una fase de la construcción, Gehry fue despedido. Tras ganar una lucha judicial por la herencia de su madre, Disney Miller logró que el arquitecto volviera a ser contratado para culminar su obra. En total, la familia donó 115 millones de dólares para la sala de la filarmónica angelina. “Ella hizo algo increíble. Estaba destrozado. Tuve que dejar mi trabajo; pero, tras unos días, recibí la llamada. Disney Miller había tomado la decisión de no seguir la construcción sin mí. Era una mujer maravillosa, y continúa siéndolo, para el proyecto, para la música clásica y para el arte en general”, declaró el arquitecto a Los Angeles Times.