El mejor y el peor verano
Por tono, el debut de los guionistas de 'Los descendientes' se acerca a ‘Adventureland’, pero sale perdiendo en la comparación
Junto a Jason Reitman, Alexander Payne quizá encarne en el moderno cine estadounidense la pervivencia del gesto que en su día emprendieron cineastas como Billy Wilder y Preston Sturges: guionistas que, un buen día, decidieron tomar las riendas de su destino creativo y asumir la dirección —y, por tanto, el control creativo del resultado final— de sus escritos para la pantalla. En Los descendientes (2011), adaptación de la novela homónima de Kaui Hart Hemmings, Payne compartió la autoría del guion con Nat Faxon y Jim Rash, dos actores / guionistas con inquietudes que ahora, en El camino de vuelta, se emancipan a su vez y debutan en la dirección de largos, amén de reservarse dos valiosos papeles secundarios en el reparto. El resultado es una película notable, pero la tan inevitable como odiosa comparación con Los descendientes permite ilustrar la distancia existente entre un buen trabajo y una obra excelente: el salto de la escritura y la dirección quizá amplíe el margen de control creativo, pero nunca puede garantizar el nacimiento de una mirada de autor realmente relevante.
El camino de vuelta es un relato de iniciación de fórmula: en el curso de un verano junto al indeseable nuevo novio de su madre —encarnado por un Steve Carell dispuesto a romper su imagen—, un adolescente retraído encontrará su familia de elección entre los responsables de un desastrado parque acuático. Sam Rockwell, en uno de esos papeles diseñados para meterse al respetable en el bolsillo y no sacarlo de ahí en todo el metraje, ejerce las funciones de versión inocua de Long John Silver, padre ambiguo y educador alternativo de un protagonista que germinará tras unas vacaciones que podrían, de hecho, ser las peores y mejores de su vida.
EL CAMINO DE VUELTA
Dirección: Nat Faxon, Jim Rash.
Intérpretes: Steve Carell, Toni Collette, Liam James, Allison Janney, Sam Rockwell, Maya Rudolph, Amanda Peet.
Género: drama. EE UU, 2013.
Duración: 103 minutos.
El parque acuático como microcosmos donde se decide la pérdida de la inocencia y se intuyen los desafíos de la madurez permite relacionar esta película con Adventureland (2009) de Greg Mottola, pero El camino de vuelta sale perdiendo con la comparación: a Faxon y Rash les motiva más articular un ejercicio de carisma filoindie que ahondar en la esencia de su material.
Babelia
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