Bajo la influencia
La protagonista de la película de Coll es una casi cuarentona a la deriva: la vida es así de perra y la mente, de indescifrable
Hay títulos que clavan la esencia, el desarrollo y el poder de una película. Todos quieren lo mejor para ella, desbordante, profundamente adulta segunda película de la joven Mar Coll (Barcelona, 1981), es uno de esos casos. Porque, además, no basta con saber leer el título; hay que saber desentrañarlo. Perfecto. También se podría haber bautizado Una mujer bajo la influencia,pero ese título ya estaba cogido; por un tal John Cassavetes, que también sabía algo de esto: de crisis, de mujeres, de sociedades que quieren ayudar y solo martillean para hundir aún más.
La protagonista de la película de Coll es una casi cuarentona a la deriva; por los accidentes de la existencia, por sus propios errores, por los errores de los que la rodean. La vida es así de perra y la mente, de indescifrable. Como en la excelente Cautivo del deseo (película de John Cromwell, basada en la novela de Somerset Maugham Servidumbre humana) o en el corto de Javier Rebollo En camas separadas, Coll utiliza una cojera física (literal) para hablar de una cojera mental. No solo eso. Como en su notable debut, Tres días con la familia (2009), la directora dibuja un retrato de los que la rodean apabullante y sutil, en la que con cuatro trazos se conoce perfectamente de dónde cojea cada uno. Porque aquí cojean todos. Y además, acompañado de un soterrado sentido del humor, desde las neuras de una de las hermanas hasta esa reunión-entrevista de trabajo que, aunque real, parece sacada de la planta siete y media de Cómo ser John Malkovich.
TODOS QUEREMOS LO MEJOR PARA ELLA
Dirección: Mar Coll.
Intérpretes: Nora Navas, Valeria Bertuccelli, Pau Durà.
Género: drama. España, 2013.
Duración: 100 minutos.
Salvo en la conversación con la madre de Bertuccelli, la información surge sin forzamientos, y la cadencia (casi) siempre es magnífica. Y mientras, los acompañamientos formales también ayudan, caso de los colores y diseños del vestuario de Nora Navas (actriz impresionante en cada gesto, en cada tartamudeo), o del insólito tratamiento musical, maravilloso en la elección de temas aunque quizá discutible en el modo de cerrar algunos de ellos.
Película de contrastes, donde la reflexión, el orden y la fachada se dan de bruces contra la espontaneidad (a veces, más falsa aún que lo meditado), con la crisis económica de soslayo, Todos quieren lo mejor para ella confirma a Mar Coll no como una joven a seguir, sino como una cineasta mayor.
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