_
_
_
_

Un salón de artistas muy colombiano, pero sin fronteras

Se renueva (otra vez) la cita más vieja de las artes visuales en Colombia 108 artistas colombianos e internacionales muestran sus obras en Medellín

Salón Nacional de Artistas Colombia
Salón Nacional de Artistas Colombia

Setenta y tres años y cuarenta y tres versiones respaldan al emblemático Salón Nacional de Artistas Colombianos, una cita que durante décadas ha sido considerada el termómetro del arte en el país y que en esta edición ha introducido a su marca registrada un polémico (inter) –así entre paréntesis y en minúsculas–. “El salón es suficientemente maduro, suficientemente viejo, para tener esa actitud despreocupada y abierta al cambio, a repensarse, a tomar riesgos”, explicó la directora artística del 43SNA, Mariangela Méndez, durante el lanzamiento.

Este espacio de las artes colombianas ha llevado sobre sus hombros la responsabilidad de ser la plataforma de mayor proyección para los creadores colombianos. La muestra es que de allí han salido nombres tan emblemáticos como los escultores Fernando Botero y Doris Salcedo. Pero en esta edición los curadores han decidido arriesgarse en mostrar un tipo de producción, “no toda, ni necesariamente la mejor, ni la única, pero si un conjunto del arte que se produce a nivel nacional e internacional”, agregó Méndez en Medellín, sede del Salón hasta el próximo 3 de noviembre.

Este espacio ha llevado sobre sus hombros la responsabilidad de ser la plataforma de mayor proyección para los creadores colombianos

Lo cierto es que desde hace dos ediciones, este evento ha tenido un ingrediente internacional, pero no es el único cambio que ha experimentado para mantenerse vigente. Su historia ha estado atravesada por interrupciones y continuas revisiones, por la creación de salones regionales, por cambios en el formato y mucha polémica. Se pasó de una selección de artistas hecha por un jurado que premiaba al mejor, a exposiciones a cargo de un equipo curatorial. Ahora todos los artistas seleccionados reciben un reconocimiento y los organizadores corren con todos los gastos.

“Desde 1998 comenzaron los grandes debates en torno a que si el formato de Salón representaba lo que se entiende por arte en la modernidad. Ahora, intentando aprender de los errores se ha introducido, por ejemplo, el inter, porque queremos darle más contexto al público”, explica Jaime Cerón, asesor de Artes Visuales del Ministerio de Cultura. Se pasó de un evento de 300 artistas, con más de 20 exposiciones en hasta 14 lugares, a uno de 108 concentrados en cuatro espacios. “De una Salón agotador de ver se pasó a uno que se puede ver”, afirma Cerón.

En esta versión 43, el equipo de selección lo integran cinco curadores, dos internacionales y tres colombianos, quienes han planteado el diálogo entre lo nacional y lo foráneo con un enfoque que han llamado saber-desconocer, dos conceptos aparentemente contradictorios, pero que buscan, según sus curadores, “una exploración doble tanto de la tradición como de la necesidad de escapar de un contexto e ir tras la búsqueda de lo desconocido”. Para la directora artística son dos caras: “Una luminosa, clara y diáfana, otra incomprensible, oscura e inaccesible”.

Son 64 obras colombianas y 44 extranjeras entre instalaciones, esculturas, videos, piezas de audio, fotografías y pinturas, distribuidas en cuatro espacios de Medellín. Entre los colombianos está Libia Posada (1959), artista y médica cirujana de gran trayectoria. Su obra, Hierba de sal y tierra es un espacio muy blanco, ascético. “Se trata de ese ‘otro espacio’ que es el de la ciencia dura, el del saber médico, rodeado de mobiliario hospitalario pero con plantas medicinales tradicionales”, explica la artista, en una invitación a juntar dos los saberes.

También hay artistas jóvenes como la colombiana María José Arjona que vive en Nueva York. Su obra es un performance de 24 horas en donde la vida, el consumo y la muerte se muestran como fuerzas en juego. Ella camina hasta el extremo de una mesa, amasa bolas de maíz y las muerde. “Hace alusión a las víctimas desconocidas, a la carencia de información sobre diferentes eventos que han rodeado el ambiente nacional”, cuenta.

A la lista se suma Fredy Alzate (1975), un artista colombiano emergente. Su escultura Geografías Desechas está hecha de llantas instaladas en el jardín botánico de Medellín. “Venía trabajando sobre geografías que se han generado por la acumulación de desechos, que crecen a las afueras de ciudades”, cuenta Alzate, que centra su trabajo en el concepto del futuro no deseado.

Entre los artistas internacionales está la guatemalteca Regina José Galindo (1974), con un performance que recrea la idea de la muerte: un grupo de personas hacen turno, en silencio, para cargar la muerte, conscientes de que en la vida real, a cada quien le toca su turno. “Hace un puente entre Guatemala y Colombia, dos países que han sufrido grandes conflictos sociales debido a la guerra interna y abre el debate de las negociaciones de paz”, explica la artista.

Por su parte, el mexicano Jorge Méndez Blake (1974), presenta una instalación compuesta por un mural y una serie de volúmenes de ladrillos en el que una mujer camina mientras lee. El mural hace alusión a una biblioteca y lo que lee la mujer, en realidad no se puede leer. “Todos los elementos que componen mi obra tienen en común la idea de fragilidad, lo que de alguna manera refleja esta complejidad de nuestro acceso a la cultura”, dice.

Visto desde afuera, internacionalizar el Salón puede parecer algo lógico, pero ha generado debate local, ya que algunos artistas consideran que el Salón es nacional, así fue concebido y así debe quedarse. Otra cosa es hacer muestras internacionales, sin mezclar lo uno con lo otro. Sin embargo, los elegidos para esta edición 43 piensan lo contrario. “Hoy en día es difícil hablar de localismos y como artistas tenemos que estar abiertos a la discusión en un contexto más amplio”, dice Méndez Blake. Lo mismo cree María José Arjona: “Establecer diálogos es parte de fortalecer lo local, de ser democráticos”.

Para Posada, el sinsabor de algunos artistas se debe a “esa sensación de que está lo internacional pero no estoy yo”, haciendo alusión a que las oportunidades para que los artistas –sobre todo los regionales– puedan participar en buenas exposiciones, no abundan en Colombia.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_