Los Beatles en América: la enorme huella de Dylan, el chasco con Elvis
En sus cuatro giras por Estados Unidos, los Beatles recibieron influencias que les hicieron crecer y elevaron su ambición. Al regreso les salió una obra maestra: 'Rubber soul'
No llevaban ni un año en la primera fila. Volvían de actuar en París, ciudad en la que todavía podían salir a la calle. Sin embargo, cuando en febrero de 1964 The Beatles aterrizaron en Nueva York, miles de personas les recibieron en el aeropuerto, otras tantas les arroparon camino del hotel y a cada paso que daban una multitud les perseguía. Una llegada triunfal sin precedentes. Brian Epstein acertó en su estrategia: dio prioridad a copar los medios de comunicación. Entre febrero de 1964 y agosto de 1966, la banda hizo cuatro giras por Estados Unidos.
En el tercero de esos viajes se produjo el esperado encuentro con Elvis Presley, que para los de Liverpool era un ídolo. Fue en su residencia en Los Ángeles el 27 de agosto de 1965, sin cámaras aunque con todo el séquito del artista de Memphis. Se celebró una breve jam session que si se hubiera grabado valdría millones. Pero no hubo sintonía. Lennon dijo al salir: "No puede ser que ese tío fuera Elvis, era otra persona". Después, Presley escribió al presidente Nixon señalando a los Beatles como una mala influencia por sus simpatías izquierdistas y llamando a combatir "el elemento hippy". Sin embargo, también versionó sus canciones. Ya fallecido el rey, John dijo que Elvis había muerto el día que se alistó al Ejército (en 1958).
El encuentro que abrió los horizontes de The Beatles fue con Bob Dylan, quien fue a visitarles de la mano de un periodista a su hotel neoyorquino en agosto de 1964. Acabaron compartiendo confidencias y, es sabido, sustancias prohibidas. Después de conocer a Dylan (y a los Byrds, y a The Beach Boys), los Beatles se alejaron de la simplicidad de su pop inicial y ganaron en ambición. Es más discutible que fuera el influjo de los ingleses lo que llevó a Dylan hacia el rock eléctrico un año después. Estos son cinco momentos clave de esta etapa americana:
En el plató de los récords. En su primera visita a EE UU, The Beatles fueron de cabeza a la televisión. En febrero de 1963 actuaron dos veces para The Ed Sullivan Show, en Nueva York y en Miami. Su primer show batió récords históricos de audiencia, con 73 millones de espectadores. Una de las piezas interpretadas era este This boy, la cara B de I wanna hold your hand, que fue recuperada por el documental Anthology.
Los grandes conciertos. Los Beatles empezaron a llenar grandes recintos en sus giras norteamericanas, lo que animó a otras bandas inglesas (los Rolling Stones al frente) a seguir sus pasos. Interpretaban sobre todo su repertorio propio, que ya es notable, pero insisten en los homenajes a los pioneros del rock, como este Roll Over Beethoven, de su admirado Chuck Berry, interpretado en Washington en 1964.
Floja película, canciones para la historia. Help!, la segunda película de los Beatles, lanzada en 1965, tiene un argumento tontorrón, sin el punto transgresor que salvaba A hard day's night. Se les quedaron pocas ganas de hacer más cine. Sin embargo, su música ha evolucionado y para esa película crean sus composiciones más brillantes hasta el momento. Una es la que da nombre al álbum, de Lennon. La otra es la canción más versionada de la historia: una inmortal Yesterday, de McCartney.
Risas ante un estadio que no les escucha. El concierto en el Shea Stadium de Nueva York, el 15 de agosto de 1965, marcó un hito, porque era la primera vez que una banda de rock ocupaba un gran recinto deportivo. Ante 55.000 personas que no paraban de chillar, los Beatles llegaron en helicóptero y dieron un concierto breve (doce canciones), que ni músicos ni público podían escuchar. En un momento, los Beatles se parten de risa ante la circunstancia y un Lennon desatado toca el piano con los codos en este I'm down. Se divierten pero son conscientes de que su sonido no es ni puede ser bueno. Un año después, tras una actuación en San Francisco, decidieron, sabiamente, dedicarse por completo a crear los mejores discos de la historia.
Aires folk en un disco redondo. La influencia de Bob Dylan es patente en Rubber soul, álbum lanzado a finales de 1965 y que abre su etapa más brillante. Desengañados del directo, buscan y logran un salto de calidad en el estudio y una mayor profundidad en sus letras. Entre joyas como Michelle, Girl, Nowhere man o Norwegian wood aparece este In my life, que escribe Lennon en tono autobiográfico. John dijo después que esa fue su primer texto serio, y que fue la obra de Dylan la que le llevó hasta ahí. "Hasta entonces hacía letras de usar y tirar", admitió.
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