Morante en Ronda: el acabose... o casi
El diestro se encierra hoy con seis toros de Domecq entre una enorme expectación Lleva 27 días apartado de los ruedos
La ciudad de Ronda es un hervidero de gente. Es el centro del toreo moderno, que se dice cada año, cuando se acercan las fiestas en honor de Pedro Romero y la tradicional corrida goyesca, que cumple hoy su LVII edición.
Literalmente, en las calles no cabe un alfiler. Hace días que se agotaron todas las reservas hoteleras en la ciudad y sus alrededores, y que se colgó el cartel de no hay billetes en los viejos muros de la bicentenaria plaza de toros. Y todo, porque el torero sevillano José Antonio Morante de la Puebla se encierra esta tarde en solitario con seis astados de la afamada ganadería de Juan Pedro Domecq, en uno de los hitos de la temporada taurina.
Para este babel de aficionados llegados de todas las partes del mundo, Morante es hoy el rey de Ronda, que no el maestro, título que posee en exclusividad don Antonio, torero nacido en esta tierra y más conocido como Ordóñez, alma y vida de este festejo.
Si Morante es en sí mismo uno de los grandes reclamos de la fiesta de los toros, el hecho de que hoy reaparezca después de 27 días apartado de los ruedos a causa de una grave cornada en su muslo izquierdo concede al evento un morbo y una relevancia especiales. Quizá por eso, los tendidos rondeños estarán atestados por unos pocos aficionados, algunas caras conocidas que acuden de gorra y muchos espectadores de todo pelaje y alta condición adquisitiva, pues no en vano han debido pagar en taquilla entre 70 y 150 euros para sentarse en las históricas y duras piedras. En la calle, los curiosos son multitud y se conforman con el espectáculo gratis de confirmar si aquella melena nevada que se atisba en la bulla pertenece o no a la Duquesa de Alba, o admirar a las cuadrillas, que acuden al coso en coches de caballos que a duras penas se abren paso entre la gente.
Pero el monarca absoluto de esta jornada es el torero sevillano, que hará el paseíllo con un vendaje especial en la pierna izquierda que le ha preparado su fisioterapeuta personal. Con él se ha sometido a duras sesiones de rehabilitación tras los cuidados recibidos en la enfermería de la plaza de Huesca, donde el torero fue corneado el 11 de agosto, y en una clínica de Zaragoza, donde estuvo ingresado una semana. Ante la gravedad de la herida —con tres trayectorias de 30, 15 y 20 centímetros—, los médicos estimaron en un mes el periodo de reposo, tiempo en el que Morante ha perdido diez corridas y ha descompuesto más de una feria importante que descansaba en la importancia de su nombre.
Quizá, lo que ya se ha olvidado es que el origen de la corrida de hoy es una medalla, o la consecuencia extraña de esas paradojas inexplicables que tiene la vida.Todo comenzó cuando Rivera Ordóñez, torero en activo entonces y empresario de la plaza rondeña, recibió en 2009 la medalla al Mérito de las Bellas Artes. Morante sufrió un ataque de sinceridad y dijo aquello de que “me parece una vergüenza que se la hayan concedido”. Y se armó la marimorena: ruptura radical de relaciones; el hermano de Rivera, Cayetano, veta a Morante en los ruedos, y dura reprimenda de su apoderado, Curro Vázquez, al torero.
Pero, meses más tarde, Vázquez se convierte en mentor de Morante, lo que facilitó un posible acercamiento, que no llegaría hasta la feria de Sevilla de este año, cuando Morante le brinda un toro a Rivera y ambos echan pelillos a la mar. Días después se fotografiaron juntos en una fiesta campera de acoso y derribo, y de aquella nueva etapa amistosa surgió la propuesta de esta corrida en solitario, que a punto ha estado de irse al traste por culpa de un toro de Gerardo Ortega.
Llegó, pues, el día de la reconciliación definitiva.
Ya se sabe que en esta corrida no importa el toro, sino la pasarela social, pero es cierto que encierra una historia que la convierte en cita ineludible para todos los toreros, para algunos aficionados y para muchos curiosos que, a buen seguro, desconocen que la tarde de hoy es posible gracias a una polémica medalla. Lo que son las cosas…
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