El único y auténtico León

El cineasta Bernardo Bertolucci es el presidente del jurado de la 70ª edición de la Mostra. No puede dar declaraciones ni mucho menos comentar amigos su película favorita. Y, sin embargo, habla al público a través de un documental, Bertolucci on Bertolucci, de Luca Guadagnino y Walter Fasano, proyectado en la cuarta jornada del festival, en la sección Venecia clásicos.

Gracias a un inteligente montaje, que mezcla imágenes con declaraciones en primera persona, el cineasta narra sus pensamientos, pasiones y anécdotas. Un viaje a la trayectoria del gran autor del Novecento; un trayecto coherente, siguiendo los pasos claves de su vida: el éxito de El conformista; la censura por El último tango en París y el aguacero de Oscar por El último emperador. El documental es un ensayo cinematográfico, una de las grandes sorpresas del festival, realizado a cuatro manos por Guadagnino, director, guionista y productor, ya miembro del jurado en la 67ª Mostra, y Fasano, montador y guionista. Hubo grandes aplausos durante la proyección en la Sala Casino. Durante dos años y medio, los autores desempolvaron 300 horas de imágenes, halladas en los archivos audiovisuales franceses, la BBC de Londres, la Rai y el Instituto Luce de Roma.

Resulta raro ver a este hombre, alto y fuerte, moviéndose despacio por el Lido, trepado en una silla de ruedas eléctrica. El filme es una declaración de amor al Cine escrito con mayúscula y a las ganas de vivir de Bertolucci, con sus 72 años y su enfermedad a cuestas. “Bernardo es todavía un hombre bellísimo, pese a su vida, condicionada porque no se mueve como antes. Lo he visto hace poco, bronceado. La elegancia de su cuerpo ha entrado en la silla de ruedas. Es una persona muy inteligente, que con la ironía ha sabido afrontar la vida y el cine, y en esas condiciones físicas ha rodado su última película, Tú y yo. Le ha gustado mucho el documental. Eso sí, nos ha pedido eliminar una secuencia de cinco minutos porque, según él, aparecía menos sexy. Seguimos su recomendación para devolverle la belleza. Es un poco narcisista en el buen sentido de la palabra”, explica Guadagnino.

El documental propone muchas sorpresas de la vida artística de uno de los grandes directores del cine europeo durante décadas, premiado, entre otros galardones, con el León de Oro a la carrera en la 64ª edición del festival veneciano. “Hemos descubierto que Bernardo es un gran actor. Posee una capacidad enorme de interpretación, capaz de aplastar a actores consagrados”, comenta el realizador. Por otra parte, confiesa, indagar en Bertolucci no ha sido una tarea simple. “A veces es difícil reconocerlo porque parece personas diferentes. Es un cuentista maravilloso y profundo. Su voz ha cambiado en el tiempo, lo mismo que su aspecto físico, pero su mirada es potente, lo mismo que su inteligencia y capacidad de expresión. Es una persona de gran cultura. Vamos, merendaba con Pasolini”.

Esa forma hermosa, única y poética de contar la vida de Bertolucci está muy relacionada con su modo tan singular de usar la cámara. “Mientras la mueve, utiliza el espacio y da indicaciones a los actores como si escribiera una poesía. Y un detalle: no permite que nadie le interrumpa cuando la cámara está en movimiento. Posee un lenguaje particular que lo considera su saco personal. Es un lenguaje mágico muy diferente del cine de los años ochenta, incapaz de contar la realidad, una época en la cual la cámara ya no era un objeto mágico, como en el cine de Bertolucci”. Gajes del oficio, aprendidos en parte cuando hacía de ayudante de dirección al lado de Pasolini.

Leones hay muchos en Venecia. Tan solo en la Plaza de San Marcos hay 14. Por estos días y hasta el 7 de septiembre, último día del certamen, por el Lido pasea Bertolucci, viejo león de cine con las ganas de vivir de siempre. “Hay que dejarse llevar por la joie de vivre y dejar las puertas abiertas a la realidad”, dice el cineasta en una parte del documental, citando a Renoir.