Al abrigo de los versos
Un poeta tinerfeño y veintiañero que busca en su lírica imágenes impactantes y con contrastes
“No creo que pueda ponerse y quitarse uno la poesía como un abrigo cuando le plazca. Duermo con ella y me despierto con ella”. Para Agustín Hernández Díaz (1987, Tenerife), la vida y los versos comparten la misma carne. A este poeta tinerfeño, que antes de atacar la pluma se quita el reloj y se sumerge en la música, le gusta estructurar su obra con imágenes “impactantes” y llenas de “contrastes”.
En su poemario Yubarta, por el que Hernández ha sido seleccionado para esta segunda parte de Se busca talento, abundan esta clase de alegorías intensas: “Me sobran venas para poblarlas”, “tan reinventada de tripas” o “agarrando el horror de su vientre”.
si tienes algo que decir, lo dirás en cualquier momento y lugar
Pero el poeta no busca conectarse con el sentir del desgarro español. Su intención es más individualista: “El dolor es el que es. Cada persona lo afronta de la manera que puede, sea español o no”. El verso libre es el arma que elige Hernández para expresar estas emociones: “Me permite crear cortes y repeticiones cuando lo considero necesario o darle una mayor rapidez y sencillez a mi estilo”.
E igual de libre que su verso es el lugar donde elige dar rienda suelta a su inspiración. Aunque la mayoría de las veces compone en su escritorio, Hernández no tiene ninguna predilección por un espacio creativo concreto: “Pienso que lo que menos importa a la hora de escribir es el lugar. Si tienes algo que decir, lo dirás en cualquier momento y en cualquier lugar”. De lo que sí es amante incondicional es de Tenerife y de Canarias, que describe como “un lugar privilegiado para vivir y escribir”.
No estaba en los planes de infancia de Hernández el dedicarse a la literatura: “Yo no lo llamaría vocación en sí, sino más bien algo que se ha ido gestando con el tiempo. La idea de tener algo que decir ha sido expresarlo a través de la poesía”. De hecho, el autor canario está cursando un máster de Historia y no “tiene en mente” de momento hacer de las letras su profesión.
Su hermana fue su referente de infancia, porque le ayudó a configurar su variopinto gusto artístico, que va de músicos como Pearl Jam y Led Zeppelin a literatos como Charles Bukowski, William Blake o Manuel Vilas, del que le fascinó Resurrección (Visor Libros).
En la senda del aprendizaje, Hernández ha tenido un mentor, David Guijosa, “uno de los mejores poetas canarios de su generación”. Con él aprendió a dar “solidez y seriedad” a su escritura y a trabar amistades con personas interesadas en la lírica.
Con cuatro poemarios premiados ya a sus espaldas —Cenestesia, El caer de los lobos, Furor Belli y Todas las veces que la quise al sol, más el compuesto para esta convocatoria, Yubarta, con poemas de estos cuatro y una última composición inédita—, Agustín Hernández espera que este escaparate le sirva para dar a conocer su obra.
Si fuese así, se atrevería a retos mayores y dedicarle más tiempo a la creación. Pero con su abrigo de versos sobre los hombros, este poeta veinteañero está tranquilo, pues sabe dónde encontrar la inspiración: “En lo que me rodea. Ni más ni menos”.
Vivir entre páginas
"Soy Tiberio en Rodas". "Soy el tacto del cañón que sangró Hemingway y heredó Kurt". ""Soy el tigre de Blake y el de Borges". Son versos del poema que abre Yubarta, sin título, y que ganó el primer premio en el Certamen Cruzarte.
Agustín Hernández valora la intensidad de las experiencias literarias asumidas como experiencias vitales, como en la voz poética de estos versos: "En mi caso sí es cierto que los diferentes autores o músicos me han servido como reflejo de lo que he sentido o pensado en diferentes etapas de mi vida. Lo que es indudable es que los libros te transportan".
El cierre de este poema, tras encarnarse en Bob Dylan, Sócrates o Eddie Vedder, el vocalista y compositor de Pearl Jam: "Soy mi dolor completo. Tengo fuerzas para abandonar mi sangre".
Babelia
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