Enlatadoras de arte
Las fotógrafas Marinela Forcadell y Lola Barcia desde hace 5 años viajan por el mundo tomando imágenes con envases
Cuando sonó el teléfono en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, Marinela Forcadell y Lola Barcia estaban “enlatando niños”. Unos 300, de cinco a 12 años, recuerda Barcia. En el lenguaje de este dúo de fotógrafas valencianas, “enlatar” o “cocinar” significa fotografiar. Pero no cualquier tipo de foto. Por eso, se definen como “fotolateras”. En el tiempo de la instantánea digital capturan imágenes como si vivieran hace siglos: con latas. De café, de cacao y de té. Las pintan de negro en el interior y les hacen un hueco por donde entra la luz que permitirá fijar la imagen. “Este agujerito permanece abierto por lo menos 60 segundos para cada fotografía. No capturamos el instante, sino el momento. La imagen es tomada mientras suceden cosas en el exterior. Es algo lento, como la cocina”, compara Forcadell. Es el trabajo que han enviado para la serie Se busca talento, de EL PAÍS, con la intención de dar visibilidad a su proyecto Ciudades enlatadas y difundir la técnica estenopeica y su forma de viajar despacio: “Queremos hacer reflexionar a la gente y darle una nueva visión del mundo”.
Con esta técnica Forcadell (1969) y Barcia (1968) viajan por el mundo llevando una valija con 45 latas. Mientras Barcia está especializada en colocar el envase para encuadrar el objeto deseado, su compañera controla el tiempo que la foto tarda en “cocinarse”. Suelen pasarse un día fotografiando un escenario. Por la noche, cuando sumergen el papel fotosensible en el líquido revelador del laboratorio improvisado en el baño del hotel, lo que empieza a dibujarse poco a poco es fantástico. Lugares con un gran flujo de personas como la plaza de Notre Dame, en París, aparecen deshabitados: el movimiento constante de los transeúntes en los escenarios no les permite ser registrados en una cámara de larga exposición. Buscan los espacios vacíos de las ciudades, aunque estén llenos de gente. Una experiencia que ya ha sido expuesta en la Atrium Gallery, de Londres, el Kowasa Gallery de Barcelona y el Arte Fiera de Boloña.
Hace cinco años que las dos se dedican enteramente a la fotografía estenopeica. Barcia estudió Bellas Artes, aunque no llegó a graduarse, y para Forcadell, que trabajaba en marketing pero siempre echándole un vistazo a las artes, esta modalidad fue la motivación para cambiar de área de actuación. El alto coste que supone enlatar ciudades lo financian por medio de talleres donde enseñan a la gente a sacar imágenes con estos objetos generalmente condenados a la basura o al reciclaje. Ven la fotografía como algo que permite “reflexionar mucho más que un vídeo” y que está subiendo peldaños para ser valorada igual que un arte como la pintura. La inspiración les viene de fotógrafos como Annie Leibovitz, Cristina García Rodero, Diane Arbus, Alberto García Alix, Miroslav Tichy y Chema Madoz.
La dedicación de las fotolateras a su proyecto ya se ha convertido en una filosofía de vida. “Hacer fotografías con latas nos ha cambiado todo”, comenta Barcia. “En un momento como el actual, de prisas y color, la vuelta a lo lento, al pensamiento y al blanco y negro nos atrajo desde el principio”.
La fotografía estenopeica
Una de las primeras técnicas utilizadas en la fotografía, la estonopeica permite realizar imágenes sin utilizar lentes u objetivos. Las cámaras suelen ser artesanales, como las utilizadas por las Fotolateras de Valencia: latas de aluminio, cajas de cartón y de cerillas, botes u otros objetos en los cuáles sea posible cerrar el paso de la luz son utilizados como materia prima para fabricar el aparato. La luz entra en la cámara a través de un pequeño agujerito llamado estenopo y permite fijar la imagen en el papel fotográfico.
Esta técnica rústica e independiente dentro de la fotografía es utilizada por una legión de seguidores que buscan volver a los origines de la fotografía y obtener retratos en blanco y negro imposibles de ser conseguidos con cámaras comunes. “En la fotografía estenopeica necesitamos mucho tiempo, y bien calculado. La foto necesita por lo menos medio minuto o un minuto de exposición. En medio minuto muchas cosas pueden suceder frente a la cámara. Eso te hace vivir la fotografía”, explica Forcadell, una de las Fotolateras.
Babelia
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