Los músicos también leen
En el ecuador de la Feria del Libro de Madrid dedicamos esta sección a aquellas canciones y discos que beben de la literatura para inspirar sus acordes
Tras un breve y nada científico rastreo por Internet intentando averiguar si es verdad eso de la cultura transversal, hemos concluido que los músicos leen, y les gusta mucho la literatura fantástica. H.P. Lovecraft encabeza las quinielas de canciones inspiradas en su literatura. Aunque la lista que les ofrecemos en el monográfico de esta semana intentará ser tan caleidoscópica como una tarde entre las casetas de la Feria del Libro de Madrid.
The ghost of Tom Joad, Bruce Springsteen
La canción titula el undécimo álbum de Bruce Springsteen que apareció en el invierno de 1995. El músico recurre al personaje Tom Joad, de la novela clásica de John Steinbeck Las uvas de la ira, no solo para identificar su disco, sino como parte de la letra. Springsteen optó por un sonido folk, que tiempo después Rage Against the Machine retomó con furia en su particular versión. Lo que no fue impedimento para que ambas bandas se unieran en concierto en alguna que otra ocasión.
Sunny side of the lake, Walnut Surprise
En teoría, Walnut Surprise –y The Traumatics– no existen. O como mucho, solo sobre el papel: son invenciones del escritor Jonathan Franzen para su obra Libertad. Alguien se tomó la molestia – quizá fuese una estrategia promocional– de grabar las canciones de los dos grupos del protagonista Richard Katz. Todas las composiciones de estas bandas ficticias, una de folk y otra nacida en los últimos años del punk, aparecen en la novela de una u otra forma. Pero también suenan de verdad.
Gulliver, Joaquín Sabina
Un día los enanos se rebelarán contra Gulliver. / Todos los hombres de corazón diminuto / armados con palos y con hoces / asaltarán al único gigante
Joaquín Sabina recurrió en 1980 al personaje de Jonathan Swift para escribir y musicar una loa con tintes más de lucha proletaria que de fantasía de enanos y gigantes. Gulliver formó parte del segundo disco del autor, Malas compañías.
Save Ginny Weasley, Harry and The Potters
Este dúo estadounidense se hizo un nombre en todo tipo de convenciones y congresos para fans de la literatura juvenil y fantástica. Actúan disfrazados de Harry Potter y en sus canciones reviven en plan indie pasajes, evidentemente, protagonizados por el joven mago. Así, entre su repertorio hay odas hacia el adolescente y sus camaradas, canciones que avierten sobre el mal uso de las artes oscuras y títulos como Voldemort no puede parar el rock o Mi profesor es un hombre lobo.
Ultraviolet catastrophe, Hola a Todo el Mundo
Empezaron cantando un folk en inglés en pleno auge de bandas como Fleet Foxes o Bon Iver, pero, de repente, sin previo aviso, decidieron cambiar el banjo por los sintetizadores. Los madrileños Hola a Todo el Mundo bautizaron el experimento con el nombre Ultraviolet catastrophe y aseguraron que las letras estaban basadas en un poema en 10 partes de un autor llamado Roy Tiger Milton desaparecido en 1997. “Es una visión apocalíptica del ser humano. Su métrica, y su ritmo se adaptan muy bien a nuestra forma de hacer música, y siempre hemos intentado hacer las cosas alrededor de un concepto”, confesaron en una entrevista publicada en EL PAÍS. Otro triquiñuela. Roy Tiger Milton no existe, ni se le espera. Las culpas y las malas críticas, para otros.
I want to go to the beach, Iggy Pop
De aullar y de contonearse sobre el escenario, Iggy Pop pasó a deleitarse con el jazz y a descubrir la obra de un enfant terrible de la literatura europea como Michel Houellebecq. En un giro incomprendido, el antaño cantante de I wanna be your dog grabó hace pocos años un disco, Préliminaires, basado en La posibilidad de una isla, del autor francés. Como el protagonista de la novela, el bueno de Iggy ha manifestado su aburrimiento vital en más de una ocasión.Y el mejor refugio lo encontró entre los libros y en la chanson.
Babelia
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