Storm Thorgerson, diseñador, el rostro de Pink Floyd
Algunas de sus portadas forman parte sustancial de la experiencia estética del rock de los setenta
La explosión creativa del rock que siguió a la revolución de 1967-1968 tuvo un correlato en una extraordinaria expansión visual, impulsada por los diseñadores que elaboraban sus portadas. La implantación del album oriented rock, el rock que se expresaba a través de discos largos, hubiera sido inconcebible sin la labor de estos visionarios, no siempre en estrecho contacto con los músicos.
Entre ellos destacaba Storm Elvin Thorgerson, que falleció el jueves 18 de abril, a los 69 años, victima del cáncer. Como parte de Hipgnosis, Thorgerson concibió algunas de las más memorables portadas del rock de los setenta, aunque en su caso convendría hablar de “envoltorios”; su implicación era total e incluía bolsas interiores, insertos y, desde luego, las galletas de los vinilos.
Thorgerson creció en Cambridge con varios de los futuros miembros de Pink Floyd y fueron ellos los que le ofrecieron debutar con A saucerful of secrets (1968). Su socio era Aubrey Powell, que se centraba más en las relaciones públicas y la parte económica. En Denmark Street, uno de los centros de la industria musical londinense, alquilaron un par de pisos donde se instaló Hipgnosis.
Intuyeron que las fundas de los discos eran parte de la experiencia estética exigida por los oyentes y que podían prescindir del típico retrato de la banda. Dado que buena parte de la música que les llegaba tendía hacia lo enigmático, tenían el campo libre para las imágenes misteriosas, las yuxtaposiciones inesperadas, las fotos manipuladas. No había problemas presupuestarios: para In through the out door, de Led Zeppelin, se reconstruyó en Londres un auténtico bar de Nueva Orleans.
Aparte de los ya citados, se convirtieron en los portadistas preferidos de The Pretty Things, Wishbone Ash, Peter Gabriel, Roy Harper, Bad Company, 10cc, la ELO, UFO o Scorpions. ¿El método? Escuchaban la grabación, intentaban extraer confesiones a músicos renuentes, atendían a las sugerencias de las empresas que pagaban...pero la inspiración podía venir a altas horas de la noche, entre amigos y con la ayuda de sustancias.
Sobrevivieron a delirios, como el cerdo volador de Animals (Pink Floyd), una idea de Roger Waters, que literalmente se les escapó de las manos y alteró el tráfico aéreo sobre Londres. Pero también cayeron en tópicos, como la mera traducción de títulos o las obviedades sexuales para grupos de rock duro. En 1983, el equipo se rompió.
Mientras Aubrey Powell trabajaba en publicidad y documentales, Thorgerson hizo videos musicales y continuó realizando portadas. Las dimensiones de sus encargos se habían encogido, con la entrada del CD, pero aún pudo permitirse caprichos como A momentary lapse of reason (1987), para Pink Floyd, con centenares de camas de hospital alineadas en una playa. Ocurrencias que palidecían ante añejos golpes de genialidad, como las imperturbables vacas de Atom heart mother (1970).
Abundantes libros y exposiciones mantuvieron vivo el legado de Hipgnosis, ya contextualizados como herederos de Magritte o de Dalí. Aunque Thorgerson pasó sus últimos diez años entre médicos, todavía pudo atender encargos de jóvenes admiradores, como Muse o The Mars Volta.
Babelia
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