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Zona Maco marca el paso artístico

La feria de arte se consolida en el circuito americano por su nivel creativo y movimiento de venta El arte plástico protagoniza la feria mexicana Zona Maco El evento celebra su 10º aniversario con un gran movimiento de venta

Un visitante posa delante de 'Agglomeration', de Pascale Marthine, en la feria mexicana Zona Maco.
Un visitante posa delante de 'Agglomeration', de Pascale Marthine, en la feria mexicana Zona Maco. Sáshenka Gutiérrez (EFE)

El circuito de las ferias y citas de arte en el continente americano se consolida con Zona Maco, la feria de arte contemporáneo de México que este año ha llegado a su décima edición. El evento cierra mañana sus puertas con cuatro noticias: el buen nivel artístico general de las obras, las apuestas por los nuevos creadores, el éxito de ventas y la polémica con Arco, la feria de Madrid, que ha tenido que aplazar su habitual calendario en vista de que Zona Maco ha adelantado sus fechas de los próximos años para febrero y así entrar en la programación de las grandes citas americanas.

Escultura, objetos, instalaciones, pinturas y poca fotografía. Las obras plásticas, en el sentido más literal, protagonizan este año Zona Maco, que tiene una serie de características bien definidas, que las distinguen de las demás. Comparada con las macrodimensiones del D. F., la feria, que este año ha aumentado el espacio y las galerías (110 en total, de las que 14 son españolas), parece pequeña y sobre todo atiborrada. Nada que ver con los pasillos agotadores de Arco, aquí el problema es la concentración de obras y personas en una única sala al final del gigantesco Centro Banamex. Sin embargo, la verdadera diferencia es que aquí nadie se queja, todos están contentos y satisfechos, a pesar de los problemas de aduanas y de algunas obras que han llegado medio estropeadas, como las imágenes de Testimonio, la entrevista con un sicario del artista guatemalteco Aníbal López, cuyo vídeo se expone en la trastienda de Prometeo Gallery. La galerista Ida Pisani exhibe también las últimas obras de su creador fetiche, Santiago Sierra, y del colectivo madrileño Democracia.

En los estands se cierran ventas desde el primer día, reservado a prensa y coleccionistas. Lo aseguran Inés López, de Travesía Cuatro, una de las firmas históricas, y también Gabriela Moragas, de Àngels Barcelona, que expone una serie de fotografías de la peruana Daniela Ortiz centradas en un análisis arquitectónico de las casas de la burguesía limeña. Àngels es una de las cuatro galerías españolas invitadas en Zona Maco Sur, una sección comisariada este año por Juan Gaitán, que ha centrado su enfoque en las problemáticas derivadas de los proyectos de migración y desplazamiento en las últimas décadas, a través de 22 proyectos individuales de artistas de 16 nacionalidades.

La obra 'His Majesty $1000, Bill 2013', del artista Federico Solmi, en Maco.
La obra 'His Majesty $1000, Bill 2013', del artista Federico Solmi, en Maco.Sáshenka Gutiérrez (EFE)

En esta sección también están Travesía Cuatro, con el mexicano Gonzalo Lebrija; Elba Benítez, con la portuguesa Fernanda Fragateiro, y Nogueras-Blanchard con una instalación del croata David Maljkovic, que ya estaba apalabrada, desmintiendo el mito de que en Maco solo se vende arte mexicano y en menor medida latinoamericano. “Quizás pudiera ser así al principio, pero ahora el mercado se ha abierto y hemos ganado muchos coleccionistas europeos que se han sumado a los americanos, cada vez más numerosos”, asegura el español Pablo del Val, director artístico de la feria desde hace dos años.

Es cierto que la participación mexicana es destacada, con obras interesantes de artistas muy jóvenes, como Pedro Reyes, que exhibe en la galería Labor unos instrumentos musicales realizados con armas de Ciudad Juárez. Es política y mexicana también la única obra de la feria hecha con nuevas tecnologías: una batería de Daniel Pérez que se presenta en Alternativa Once, cuyo sonido está producido por los datos recolectados a través del Twitter de los principales partidos políticos durante la última campaña presidencial. La pieza se exhibe en el marco de Nuevas Propuestas, otra sección comisariada por la suiza Mirjam Varadinis, que reúne 22 propuestas monográficas de artistas menores de 35 años.

Los grandes nombres también están, empezando por Anish Kapoor, Eduardo Chillida (con una escultura de 1990 valorada en 2.800.000 dólares), Tàpies, Barceló, Warhol, Ai Wei Wei, Michelangelo Pistoletto o una pintura de Daniel Buren (950.000 euros).

Para satisfacer también a una parte de su público, que este año se espera que supere los 35.000 visitantes, se estrenó un área dedicada a las prácticas de arte moderno durante la segunda mitad del siglo XX de grandes artistas latinoamericanos.

En los stands se iban cerrando ventas, desde el primer día, reservado a prensa y coleccionistas, aunque según varios galeristas Zona Maco es una feria en la que se vende cada día, hasta el final. Lo aseguraban Inés López de Travesía Cuatro, una de las firmas históricas, presente desde la primera edición, y también Gabriela Moragas de Àngels Barcelona, que expone una serie de fotografías de la peruana Daniela Ortiz, centradas en un análisis arquitectónico de las casas de la burguesía limeña, que compara el espacio dedicado a la habitación de servicio con el resto de la casa. Àngels es una de las cuatro galerías españolas invitadas en Zona Maco Sur, una sección comisariada este año por Juan Gaitán, que ha centrado su enfoque en las problemáticas derivadas de los proyectos de migración y desplazamiento en las últimas décadas, a través de 22 proyectos individuales de artistas de 16 nacionalidades.

En esta sección también están Travesía Cuatro con el mexicano Gonzalo Lebrija, Elba Benítez con la portuguesa Fernanda Fragateiro y Nogueras-Blanchard con una instalación del croata David Maljkovic, que ya estaba apalabrada, desmintiendo el mito de que en Maco solo se vende arte mexicano y en menor medida latino-americano. “Quizás pudiera ser así al principio, pero ahora el mercado se ha abierto y hemos ganado muchos coleccionistas europeos que se han sumado a los americanos, cada vez más numerosos”, aseguraba el español Pablo del Val, director artístico de la feria desde hace dos años.

Es cierto que la participación mexicana es especialmente destacada con obras francamente interesantes de artistas muy jóvenes, como Pedro Reyes que exhibe en la galería Labor unos instrumentos musicales, que suenan perfectamente, realizados con armas de Ciudad Juárez. Es política y mexicana también la única obra realizadas con nuevas tecnologías de la feria: una batería de Daniel Pérez que se presenta en Alternativa Once, cuyo sonido está producido por los datos recolectados a través del Twitter de los principales partidos políticos durante la última campaña presidencial. “Lo más impactante es el instante de silencio sobrecogido que se produce cuando se anuncia que Peña Nieto será el nuevo presidente”, explica Pérez. La pieza se exhibe en el marco de Nuevas Propuestas, otra sección comisariada por la suiza Mirjam Varadinis, que reúne 22 propuestas monográficas de artistas menores de 35 años, entre las cuales se presenta por primera vez la madrileña Max Estrella con un trabajo sobre el peso de la memoria y la ciudad como lienzo del brasileño Marlon de Azambuja.

Sin embargo no todos son jóvenes, los grandes nombres también están, empezando por Anish Kapoor con un espectacular espejo multiplicador en Gladstone. Conseguir los precios resulta especialmente complicado, pero entre los más caros figuran varios artistas españoles, entre otros Eduardo Chillida con una escultura de 1990, valorada 2 millones 800 mil dólares, en la bilbaína Carreras Mujica, y Tàpies, Barceló y Warhol con pinturas de gran formato en Cordeiros de Oporto. También despertaba especial atención la galería italiana Continua con obras del artista chino Ai Wei Wei (alrededor de cien mil euros), un espejo de Michelangelo Pistoletto (280 mil euros) y una pintura de Daniel Buren (950.000 euros).

Para satisfacer una parte de su público, que este año se espera supere los 35.000 visitantes, este año se estrena un área dedicada a las prácticas de arte moderno durante la segunda mitad del siglo XX, de grandes artistas latinoamericanos como Toledo, Tamayo, Leonora Carrington, Diego Rivera, Carlos Cruz-Díez y los artistas de la Ruptura, como Fernando García Ponce y Vicente Rojo.

¿Qué pasa con Arco?

“El cambio de fechas está vinculado a las necesidades del circuito latinoamericano y sobre todo a la proximidad con la feria de Sao Paulo en Brasil. Además es un cambio que responde a la organización interna del Centro Banamex, el espacio que nos acoge. Se vino anunciando desde hace años y finalmente se concretó. De ninguna manera hemos querido atacar a Arco o generarle problemas”. Así lo afirmó el día de la inauguración Pablo del Val, director artístico de Zona Maco, que el próximo año abandona su habitual fin de semana de abril para celebrarse del 5 al 9 de febrero (y del 4 al 8 de febrero en 2015). Por su parte, Arco, tras barajar dos posibilidades, ha optado por confirmar que se hará del 19 al 23 de febrero, a riesgo de coincidir con la Semana Blanca, ya que si hubiera elegido la segunda opción, del 26 de febrero al 2 de marzo, el riesgo hubiera sido solaparse con las fechas del Armory Show, la feria de Nueva York.

Con el nuevo calendario, las principales ferias española y mexicana de arte contemporáneo quedan separadas tan solo por una semana, lo cual podría crear un plus de cansancio a las galerías, entre 35 y 40, que acuden a ambos eventos. Lo cierto es que el calendario ferial está tan saturado que se debe hilar muy fino para no molestar a nadie.

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