Una muestra de un día
La galería ‘online’ Plas expone su catálogo fisicamente en una única jornada
El primer día es el último. Y el único. Inauguración, exposición y cierre: todo en una jornada. Porque, según Pedro Monzó, no tiene sentido mantener una muestra abierta más de 24 horas. “El año pasado vino gente el primer día y luego en los otros nueve apenas fueron seis o siete personas”, relata Monzó sobre las primeras exposiciones de Plas, la galería de arte a medias entre real y virtual que lanzó junto con dos compañeros en 2012. De ahí que este año redujeran los días de exposición de 10 a uno. El catálogo de Plas se mostrará en abril, en Madrid, en mayo, en Barcelona y en septiembre, en Valencia. Y permanentemente online.
“La idea de Plas es dar a conocer artistas, mostrar su trabajo en la web. Aunque finalmente hay que hacer exposiciones, porque si las obras son lienzos o esculturas conviene que la gente los vea fisicamente”, relata Monzó, free lance del sector de la comunicación con el gusanillo del arte. Tanto que, tras una conversación de copas con un amigo, se lanzó a la que ahora define como “una apuesta un poco suicida”.
Tras los cuatro artistas de su primer año de vida, Plas apuesta por otras cuatro creadoras, mujeres todas ellas, con el común denominador del diseño. De las muñecas “poperas” (en palabras de Monzó) de arcilla de Agente Morillas a las acuarelas sobre papel de Rosario Trillo, de las composiciones con bolígrafo y acrílicos de Noemí Llantada a las serigrafías de Irene Pérez, Plas busca ofrecer productos distintos hacerse un hueco en el mercado del arte.
Por ello la galería propone precios que van de los 130 euros para las ilustraciones de Pérez hasta los más de 1.000 de una de las esculturas de Morillas. Aunque la idea es precisamente que no se superen los mil euros. “El mercado del arte nos parece como el mercado financiero, donde se invierte y se gasta a lo loco. Intentamos que los precios sean mas asequibles”, defiende Monzó.
De hecho, el fundador de Plas confía sobre todo en el trabajo más barato, el de Pérez, para aumentar las ventas. “¿Ah si? Esperemos que así sea”, reacciona la artista. Con su serie de serigrafías, la creadora retrata una exótica y coloreada galería de ritos de paso: “Estuve viviendo por dos becas en Indonesia y en México y en esos países vi un simbolismo muy fuerte. Siempre me han fascinado cultos y mitologías de otras culturas”.
Su trabajo, en cambio, fascinó a Monzó. “Buscamos artistas que nos soprendan, obras frescas que nos transmitan una sensación de novedad”, relata el responsable de Plas. También buscan aumentar su fama y volumen de ventas. “Queremos hacer ruido y llegar a ser más conocidos. Por eso también tenemos un blog, que actualizamos todos los días con noticias del sector. Es un proyecto que mira más al futuro”, resume su creador.
Mientras tanto, en el presente, el contador de las obras vendidas no llega a 10. “Compran una y es una victoria”, asegura Monzó. De ahí que Plas (aún) no sea un negocio rentable, sino más bien “un hobby que quita mucho tiempo”. Porque, claro, no todo cabe en un día.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.