Talento ignorado
Hasta que no ver 'Searching for Sugar Man' no sabíamos nada del cantante Sixto Rodríguez
Hasta que no hemos visto el documental Searching for Sugar Man nada sabíamos de ese cantante ignorado en su país, el estadounidense de origen mexicano Sixto Rodríguez, que sin ser consciente era ídolo popular en otras puntas del mundo, sobre todo Sudáfrica… Ahora, tras la película, los dos únicos discos que publicó en los años setenta se venderán probablemente como churros; así, este músico de mil oficios, albañil entre ellos, de cuya muerte corrieron rumores varios, ganará el dinero que no parece haber sido su objetivo en la vida, pero que no le fue dado en su día. Desaparecido, solo al oírle cantar reconocieron que era realmente él.
Esta vez se trata de una historia real, pero tan fantástica como la ficción que Jaime Chávarri cuenta en la película de 1997 Sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando, en la que es el doble de Carlos Gardel quien muere en un accidente aéreo, mientras que el auténtico Gardel, vivo y coleando, no es reconocido por nadie: “Ya quisieras cantar tú como lo hacía él”, le dicen riéndosele a la cara. Igual que a Rodríguez no le creen sus compañeros cuando habla de su pasado como cantante y le toman por un pirado.
Nadie es profeta en su tierra, y no digamos en España. Mucha gente de talento ha habido y sigue habiendo huida de aquí en busca de lo que en su tierra se les ha negado. No sólo trabajo, también respeto y reconocimiento. Pero cómo va a esperarse reconocimiento o respeto en un país en el que los ministros difaman a los actores autóctonos...
El catedrático Juan A. Ríos Carratalá suele recordar en sus libros a personajes olvidados, algunos por su exilio tras la guerra, otros simplemente porque fueron menospreciados. Entre las páginas de El tiempo de la desmesura, Hojas volanderas, y el último hasta ahora, Usted puede ser feliz (La felicidad en la cultura del franquismo), el autor da cuenta de ingenios o talentos, relacionados casi siempre con el cine y el teatro, sobre los que cayó el manto del olvido… Sin ir más lejos, está aquí mismo el caso de María Asquerino, que ha muerto pobre y sola, y a la que no le fue concedido ser la estrella que debió ser, quizás porque ella no daba coba, o porque supo poner su vida privada por encima de la artística. Otra vez talento desperdiciado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.