La rueda de la muerte, pero más complicada
‘Kooza’, el nuevo espectáculo del Circo del Sol, mezcla payasos y números de alto riesgo Estará en Madrid desde mañana al 14 de abril, antes de mudarse a Bilbao
El peligro es un cable. O una cuerda con demasiada grasa. Porque no basta con ejecutar perfectamente el número. El imprevisto siempre está a la vuelta de la esquina. Jimmy Ibarra, por ejemplo, se lo encontró en vuelo. Este colombiano de 32 años trabaja en la llamada rueda de la muerte, una maquinaria de 15 metros y varias toneladas considerada uno de los números más peligrosos del Circo del Sol: básicamente, da vueltas en el aire con dos hombres haciendo acrobacias encima de ella. Un día como cualquier otro, Ibarra agarró la rueda para subirse a bordo y arrancar su número. Pero, en el despegue, dio con un cable que un técnico se había dejado fuera de sitio. Así que precipitó al suelo. Y tuvo que estar año y medio lejos del escenario.
Peor aún le fue a Roberto Quirós. Terminado su enésimo número de alambrista, este acróbata español agarró la cuerda que debía llevarle al suelo, y a los aplausos. Sin embargo, la demasiada grasa hizo que, más que deslizarse, cayera estrepitosamente desde nueve metros. Balance: siete huesos rotos y siete años sin actuar. “Estaba retirado. Pero mis hermanos [también alambristas, de hecho actúan juntos] me convencieron”, relata Quirós. Así que volvió. Lo mismo hizo Ibarra. Y, ahora, ambos protagonizan Kooza, el nuevo show del Circo del Sol que estará en Madrid del 1 de marzo al 14 de abril, antes de mudarse a Bilbao.
Es el espectáculo más cercano al circo. Busca provocar miedo y maravilla
Michael Smith, director artístico
“Es el espectáculo más cercano al circo. Busca provocar miedo y maravilla”, explica Michael Smith, director artístico de Kooza. Y, desde luego, pareció causarlos en el Royal Albert Hall de Londres, donde el Circo del Sol invitó a un grupo de periodistas a asistir al estreno europeo del show, el pasado 30 de enero. Aunque, entre un trapecista en solitario que detuvo la respiración del público y los “oooooo” que acompañaban las volteretas sobre zancos del número final, también hubo espacio para las risas. Porque los payasos son otros grandes protagonistas del espectáculo. No por nada, el creador de Kooza es el clown David Shiner.
Sin embargo, y con permiso de un japonés que hace acrobacias sobre una columna de sillas, los números principales de Kooza son la rueda de la muerte de Ibarra y su compatriota Ronald Solís, y el alambrismo en alto de los hermanos Quirós. “Es uno de los actos más peligrosos. La rueda es mi Ferrari. Ninguna tiene el estilo que tiene la nuestra”, asegura con orgullo Ibarra, que empezó a entrenar con la máquina con 14 años, “a escondidas”. En efecto, respecto a las ruedas de la muerte que aparecen en otros dos espectáculos del Circo del Sol, Ibarra y Solís quisieron añadir más peligro. De ahí que por vez primera ambos artistas actúen a la vez fuera de la rueda, y no solo dentro de sus anillos. Todo, claro, mientras la máquina sube y baja a 40 km/h.
“Lo cambiamos hace tres meses, me lo pidieron ellos. Los números siempre están creciendo. Pero está claro que hay un riesgo”, cuenta Smith a propósito de la innovación. “Me gusta subir escalones. Evolucionar es lo mejor de la vida”, lo explica Ibarra. En su camino hacia más riesgo, el colombiano tiene una receta clara: “En cuanto se abre la cortina y das el primer paso tienes que olvidar el miedo. Es lo que te hace cometer errores”. Aunque, no es lo único que Ibarra tuvo que olvidar: entre una actuación y otra alguien tuvo la ocurrencia de contarle que un acróbata había fallecido en un incidente con la rueda de la muerte el día anterior.
“Miedo no tenemos. Más bien respeto. Y mucha concentración”, confirma Ángel Quirós, el menor de los tres hermanos alambristas. Artistas de circo desde hace cinco generaciones, los Quirós son los primeros de la familia que trabajan sobre la cuerda floja. Aunque “trabajan” es algo reductivo para describir un número que arranca con carreras y duelos de esgrima sobre el alambre y termina con dos bicicletas que sostienen una silla sobre la cual un Quirós hace equilibrismos.
Miedo no tenemos. Más bien respeto. Y mucha concentración
Roberto Quirós, alambrista
Todo eso, sin red de protección, si dependiera de ellos. “Pero las reglas del Circo del Sol obligan a ponerla”, cuenta Ángel Quirós. Más allá de las medidas de seguridad, y de cierta inconciencia, para superar una y otra vez sus desafíos los artistas buscan rodearse de aliados. De hecho, uno vuela incluso más alto que ellos. “Siempre le rezo a Dios que me de salud”, relata Ibarra.
El entrenamiento constante es otra de las claves para sobrevivir a 10 actuaciones por semana. Y, además, un estilo de vida no exactamente de rockstar. Gracias a ello, por ejemplo, los Quirós siguen ahí a sus más de cuarenta años, pese a que la carrera media de un acróbata del Circo del Sol suele acabar a los 35. “Hay que cuidarse. No bebemos, no fumamos, no salimos por la noche”, tercia Ángel Quirós, el mayor de los tres hermanos, con 51 años que parecen 10 menos.
Sobre todo en la última afirmación insiste Michael Smith. Salvo el día libre el domingo, para el director artístico de Kooza es normal que el resto de la semana haya clima de convento: “Los artistas entienden que no pueden hacer fiesta porque la vida de sus compañeros depende de ellos”. Y de que no haya grasa, o cables fuera de sitio.
Babelia
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