Por la ‘tabuesfera’
Uno de los textos fundacionales de esa nueva comedia estadounidense que ha recorrido un camino lleno de altibajos hasta llegar a su presente (y relativa) respetabilidad crítica fue Made in USA (1977) de John Landis: película de sketches que jugaba con el pretexto del zapping televisivo para articular sus materiales. Firmaba el guion el trío Zucker-Abrahams-Zucker, que, poco después, elaboraría su propio manifiesto cómico-deconstructivo con la grandiosa Aterriza como puedas (1980). Años más tarde, Landis también estuvo presente en otra propuesta parecida, Amazonas en la Luna (1987) —en esta ocasión, de autoría colectiva—, que tomaba como referencia el legado cultural del cine de géneros y subgéneros de los viejos autocines. Tras ejercitar, en la reciente Los tres chiflados (2012), codirigida junto a su hermano Bob, el impulso de rendir tributo a las tradiciones que desembocan en las nuevas estéticas de la comedia estadounidense, Peter Farrelly propone, en la también colectiva Movie 43, la lógica prolongación de todas esas propuestas: ahora ya no estamos surfeando en un tapiz de canales televisivos, ni revisando en un autocine o una sala grindhouse simulacros de material cinematográfico de derribo, sino en Internet, buscando, de la mano de tres adolescentes, la última palabra en vídeos extremos. La búsqueda contrarreloj de la presunta película más provocadora de todos los tiempos inspirará la navegación entre micro-narrativas consagradas a celebrar el humor más bestia, sangriento y escatológico… que puedan permitir las multisalas.
MOVIE 43
Dirección: varios.
Intérpretes: Hugh Jackman, Kate Winslet, Emma Stone, Richard Gere, Halle Berry, Gerard Butler, Anna Faris.
Género: comedia. EE UU, 2013.
Duración: 90 minutos.
Movie 43 es, ante todo, una película feliz: un amplificador de alegría que transmite el placer con el que sus directores y un reparto insólito han jugado, sin tomárselo demasiado en serio, a ser incorrectos y procaces. El primer sketch, dirigido por Farrelly y protagonizado por dos estrellas tan inesperadas en este contexto como Kate Winslet y Hugh Jackman, es una verdadera filigrana: no conviene revelar el gran golpe de efecto (visual) sobre el que se construye, pero baste decir que es digno compañero de la escena del restaurante de El sentido de la vida (1983) o del número musical ¡Eres un cabrón, hijoputa!, de South Park: más grande, más largo y sin cortes (1999). No todo el resto del variado menú está a esa altura, pero tampoco hay sketch que no sea eficaz: la escolarización doméstica, la coprofilia, el bestialismo, la primera menstruación, los prejuicios raciales y la cosificación del cuerpo femenino son solo algunos de los temas delicados que la película transforma en fiesta catártica.
Babelia
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