La policía rumana detiene a tres sospechosos de robar ‘picassos’ y ‘monets’
Los cuadros continúan sin aparecer
Empieza a aclararse el espectacular robo de siete obras de maestros del arte moderno, entre ellos Picasso, Monet y Matisse, perpetrado en Rotterdam en octubre pasado. La policía holandesa ha confirmado hoy el arresto, en Rumanía, de tres sospechosos del asalto ocurrido en el Centro de Arte de Rotterdam (Kunsthal). Los detenidos han sido llevados ya ante el juez y permanecerán 30 días en custodia en su país. Fueron encontrados gracias a la información remitida por los investigadores holandeses a sus colegas europeos. Aunque no ha trascendido su identidad, ni tampoco se han recuperado las telas, la detención abre la primera vía fiable para desentrañar el robo.
Hasta la fecha se barajaban dos posibles explicaciones. De un lado, se hablaba de una banda profesional de ladrones irlandeses. De otro, se barajaba el pago de una supuesta deuda del narcotráfico. Esta última teoría apuntaba a una operación fallida de contrabando de cocaína a través del puerto de Amberes. El cargamento fue incautado por agentes belgas y los cuadros habrían sido entregados a cambio del botín perdido.
Lagunas de seguridad
Lo que queda fuera del terreno de las elucubraciones es que el robo del Kunsthal de Rotterdam reveló las lagunas existentes en la seguridad de los museos holandeses. Los ladrones solo tuvieron que forzar el cierre de una puerta lateral para entrar en el edificio. Luego desconectaron la alarma y se llevaron, a pie y en mochila, siete telas. El servicio exterior de vigilancia por ordenador, contratado por el museo, no reaccionó a tiempo para detener a los ladrones. Días después fue publicado el vídeo filmado por las cámaras de seguridad del centro que mostraba la secuencia del asalto. Dos hombres con la cara tapada y portando grandes bolsas entraban muy rápidos y salían con la carga al hombro.
Una de las principales críticas hechas a la dirección del museo fue que colgaran cuadros tan valiosos cerca de una ventana a pie de calle. Sus responsables negaron que ello hubiera animado a los asaltantes, pero admitieron la necesidad de revisar el concepto mismo de seguridad en una sala tan grande. El Kunsthal de Rotterdam es el edifico más emblemático de la ciudad portuaria. Los lienzos sustraidos pertenecían, además, a una colección privada que cedía por primera vez su patrimonio.
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