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El locutor que pilotaba las ondas

La Casa de América homenajea al creador de 'Carrusel Deportivo', Bobby Deglané También se recordó la figura del periodista televisivo, Raúl Matas

El locutor chileno, Bobby Deglané, durante una entrega de premios.
El locutor chileno, Bobby Deglané, durante una entrega de premios.EL PAÍS

Hoy voces que resuenan en la memoria colectiva como si estuvieran todavía presentes. Gargantas inolvidables como la del locutor chileno Bobby Deglané, que revolucionó la radiodifusión española allá por la década de los cincuenta del siglo pasado, y todavía hoy se escucha el eco de su legado. Deglané fue el creador del mítico programa Carrusel Deportivo, pero sobre todo fue un entusiasta que supo, a su vez, contagiar a toda una generación de oyentes lastrados por la miseria de la posguerra española.

Un centenar de ellos se dieron cita ayer por la tarde en la Casa de América para rendirle un sentido homenaje junto a otro célebre del periodismo, en este caso televisivo, como fue el también chileno Raúl Matas (Buenas tardes, Al compás de las estrellas). Al acto acudió además el hijo del locutor, Roberto Deglané, que recordó emocionado la figura de su padre –al que definió como riguroso aunque tremendamente justo- junto a otras personalidades de la política o el oficio como el embajador de Chile en España, Sergio Romero Pizarro, o los periodistas Miguel Ángel Nieto y Carlos Herrera.

Fue una buena ocasión para reivindicar de paso el poder de la radio como "transmisora de libertad", como se refirió durante la charla Romero Pizarro, y "catalizador de la esperanza", que fue lo que, según Nieto, hizo Deglané: llevar el calor a hogares sin calefacción.

En el acto también se reivindicó el poder de la radio como transmisora de libertad

Y es que cuando el periodista chileno llegó a Madrid, se encontró una radio tan distante como su país de origen. No obstante, no tardaría mucho en transformarla en todo un carrusel de sonidos. Como su vida, acaso. Porque antes de locutor radiofónico, Bobby fue teniente de carabinero y algo después inmigrante, sin idiomas ni dinero, en Nueva York. Quería ser piloto, pero acabó durmiendo en los bancos de los parques hasta que se hizo friegaplatos y más tarde cocinero. Su especialidad, según cuentan los que le conocieron, eran los huevos fritos y la tortilla de patatas.

El periodismo se cruzó en su vida mientras trabajaba en el mantenimiento de un hotel frecuentado por periodistas del New York Times a los que Deglané escuchaba asombrado. Esto le llevó a matricularse en la Universidad de Colombine en donde ya cursaba estudios de Medicina. Muchos años más tarde, el locutor de Radio Madrid emplearía esta misma técnica –la de poner la oreja a escondidas- en bares y cafeterías para trasladar a la radio los problemas de la gente corriente. La vida como tal. Aunque antes de aterrizar en Madrid en 1935 y convertirse en el referente de la onda media con sus retransmisiones desde el Circo Price, el periodista chileno tuvo tiempo de curar purgaciones a los gángsters de la época gracias a sus conocimientos en la materia.

Su hijo, Roberto Deglané, cree que si su padre hubiera sido norteamericano tendría dos o tres películas sobre su historia, "pero nació en Chile y convivió en España”, afirma rotundo. Sin embargo, su padre sí protagonizó varias cintas de las que se proyectaron además varios fragmentos durante el acto: Campeones, Historias de la radio, Un caballero andaluz o Esa voz es una mina. En todas ellas, Bobby hacía siempre el mismo papel: el de un locutor entusiasta.

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