Henri Loyrette dimite como director del museo Louvre
El gestor abandonará la institución el próximo abril después de 12 años al frente de la pinacoteca
El presidente-director del museo del Louvre, Henri Loyrette, de 60 años, ha decidido abandonar la cúpula del museo más visitado del mundo tras doce años en el cargo. Loyrette ha informado de su decisión de no optar a un cuarto mandato al presidente de la República, François Hollande, y a la ministra de Cultura, Aurélie Filipetti, según ha informado el propio museo en un comunicado que recuerda que, bajo la dirección de Loyrette, el Louvre ha pasado de tener 5,1 millones de visitantes anuales en 2001 a batir “un nuevo récord histórico” de 10 millones en 2012, frente a los 8,8 millones de visitas de 2011. La mitad de las entradas, afirma la nota, las compran menores de 30 años.
La decisión de Loyrette -un hombre afable, enjuto y espigado, de origen suizo, biógrafo de Degas, y amante de Mozart y Fellini- tiene, según informa Le Figaro este martes, motivos económicos y personales. El director está descontento por el “importante” recorte de presupuesto del museo decidido por el Gobierno socialista y por el “frenazo brutal” sufrido por el proyecto de depósito de obras en Cergy-Pontoise. Y ha afirmado que en el futuro prefiere dedicarse a “otras actividades, siempre al servicio del Estado”.
Henri Loyrette, un historiador del arte especializado en restauración reconvertido en un pujante jefe de empresa con modales de diplomático y perfil cosmopolita, hizo entrar el arte contemporáneo en el Louvre adquiriendo obras de artistas como Cy Twombly, Anselm Kieffer o François Morellet, y ha impulsado las invitaciones a artistas para trabajar in situ y las exposiciones temporales marcadas por la audacia y financiadas gracias al mecenazgo internacional.
Los dos grandes logros de su mandato son la apertura del nuevo departamento de Arte Islámico -3.000 metros de esplendor y moderna arquitectura levantados en el patio Visconti- y la inauguración del Louvre de Lens, que se inauguró el 12 de diciembre y que Loyrette preparó con mimo desde 2004.
El proyecto más controvertido, que Loyrette no podrá inaugurar, es el del Louvre de Abu Dhabi, que se abrirá en 2015 en un edificio concebido por el arquitecto francés Jean Nouvel. El Louvre cederá su nombre durante 30 años y a cambio los Emiratos Árabes Unidos pagarán al Estado francés 1.000 millones de euros, de los que 400 millones irán a parar a las arcas del Louvre.
La impresión entre los 8.000 trabajadores del Louvre y en el mundo museístico es que Loyrette, que antes de dirigir el Louvre fue director del Quai D’Orsay, ha protagonizado uno de los periodos más abiertos y brillantes de la historia del museo, y sabe bien que la crisis económica que golpea a Francia implicará un periodo de vacas flacas en el que habrá menos posibilidades de impulsar proyectos de envergadura.
La sucesión del patrón del museo de museos se presenta como un crucigrama de incierta solución que deberá resolver en última instancia el jefe del Estado, François Hollande. Dentro de Louvre hay dos conservadores cuyos nombres comienzan a sonar con fuerza: Vincent Pomarède, director del departamento de pintura, y Jean Luc Martinez, jefe de la sección de antigüedades griegas, etruscas y romanas. Los dos han sido los comisarios que han montado la espectacular Galería del Tiempo del Louvre de Lens.
El prestigio del museo obliga a que el director sea una “personalidad científica reconocida”, y los estatutos indican que no debe ser obligatoriamente francés, lo que abre un poco el juego a quinielas más exóticas. Tratándose de la joya de la República y del símbolo de la grandeur, no parece fácil que Francia opte por un director extranjero.
Babelia
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