La feria Pinta: ibera además de latina
En su sexta edición en Nueva York, la feria amplía su ámbito a España y Portugal
Cerca de 60 galerías procedentes de 19 países ocupan desde el jueves y hasta el domingo, el piso de un edificio de oficinas en el corazón del Midtown neoyorquino. Han acudido a la cita que desde hace seis años convoca PINTA una feria de arte moderno y contemporáneo, que aunque cubre un territorio tan extenso como Latinoamérica, se ha alejado de despliegues mastodónticos.
Este año los organizadores se han propuesto tender un nuevo puente hacia Europa, y ampliar su oferta para incluir el mundo iberoamericano. La idea según Alejandro Zaia, presidente de Pinta, es intentar paliar la ausencia de arte español en las colecciones de arte latinoamericano: “Entre los artistas siempre ha habido vasos comunicantes, y aunque ese grado de comunicación en términos comerciales se dio en España en las últimas décadas, resulta hiperbólico el poco conocimiento del arte español que hay en las colecciones latinoamericanas”. La galería Arte Paso se ha asociado con Art Angler para traer obras de Canogar, Feito y Ferreras. Y entre las seis galerías españolas que participan también se encuentra Espacio Mínimo, que como explica José Martínez Calvo, siempre han tratado de viajar desde su fundación hace 20 años en Murcia: “Estamos acostumbrados pero es que ahora ya no hay más remedio, somos inmigrantes de alguna manera. Desde agosto hemos estado en Perú, Colombia, Argentina y Chile. Ahora en Nueva York y luego nos queda Miami”. Las obras que han traído a Pinta, entre las que se encuentra el trabajo Juan Luis Morata, han llegado por los pelos a Nueva York, debido a los trastornos provocados por Sandy. De hecho la feria ha querido ayudar a los artistas locales afectados por la tormenta y ha puesto en marcha una iniciativa para que parte de los fondos recaudados en la venta de entradas se destinen a The Foundation for the American Institite of Coservation (FAIC).
Más allá de la resistencia o polémica que pueda suscitar la etiqueta de arte latinomericano, Zaia defiende que el concepto funciona. “No lo inventamos nosotros, es algo que donde realmente despega es en EE UU”, apunta. La categorización geográfica tapoco preocupa al artista puertorriqueño afincado en Nueva York Ramón Miranda Beltrán, cuya pieza una emulsión fotográfica de notas periodísticas sobre placas de cemento presenta la galería Walter Otero. “Hay quien apuesta por resistir desde la identidad y otros por una resistencia más humanista, de todos unidos”, dice.
Un paseo por los pasillos de Pinta deja claro que esta marca en el arte ha cobrado y sigue cobrando impulso. “Cuando funciona la economía también funciona la venta de arte, por ejemplo en Brasil”, explica el galerista y artista argentino Karim Makarius. “No ha habido tanta tradición de coleccionismo como en EE UU, pero mucha gente que ha hecho su fortuna en este país viene de otros lugares, son latinos que entienden que la inversión en arte se mantiene o puede subir. Al final la mayor parte de la gente colecciona cosas que tienen que ver con su identidad”. En su stand hay fotografías vintage de Cartier-Bresson tomadas en Cuba en los sesenta, y éste es uno de los países cuya producción artística está en auge. “Lo estará mucho más cuando cambie el régimen”, pronostica. Curiosamente, Vilma Rodríguez, nieta de Castro también se encontraba en Pinta acompañando a su novio el artista Arlés del Río.
Alicia Ehni, de la galería Frederico Séve –que representa a la nonagenaria pintora cubana Carmen Herrera uno de los fenómenos de la nueva ola–, asegura que la feria Miami Basel ha contribuido de forma muy significativa a la buena recepción del arte latinoamericano y ayudado a expandir el eco. La presidente del comité de adquisiciones de la Tate, Tiqui Atencio Demirdjian destaca el carácter trasatlántico de Pinta –que también se celebra desde hace dos años en Londres– y define de esta feria como una boutique. La pequeña tienda eso sí, coincide en el calendario con las subastas de arte latinoamericano que se celebran la semana próxima en Nueva York. Southeby’s que el pasado mayo batió un récord al vender por cinco millones de dólares “La Revolté des contraires” del chileno Matta, presentará un total de 215 lotes entre el 19 y 20 de noviembre. Christie’s, celebra la subasta de 296 piezas, entre las que se incluyen obras de Wifredo Lam, María Carreño o Diego Rivera el 20 y el 21. “Pinta supone un excelente vehículo de conexión al coincidir con las subastas”, explica Silvia Órtiz galerista de Miami. El italo-venezolano Federico Luger cuya galería está radicada en Milán habla de la etiqueta latinoamericana como de una técnica muy válida para la comunicación y reserva palabras cálidas para sus compradores. “El coleccionista latinoamericano tiene disponibilidad y es generoso”.
Babelia
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