Unos Príncipe de Asturias amenazados por la lluvia y las protestas
La policía blinda el entorno del Campoamor, donde se entregan a las 18.30 los premios, en previsión de una manifestación de funcionarios
Dos sombras, la de la lluvia y la de las últimamente no menos inevitables protestas, se ciernen sobre la entrega de los Premios Príncipe de Asturias esta tarde a las 18.30 en Oviedo. Hay convocada una manifestación de funcionarios para la misma hora de la ceremonia en la plaza del teatro Campoamor. ¿La razón? Los omnipresentes recortes y la misma existencia de estos galardones, que consideran reñida “con la austeridad”.
El despliegue para evitar que la cosa llegue a mayores se promete cercano al blindaje. De momento, la ciudad ha amanecido gris (y de ahí la amenaza de precipitaciones, seria, pese a que aquí se vanaglorian de que los elementos acostumbran a respetar la solemne ocasión). También, un tanto levantisca. La manifestación de unos pocos centenares de personas ha desfilado por la ciudad enarbolando banderas republicanas y esquelas sobre la noticia de la muerte de la educación, la sanidad y la paz social en esta España de la perpetua caída libre por los abismos de la crisis.
Un hombre armado con un megáfono animaba a los manifestantes a acercarse al hotel de la Reconquista, donde los príncipes y los premiados (no todos; aún se espera a Xavi Hernández e Iker Casillas, aunque ya nadie aguarda aquí el milagro que traería a Philip Roth a Oviedo) se entregaban a las rutinas previas al gran momento: entrevistas, aterrizaje de los últimos invitados, la reina Sofía incluida, y la audiencia de los Príncipes con los galardonados y la consiguiente entrega de medallas. Los pitidos, gritos, bocinazos y demás sonidos del descontento se han dejado sentir al filo del mediodía desde el vestíbulo en cacofónica mezcla con la música de los gaiteros instalados a las puertas del lujoso hotel.
Otras concentraciones, aunque de distinto signo, las han protagonizado durante toda la mañana los grupos de entusiastas voluntarios de la Cruz Roja, llegados de todas partes de España para celebrar el reconocimiento a la labor humanitaria de su organización (y de la hermana Media Luna Roja). Poco antes del comienzo del tradicional cóctel, en el que tampoco hubo rastro de vida futbolística, los voluntarios, uniformados de rojo solidario, recibieron la enhorabuena de los Príncipes en el patio del hotel.
Después de todo, a ellos está destinado el galardón de Cooperación Internacional, en unos premios que por lo demás lucen un cierto carácter social: Martha C. Nussbaum (Ciencias Sociales) tiene por costumbre erigirse en azote del neoliberalismo y los representantes la Federación Española de Bancos de Alimentos, desbordados en estos días de paro galopante, recibirán esta tarde la escultura de Miró que les distingue en la categoría de Concordia.
Babelia
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