La velocidad como arma
The Vaccines, un grupo británico de pop guitarrero, se salta las reglas del negocio Con dos discos en año y medio, han llegado al número uno en su país
“Estoy en casa y aún no me lo creo”, dice por teléfono Pete Robertson, el batería de The Vaccines. El cuarteto británico lleva un ritmo de trabajo que parece salido de otros tiempos. Su primer sencillo se editaba en otoño de 2010; su primer álbum, What did you expect from The Vaccines?, se publicó en marzo de 2011, y el segundo, Come of age, lo hizo el 3 de septiembre, solo 18 meses después, y se aupó al número uno de las listas británicas en su semana de lanzamiento. “No es una historia demasiado apasionante. Ya desde antes de sacar el disco nos pasábamos la vida de gira, y somos de esos que componen en cualquier sitio: en los hoteles, en los aeropuertos… en Navidad ya teníamos canciones para un nuevo disco y pensamos que no valía la pena esperar. Así que aprovechamos un hueco para grabarlo. Y volvimos otra vez a la carretera. Nos gusta pensar que estamos haciendo las cosas como hacían los clásicos, en los sesenta”.
A Robertson se le escucha eufórico. No es para menos. Dos días antes de esta entrevista The Vaccines fueron cabezas de cartel del Reading & Leeds Festival, que este año era el certamen más grande de Reino Unido gracias a que Glastonbury se quedó en barbecho. “Había 60.000 personas, fue emocionante. Cuando terminamos nos sentamos en el backstage, mirándonos sin hablar. Y después nos enganchamos una tremenda borrachera. Fue toda una celebración. Ha sido la mejor culminación posible de un verano alucinante”.
El batería parece muy consciente de estar viviendo una situación excepcional. Se pueden contar con los dedos de una mano las bandas que pasan de desconocidas a número uno en dos años. Y él además está ahí de rebote. “Fui el último en entrar. Tocaba en un montón de grupos de Londres para ganarme la vida. Pero me iba fatal. Durante una etapa fui un indigente. Soy amigo de Árni [Hjörvar, el bajista islandés] desde hacía tiempo y él era el que me acogía y me dejaba dormir en el suelo de su casa. Una de esas noches en su piso me puso la maqueta de una canción que había grabado con unos colegas. Me volví loco. Era exactamente lo que quería hacer. Le dije: ‘Tío, si vuestro batería se va, piensa en mi’. Y él me contestó: ‘Pues no tenemos batería’. A partir de ahí es historia”.
Asegura que gran parte de su éxito estriba en que no tienen miedo a trabajar duro y que este disco es una evolución, que han madurado, algo que no siempre es bueno. Come of age es quizás demasiado maduro, lleno de medios tiempos, para una banda que llamó la atención con una canción, Wreckin’ bar, ra ra, ra, que duraba solo 98 segundos y era una maravilla de concisión. Ahora parecen haber descubierto el pop californiano de los sesenta y no les ha sentado demasiado bien.
Muchos consideran a The Vaccines los herederos directos de The Strokes. Hace poco, Justin Young, cantante del grupo, al que parecen haber relevado de la labor de dar entrevistas dada su capacidad para meter la pata, contaba que, en un club de Kiev, escuchó una canción y pensó que era de los neoyorquinos, antes de darse cuenta de que era Post break up sex, uno de sus propios temas, incluido en su primer disco. “Justin es un exagerado y le gusta contar anécdotas graciosas que quizás no fueron exactamente como él dice”, explica el batería. “No voy a negar que a todos nos gustan The Strokes, sobre todo a Freddy [Cowan, guitarrista del grupo], y han sido una gran influencia, pero de ahí a confundir un tema suyo con uno nuestro… venga ya”. Por cierto, Cowan, hermano pequeño del guitarrista de The Horrors, tuvo otro patinazo con la prensa al declarar que Rihanna no era una artista sino un montaje. “Te juro que lo no dijo. Estaba a mi lado dando la entrevista. Lo han sacado de contexto”. La fama tiene estas cosas ¿no? “No es la fama. Es que somos unos bocazas".
The Vaccines actuarán en el Festival Primavera Club. Barcelona, 7 de diciembre; Madrid, sábado, 8.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.