Oliver Stone, Aznar y la marihuana
El siempre polémico cineasta recibe el Premio Donostia y presenta ‘Salvajes’
¡Qué calor pasa Oliver Stone! Llega con una americana azul y enseguida pide que le abran las ventanas del cuarto donde se celebra la entrevista. Su asistente, una atractiva rubia, trae por indicaciones de su jefe un café con leche. Lo prueba y lo rechaza. Pide otro café solo. Se quita la americana. Se queja de la falta de aire acondicionado de la estancia. Está como inquieto. Finalmente, exige de nuevo a su asistente un pequeño ventilador individual que pone a funcionar y se lo dirige directamente al rostro. Da agobio verle. Tampoco parece que le guste mucho el café solo, pero, con todo y con eso, va contestando a las preguntas de los periodistas. Las drogas, su legalización, la violencia en la realidad y en el cine, el amor a tres bandas, el poder del narcotráfico o la defensa de Julian Assange. Todos los temas van apareciendo en la conversación y el ganador de tres Oscar que ayer recibió el Premio Donostia 60º Aniversario a toda una carrera, entra al trapo de todos ellos como un toro sin control. Para la presentación de Salvajes, la película que presentó ayer en Zabaltegi Perlas, ha llegado a la ciudad donostiarra acompañado de John Travolta, que también recibió anoche otro Premio Donostia, y Benicio del Toro. El filme, basado en el libro del mismo título de Don Winslow, es un trepidante thriller sobre el enfrentamiento entre un par de jóvenes cultivadores de marihuana en California y un implacable cártel de narcotraficantes mexicanos, liderado por una mujer (Salma Hayek).
A Stone se le nota que no le importa escandalizar clamando a los cuatro vientos sus opiniones. “Siempre me he mostrado a favor de la legalización de las drogas, algo que ya demostré hace mucho tiempo en Platoon, en la que reflejé como la gente podía vivir bien con drogas. Lo que existe hoy es una guerra muy hipócrita porque a los dos contendientes solo les interesa el dinero. El Gobierno de Estados Unidos ha gastado una fortuna de más de 50 billones de dólares desde 1972, año en la que comenzó esta guerra, sin obtener ningún resultado. No he negado nunca que yo consumo marihuana y, a pesar de ello, me considero un ciudadano responsable, con mi familia, mi trabajo y pagando mis impuestos. Nunca nadie va a ganar esta guerra porque ningún político se atreverá a denunciar lo que está pasando, igual que en la guerra contra el terror porque el que lo haga sabe que va a tener que pagar un precio muy alto”.
Cineasta al que no le ha asustado nunca mostrar de manera explícita la violencia, en Salvajes se muestra algo más moderado. “La única razón por la que me he impuesto a mí mismo un límite es por la calificación que recibirá en EE UU. Pero quiero enseñar la violencia que nos invade. Desde 2006, en México han asesinado a 50.000 personas, cifra que ha superado a los muertos en Vietnam; toda la violencia que ha llegado a raíz de la guerra de Irak; las torturas en Guantánamo…”.
Entre golpe y golpe de ventilador, Stone saca a colación al expresidente del Gobierno español, José María Aznar. “Me gustaría verle delante del Tribunal de la Haya”, suelta. “¿Puede explicar su acusación?”, le preguntan los periodistas altamente sorprendidos. “Aznar fue un aliado muy importante de Bush en la guerra de Irak junto a Tony Blair. Bush no puede viajar al extranjero por miedo a que le detengan”.
Firmante junto a Michael Moore de una carta publicada en The New York Times en defensa de Julian Assange, Stone dice que él lo único que exige es que sea interrogado por la justicia sueca en Londres. “Si le extraditan a Suecia, lo más probable es que acabe finalmente en Estados Unidos. Assange ha hecho un gran servicio al mundo entero con las denuncias que ha revelado. Él está siendo perseguido por la Administración de Obama cuando los auténticos terroristas siguen en libertad”.
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