“Rajoy castiga a la Cultura porque no quiere una fábrica de librepensadores”
Miguel Bosé lanza 'Papitwo', nuevo disco y gira, en plena crisis de una industria ahogada por la piratería y los impuestos
Miguel Bosé está recién aterrizado de un viaje transoceánico y dice no haber dormido más de cuatro horas. Regresa de México, donde ha participado en La Voz, en el nuevo reality show cazacantantes (y van…) que esta temporada también llegará a las pantallas de España en su versión ibérica con todo un póquer de ases fichados como jurado: Rosarillo, David Bisbal, Malú y Melendi. Pura vanguardia. Pero Miguel Bosé está de promoción por otra cosa. Ayer lunes, prácticamente no salió de un céntrico hotel de Madrid donde no paró de hablar de su nuevo disco Papitwo —que hoy sale a la venta—. Se trata de la segunda parte de aquel Papito (2007), el disco de grandes éxitos cantados a dúo con sus grandes amigos —como Alejandro Sanz, Ricky Martin, Shakira y Amaia Montero—, con el que revolucionó las listas de ventas en España y Latinoamérica y llenó conciertos en una interminable gira. Para esta segunda entrega, sus invitados son tan especiales como Joaquín Sabina, Pablo Alborán, Tiziano Ferro y ¡Penélope Cruz!
Pregunta: Dicen que segundas partes nunca fueron buenas.
Respuesta: Era de ley que hubiera una segunda parte. Había mucho reclamo y mucha queja de que se habían quedado muchas canciones fuera. Tarde o temprano iba a surgir la demanda. No solo por parte de la industria, sino por parte de la gente, del público que presionó mucho. Había muchos temas y amigos que no habían podido estar en el primero.
P. Esa demanda y ese clamor del público, ¿cómo le llega?
R. En mi página web, en redes sociales y la gente por la calle. Soy muy activo en las redes sociales para asuntos profesionales, para cosas personales, no siento la necesidad.
P. ¿Solo eso le llevó a repetir experiencia?
R. Cuando decidí dejar Papito pareció que había comenzado un drama. Los empresarios empezaron a decir: ‘no hay derecho’, ‘es un horror’, ‘para una cosa que hay rentable, va y se acaba’… Fue un momento muy dulce para todo el mundo durante casi tres años. Cuando lo paré tenía necesidad de hacer cosas nuevas y originales que estaban hirviendo dentro de mí. Ahora, con los seis primeros conciertos de la nueva gira, ha sido como un flashback. Se me había olvidado la feria que es esto. Un festejo brutal. Y huele muy bien.
P. Pero también hay quien le reprocha todo este revival. Le acusan de falta de originalidad, de pocas ideas nuevas.
R. Siempre hay tres que se quejan, como en todo. Y hasta esos tres puede que vayan a los conciertos y se compren el disco. No es nada preocupante. Lo que manda es lo que manda y en estos momentos, cuando están las cosas tan mal, lo que manda es hacer cosas que favorezcan a la gente, que les proporcione determinadas emociones. Y manda ayudar a la industria y a los promotores. Ojalá podamos estar todos haciendo caja. Pero material nuevo tengo para hacer todos los álbumes que me dé la gana. Estoy fabricando y componiendo constantemente.
P. Pues para dinamizar la industria parece que no es el mejor momento con las políticas que se están tomado desde el Gobierno, ¿no le parece?
R. Es un drama. Lo de la subida del IVA es un atentado contra todas las manifestaciones de la Cultura y un atentado también contra el consumidor. Significa, además, negarle a la gente el recurso de la válvula de escape. Este Gobierno es de derechas y ya se sabe: su mimo a la Cultura es igual a cero. Hacer este gesto no es castigar a una industria, sino a todo un pueblo. Se están tasando las alegrías, las emociones y las válvulas de escape. Y creo que ellos mismos (el Gobierno) se van a castigar.
P. En 2010, antes de que el PP ganara las elecciones, calificó a Rajoy de “indigestioncilla”. Ahora, con otra perspectiva, ¿cree que se ha convertido ya en todo un cólico nefrítico?
R. A mí de Rajoy lo que más me preocupa realmente son sus nulas dotes para ser un líder. No me parece que sea un líder, ni para su partido, ni mucho menos para un país. Hay mucha gente en el PP con mucha más madera de liderazgo.
P. ¿Por ejemplo?
R. Esperanza Aguirre, por ejemplo. Que conste que ella no me gusta nada, pero creo que tiene mucho más poder de liderazgo. O Soraya Sáenz de Santamaría, por ejemplo. Y no es cuestión de carisma, sino de liderazgo.
P. Si tanta factura cree que les va a pasar todo esto, ¿por qué supone que se ceban con la Cultura?
R. Los gobiernos de la derecha, como el de Rajoy, castigan a la Cultura porque no quieren una fábrica de librepensadores. Los gobiernos de derechas tienden a poner en práctica lo siguiente: ‘El ciudadano debe pensar lo que nosotros le digamos’.
P. Así que, aunque las cosas estén como están, tiene mono de carretera...
R. Acabé Cardio y me cogí un año sabático de paternidad… Tenía un plan que consistía en entregarme a esos dos cuerpos que se me dieron con kilometraje cero. Tenía que arrancarlos. No pensé en nada más que en esa experiencia extraordinaria. Pero ya han cumplido un año...
P. ¿Y cómo va a llevar ahora lo de no estar tan encima?
R. Se echa de menos. Pero te acostumbras. Estando de gira aquí, no hay problema: vas y vienes constantemente. Ahora, cuando he estado en México, ha sido un horror. A final de año me voy dos meses a terminar La Voz, también a México y además, compaginaré el programa con conciertos. Entonces sí que me llevaré a la familia. Cuando uno es primerizo, en el comienzo, está más sensibilizado y luego se te va pasando. Me lo cuentan todos mis amigos y no creo que yo vaya a ser la excepción.
P. Es curioso que este disco esté tan centrado en el medio tiempo... No le asusta que no tenga tanta pegada comercial como el primero.
R. El 80% de los éxitos de mi carrera han sido baladas o semitiempos. Eso es así. Todos los temas que hay en Papitwo son números uno que están muy comprobados: esas canciones no las he podido sacar nunca de mis conciertos por aclamación popular. Son canciones tan enormes como las que estaban en el primer disco y algunas, incluso más. Y estoy hablando de los grandes mercados, de los americanos: México, Colombia, Estados Unidos, Argentina...
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