La tercera vía de Beck
El músico se alía con las editoriales para publicar sus canciones únicamente en pentagrama
Desde que internet existe, las discográficas han puesto casi tanto empeño en evitar la piratería como en promocionar el material de sus artistas. Muchos creyeron en su día dar con la clave para sortear las filtraciones y la multiplicación incontrolada de sus trabajos como archivos de audio en los ordenadores de todo el mundo. Unos lo intentaron a la fuerza, otros quitándole el glamour a las descargas y otros decidieron echarle imaginación para crear trabajos únicos; auténticas piezas de colección. Algo que crease la necesidad para los consumidores de hacerse con ese trabajo en el formato en el que fue creado.
La última idea de Beck podría incluirse dentro de este último grupo. El cantante de Loser o Devil’s haircut se ha propuesto en su nuevo trabajo volver a las raíces, pero de una forma radical. Song Reader, que es como se llama esta idea -cabe preguntarse si podría llegar a considerarse un álbum-, no contendrá dentro de sus lomos CD’s, mp3, enlaces de descarga, ni nada que lleve directamente a la reproducción de unas canciones previamente grabadas. Tan solo la pericia musical del consumidor le permitirá escuchar las canciones o hacerse una idea de como son, ya que las únicas pistas que tendrá de las nuevas composiciones del músico californiano serán sus partituras.
Para hacer la propuesta más apetecible, las 20 canciones vendrán acompañadas de sus correspondientes ilustraciones creadas para la ocasión por artistas como Marcel Dzama –que ya colaboró con Beck en el disco Güero-, Leanne Shapton o Josh Cochran.
El siguiente dilema a dilucidar al respecto del proyecto es el de qué discográfica se va a hacer cargo de publicar un disco que no existe. La respuesta es contundente. Por el momento, ninguna. En Estados Unidos será la editorial McSweeney’s la que de forma a Song Reader, preocupándose de que el formato sea todo lo lujoso posible para ganarse el favor de los fans del músico. En Reino Unido también le han salido novias a la idea y Faber & Faber, entre cuyos editores se encuentra el también músico Jarvis Cocker, lo publicará allí.
Otro dilema se muestra más crucial. La universalidad de la música reside, entre otros factores, en que los aficionados no tienen por qué tener una formación musical teórica para comprenderla, y más especialmente si se habla de música popular. Hasta ahora, los fans podían bastarse de sus oídos para disfrutar de las canciones sin necesidad de entender la escritura musical. Por eso, aunque el trabajo aspire a vender un número suficiente de copias que le permita ser viable económicamente, difícilmente podrá aspirar a convertirse en un superventas de dos millones de copias.
Quizás a sabiendas de que la iniciativa puede dejar a mucha gente rezagada y privada de un nuevo trabajo del que se tiene constancia de su publicación pero no acceso a él, McSweeney’s ya ha anunciado que colgará versiones enviadas por fans y otros artistas en su página web. Y, quién sabe. El mismo Beck podría aprovechar para publicarlo en formato tradicional cuando salga de gira si el experimento no funciona para hacer caja. La respuesta, en diciembre.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.