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Viaje literario a la ciudad del Támesis

El libro ‘Guía literaria de Londres’, recopila textos de grandes intelectuales sobre la urbe.

'El progreso de un libertino' (1735), de William Hogarth.
'El progreso de un libertino' (1735), de William Hogarth.

“Me voy de Londres porque el clima es demasiado bueno. No soporto cuando no llueve”, dijo una vez (sarcásticamente) el gran cómico estadounidense Groucho Marx. Razones no le faltaban. Y a pesar de su clima plúmbeo, Londres siempre fue una de las ciudades más queridas y visitadas del mundo. La urbe ha cautivado a los intelectuales desde hace siglos, y buena parte de ello se refleja en los textos recopilados en Guía literaria de Londres (Ático de libros, 2012). Un complemento indispensable para quienes quieren ir más allá del espectáculo olímpico y profundizar en la cultura y la historia de la ciudad del Támesis.

El libro, editado por Joan Eloi Roca, propone un triple viaje: en el espacio, hacia los monumentos londinenses; en el tiempo, hacia otras épocas de la historia; y en el espíritu, hacia las mentes más creativas de la literatura universal. Las crónicas históricas son el género más común de la obra. Comenzando desde el principio, cuando Londinium fue fundada por comerciantes romanos en el año 43, hasta el emocionado discurso del príncipe Carlos en 1987, pasando por el Londres medieval y el moderno; el de la Gran Peste y el Gran Incendio de 1665 y 1666 respectivamente, quizás los dos peores años de su historia.

La obra también nos propone un recorrido a través de 38 de los mayores escritores e intelectuales de todos los tiempos. Tácito (55-120) fue el primer gran historiador que aludió a la ciudad, cuando no era más que un enclave comercial periférico. Al gran cronista del Imperio romano le acompañan los textos de Beda el Venerable (672-735), considerado “padre de la historia inglesa”, del escritor romántico Washington Irving (1783-1859), del creador de Robinson Crusoe, Daniel Defoe (1660-1731), del paradigma de la novela victoriana, Charles Dickens (1812-1870), y del maestro de maestros de la novela psicológica, Fiodor Dostoievski (1821-1881). Las mejores páginas pertenecen a los autores decimonónicos, muchos de ellos testigos del esplendor y las cloacas de la Revolución Industrial y la Época Victoriana.

El lector puede subir a la Torre de Londres, atravesar el puente sobre el Támesis o explorar las tumbas y las capillas de la abadía de Westminster y la catedral de San Pablo

Los avatares de la ciudad y sus ambientes lúbricos son temas muy concurridos. John Evelyn y Samuel Pepys describen minuciosamente los incendios, pestes e invasiones que sufrió la urbe. Aunque Jack London era norteamericano y Rudyard Kipling nació en la India, ambos aparecen como expertos guías turísticos londinenses. En otro tono, Oscar Wilde y James Boswell penetran en los bajos fondos del libertinaje y la prostitución (explícitos los diarios del segundo).

Esta guía literaria es, además, un paseo por algunos de los lugares emblemáticos de la ciudad. El lector puede subir a la Torre de Londres, atravesar el puente sobre el Támesis o explorar las tumbas y las capillas de la abadía de Westminster y la catedral de San Pablo. Puede optar por recrearse en los fumaderos de opio y los barrios de prostitutas en el Haymarket, deleitarse con el paisaje urbano del Picadilly Circus, trasnochar en los muelles cargados de niebla o despertar en los diáfanos amaneceres del Hyde Park.

A pesar de algunas ausencias inexplicables, como la de Virginia Woolf (fantástica su descripción de la ciudad en Orlando), Arthur Conan Doyle (véase la saga de Sherlock Holmes) o George Orwell (el autor de 1984 escribió el muy recomendable, Sin blanca en París y Londres), la Guía Literaria de Londres compone un fresco bastante completo de una de las ciudades más interesantes del mundo y demuestra que hay tantos Londres como habitantes y visitantes. Y tantos admiradores como maldicientes.

Los intelectuales hablan de Londres

J. Molina

Aquí reproducimos algunos de los fragmentos literarios más interesantes sobre la metrópoli, incluidos en el libro:

“Pasé varias horas paseando por la Abadía de Westminster. En la lúgubre belleza de aquel antiguo edificio hay algo que conjuga bien con la estación y, al cruzar el umbral, sentí como si me hubiera trasladado de súbito a los parajes de la antigüedad y fuera a perderme entre las sombras de épocas pasadas”. (Washington Irving, Libro de apuntes de Geoffrey Crayon)
"Haymarket es un distrito que de noche frecuentan las prostitutas a millares (...). Es una experiencia aterradora estar en medio de esa gente, ¡Y qué amalgama! Hay mujeres viejas, y otras tan hermosas que le hacen detenerse a uno, boquiabierto. La verdad es que las inglesas son las mujeres mas bellas del mundo". (Fiodor Dostoievski,  Notas de invierno sobre impresiones de verano, 1863)
"Nunca comas bollo, ostras, bígaros o caramelos de menta en un autobús. Molesta a los demás pasajero. (...) Evita trasnochar, el salmón encurtido, las reuniones públicas, los cruces abarrotados, las alcantarillas, los carros de agua y comer demasiado." (Rudyard Kipling, Siete reglas para vivir en Londres, 1908)
"Piccadilly es lo más parecido a un bulevar parisino que tiene Londres". (Charles Dickens, Diccionario de Londres, 1879)  
"Este cosmos circular del que el hombre es dios / posee soles y estrellas de verde, dorado y rojo, / y nubes de humo que sobrevuelan las alturas, ocultando su cielo de hierro". (Chesterton, 'La estación de King´s Cross')
"Escogí a una de las chicas del Strand y fui a un patio con intención de disfrutarla con condón, pero ella no tenía ninguno. Jugué un poco con ella. La muchacha se maravilló de mi tamaño, y me dijo que si alguna vez le arrebataba la virginidad a una chica, la haría gritar". (James Boswell, Diario de Londres, 1760).
“Cuando reflexiono sobre el pasado de esta enorme metrópolis me parece asistir al desarrollo de una espectacular obra de teatro en la que los actores son reyes, reinas, príncipes, nobles, prelados, genios, poetas filósofos, estadistas y soldados (…)”. (Charles Dickens, Diccionario de Londres)
Otras citas de intelectuales sobre Londres:
"El hombre que puede dominar una conversación en Londres, puede dominar el mundo". (Oscar Wilde).
“En Londres no hay nada seguro excepto el gasto”. (William Shenstone).
“Cuando son las tres en Nueva York, en Londres todavía es 1938”. (Bette Midler).
“Quien está cansado de Londres, está cansado de la vida”. (Samuel Johnson).
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