Las comidas de mamá por el mundo
La web mamamandame.com envía comida casera a cualquier esquina de Europa en cinco días. Desde pipas hasta un plato de bacalao al ajo arriero
Al final va a resultar que el tópico es cierto y los grandes placeres están en las pequeñas cosas. Desde hace un mes, los cientos de miles de españoles repartidos por Europa tienen la posibilidad de vencer a la melancolía, más bien, de superar el trago de no comer de vez en cuando la comida de sus madres, a través de la web www.mamamandame.com
Alejandro Casanova, el creador de esta empresa contra la nostalgia, ha pasado parte de su vida como expatriado en América Latina por sus trabajos en tres multinacionales. De vuelta a España empezó a barruntar este negocio que estrenó hace un mes y que ya suma ocho pedidos diarios. “Todos los que nos hemos ido fuera sabemos lo que es pasar ilegalmente alimentos por la aduana”, dice Casanova. “Por el jamón se cometen muchos delitos”.
Además de pata negra, Mamá Mándame ofrece una carta de más de 200 productos —para septiembre la cifra ascenderá al medio millar— con salchichón, aceite de oliva, Cola Cao, banderillas, Nocilla, las galletas de siempre, incluso pipas, una de las estrellas de la carta. “Tenemos un pedido de 19 bolsas para Inglaterra”, cuenta Casanova.
Los menos cocinillas tienen una sección especial en este gran supermercado de gastronomía tradicional en la Red. La cocina de mamá es la etiqueta para encontrar la fabada asturiana, chipirones en su tinta, carrillera de ternera, callos, alubias con rabo de toro o bacalao al ajo arriero. “Puede sonar raro, pero la comida española no es tan internacional como lo son los grandes cocineros de este país”, argumenta el empresario.
Los precios de Mamá Mándame no difieren mucho al de cualquier mercado español. “Tenemos menos margen de negociación que Carrefour o Mercadona, pero hemos intentado ajustar las tarifas a las de las grandes superficies”, explica Casanova. A medida que avance el negocio pretenden saltar del mundo 2.0 a la tercera dimensión y abrir almacenes y tiendas en diferentes ciudades europeas para abaratar los costes y “servir de ayuda a muchos pequeños productores que por la crisis económica o por falta de recursos no pueden exportar sus productos”, apunta el empresario.
En un plazo máximo de cinco días, con un coste de envío de 9,99 euros, los pedidos llegan a cualquier esquina de Europa. Su objetivo es ampliar fronteras y a partir de septiembre empezar a enviar comida de mamá a Estados Unidos, Canadá y México. Y las cifras de futuros nostálgicos de un buen puchero le acompañan: más de un millón y medio de españoles viven fuera, lo que supone un 15% más en los dos últimos años y un 32% en la última década, según datos del censo de residentes en el extranjero. Solo el año pasado 50.000 españoles abandonaron el país por la crisis económica.
Babelia
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