En la galaxia de Ridley Scott
Con 74 años, el director de cine británico mantiene a toda máquina su prolífica carrera Vuelve a la ciencia ficción con ‘Prometheus’ La película despejará las dudas y los orígenes de ‘Alien, el octavo pasajero’
Los seres humanos solo estamos limitados por nuestro propio conocimiento. Sabemos mucho, pero sin embargo puede que no sepamos nada. Quizá alguien que vino hace millones de años a la Tierra sepa esto –dice separando los dedos índice y pulgar hasta que la distancia entre ambos equivale al tamaño de una manzana– y nosotros conozcamos esto otro –dice repitiendo el gesto, pero esta vez como si sujetara el hueso de una aceituna–”. Aunque Ridley Scott, director de cine, nos haga esta reflexión a propósito de su nueva película, Prometheus, que se estrena el próximo 3 de agosto en tres dimensiones, en realidad es también una declaración de humildad. Y esto en un cineasta como él, creador de dos de las mejores películas de ciencia ficción de la historia como son Alien, el octavo pasajero y Blade runner, además de una treintena de filmes más como Thelma y Louise, Gladiator y American gangster entre los más conocidos, llama positivamente la atención.
“¿Retirarme? Ni me lo planteo”, zanja Scott cuando se le señalan sus 74 años de edad y una carrera de más de cinco décadas. Una trayectoria fundamentalmente como director y productor de cine y televisión. Según la base de datos para temas de cine más conocida de Internet, la Internet Movie Database (IMDB), Scott ha participado de una manera u otra en más de 400 trabajos y actualmente está trabajando en más de una decena. Pero curiosamente, en una persona tan prolífica como él, sorprendía que hubiera pasado tanto tiempo sin volver a la ciencia ficción. Lo hace ahora con Prometheus, una precuela de Alien, que él mismo dirigió en 1979: “Pensé que después de mi película y de las que la siguieron [la saga creada a posteriori fue dirigida, en cada filme, por distintos directores, como James Cameron y David Fincher], todavía ninguna respondía a la pregunta que planteaba la primera”.
Si bien es cierto que la nueva película de Scott se puede disfrutar sin necesidad de haber visto Alien previamente, los fans de esta última descifrarán muchos interrogantes y verán similitudes entre ambas cintas cuando acudan a los cines este verano. Como la relación entre humanos y máquinas, por ejemplo. Sin duda, Prometheus será también la oportunidad para que aquellos que jamás vieron esa joya de los setenta la rescaten ahora, pues esta continúa la historia que Scott traerá próximamente a los cines. “No tengo ni idea de si les gustará Prometheus a los fans de Alien. Quizá encuentren otra cosa, o algo diferente”, se sincera Scott cuando aludimos a los seguidores incondicionales de la teniente Ellen Ripley (Sigourney Weaver). No desvelaremos nada que el propio Scott no quiera contar: “Habrá muchas criaturas. Sí, bastantes. Será muy explícito”.
Quizá, y esto solo es una opinión subjetiva, la película de 1979 metía más miedo que la de 2012. E incluso vista ahora, en perspectiva, se entiende que aquella ganase el Oscar a los mejores efectos especiales. ¿Cuesta cada vez más sorprender a los espectadores? “Totalmente. Tuvimos suerte con el Alien original. El guion era bueno para una película de serie B. Pero creo que al final hicimos una de serie A. Los actores eran geniales y quedó muy bien. Pero lo más importante fue que el alien era fantástico –dice recalcando cada sílaba–. ¡Era tan nuevo, tan fresco! Con el nuevo proyecto, se lo dije a la FOX, era el momento de tomar otra dirección, de perder al alien. Porque ya está muy explotado, no asusta como antes”, razona Scott, consciente de la cantidad de películas de ciencia ficción realizadas desde entonces. “No puedo revelar el coste de la película, pero creo que hemos hecho un grandísimo trabajo con la quinta parte de presupuesto de Avatar”, lanza con una sonrisita maliciosa, dando a entender una rivalidad con el director James Cameron.
La conversación con Scott discurre en una suite de un hotel de Londres, en el Soho. Al entrar estrecha la mano, coge una botella de agua y pregunta de dónde venimos: “Oh, de España. Conozco poco España, pero me encanta”. Resulta curioso en una persona que dirigió El reino de los cielos (2005), rodada en parte en el castillo de Loarre (Huesca) y en Córdoba, o la película que celebraba el quinto centenario del descubrimiento de América: 1492, la conquista del paraíso.
Quizá prefiera olvidar que ambas películas no fueron todo lo bien en taquilla que esperaba, algo que pretende no repetir con Prometheus, una trepidante historia que viene a debatir sobre el origen del ser humano, sobre la vida en el exterior y sobre si realmente nos conviene como especie encontrar vida más allá de la Tierra. Vale, de acuerdo, la principal virtud de los seres humanos es nuestro cerebro. Pero es una inteligencia relativa. ¿Y si ahí fuera hay una vida más desarrollada?
Las imágenes de Prometheus son espectaculares. La película comienza en un valle situado entre unas majestuosas montañas de Escocia. Es el año 2089, cuando la arqueóloga Elizabeth Shaw (interpretada por Noomi Rapace) encuentra en una cueva unas pinturas rupestres con un pictograma que le recuerda a otros vistos por toda la Tierra. Es un dibujo básico, varios puntos separados entre sí, la representación de un sistema solar muy lejano. La emoción les llena a ella y al resto del equipo de Weyland Corporation, una empresa privada, al darse cuenta de que civilizaciones tan apartadas como Egipto, Mesopotamia o Babilonia… repiten el esquema. La pregunta es: ¿por qué?
La ambición por responder a esa pregunta les lleva a una tesis: alguien les envía un mensaje. No puede ser de otra forma, se dicen. Ese esquema, ese mundo lejano, no puede verse a simple vista, y las civilizaciones no tuvieron contacto entre sí. Luego tuvo que ser alguien ajeno a todos ellos, ajeno a la Tierra, quien hace miles de años trajo ese conocimiento hasta nuestros antepasados. “Nos mandan un mensaje”, dice Shaw, y la aventura comienza. La nave espacial Prometheus parte en un viaje de dos años que será dirigido en un principio por David (Michael Fassbender), un hombre-máquina, un robot de apariencia humana, mientras la tripulación esperará dormida, dentro de unos aparatos rellenos de un elixir antienvejecimiento. Una vez allí, Meredith Vickers (Charlize Theron) será quien dirija la misión…
“He disfrutado volviendo a la ciencia ficción. Es un género con unos retos de diseño fabulosos. Me encanta implicarme, aunque solo sea encargándome de una habitación o de uno de los trajes… y me apasiona conseguir mejorar lo anterior, sorprender”, señala Scott. La duda ahora es si Blade runner también tendrá precuela, secuela o lo que quiera. “Podría ser…”, dice dejando la frase en suspenso… hasta que arranca: “Hemos decidido hacer otra. Creo que ahora tenemos una historia. Pienso que será con Hampton Fancher, el escritor original. La semana que viene me reúno con él”, sonríe. Los fans pueden estar tranquilos; si Ridley Scott lo dice, entonces lo hará, por mucho que en noviembre cumpla 75 años.
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