En las profundidades de 'La voz'
Entramos en el estudio de 'La Voz' la última franquicia de talentos musicales que llegará a España este otoño en Telecinco
Visto hoy, parece claro que el ardiente calor de los focos de un estudio de televisión proporciona la temperatura ideal para cocinar las futuras estrellas de la música. De aquel chaval con un sueño que lucha contra viento y marea para hacerse un hueco, el panorama ha virado en los últimos años hacia la producción en masa de talentos en directo y en prime time.En España, artistas como David Bisbal o Chenoa son el ejemplo perfecto de esta tendencia; al otro lado de la frontera, nombres como los de Leona Lewis o Susan Boyle resuenan asociados a los programas que las vieron forjarse en celebridades en un proceso de juicio y escrutinio públicos, donde todo queda a la vista de todos.
En realidad, no absolutamente todo: tras las cámaras todavía queda algún secreto por descubrir. Los ayudantes de producción que corretean entre las gradas del público con sus auriculares, los técnicos de imagen que suben y bajan por vertiginosas escalerillas para grabar desde las alturas, el público sofocado que aguanta estoicamente la repetición de las tomas, o los artistas, a los que un enjambre de maquilladores y peluqueros rodea a cada mínimo descanso. Ese es al menos el panorama que se contempla en plena grabación de The Voice UK, la versión británica de la última franquicia de talent show en echarse al mundo: un formato que ha sido adquirido en 44 países y que se estrenará en España como La Voz este otoño en Telecinco.
En 'La voz' no se enseña a cantar: se entra con los deberes hechos
Lo que La voz pone sobre la mesa es lo que vende: habilidades vocales fuera de lo común. Todo lo demás -la apariencia, la edad, el estilo- queda fuera del juego. "Es lo más potente y novedoso de este formato", asegura Encarna Pardo, directora ejecutiva de Boomerang TV, que produce el show español. Para garantizarlo, en la primera fase del programa, las audiciones, los aspirantes se eligen a ciegas, con los coaches (así se llama a los cuatro famosos que participan, que no hacen de jurado, sino de entrenadores) sentados de espaldas a los candidatos. En una segunda fase, cada una de las celebridades -que ya han formado sendos equipos con sus talentos favoritos-, deberá adiestrar en sus habilidades a sus pupilos, quienes se verán las caras en "batallas" a las que cada vez menos sobrevivirán. "No hay academia ni profesores, no se enseña a la gente a cantar", matiza Pardo. A La voz se entra con los deberes hechos. El último paso antes de hacerse con el premio, un disco con Universal, se forja en directo, en galas en las que la última palabra queda en manos del público en casa.
En The Voice UK, cuya final se celebró este sábado, la cuaterna de cantantes está conformada por el integrante de los Black Eyed Peas Will.i.am, la solista Jessie J, el líder de The Script Danny O'Donoghue y la misma voz en persona, Tom Jones. En España, bajo la batuta del ubicuo Jesús Vázquez se situarán Rosario Flores, Melendi, Malú y David Bisbal. Con un tempo que crece según avanzan los programas, que van añadiendo espectacularidad a la banda, al vestuario, a las actuaciones y también a la cantidad de público en el plató, La voz alcanza su clímax en la fase final, la de los directos. De los 250 asientos que se reservarán para la concurrencia en los programas grabados, se pasará a 750 en los que se hacen en vivo. Eso en la versión española. En la del Reino Unido, 1000 almas se desgañitan a aplaudir en directo el sábado por la tarde, cuando se emite la gala, y acto seguido en diferido, cuando se graba el especial con los resultados de las votaciones de la audiencia, que se pasa el domingo. "Cada país tiene una mecánica diferente", apunta Pardo, señalando que en España seguramente no se dejará el anuncio de los ganadores para el día siguiente.
Rosario Flores, Melendi, Malú y David Bisbal serán los 'coaches'
Así que son las 17.00 h del sábado. El respetable comienza a hacer acto de presencia en los Estudios Elstree, al oeste de Londres. Aunque el programa lo emite la BBC, la cadena no cuenta con suficiente espacio en su sede como para acoger un set del tamaño del de The Voice UK, en el que han invertido 22 millones de libras (27,3 millones de euros) por los derechos de emisión durante dos años. Así que lo graban en el mismo lugar donde se fraguaron las aventuras de la Guerra de las Galaxias o Indiana Jones. A las 17.30, la cola que se ha agolpado a las puertas de la nave que acoge el programa se introduce ordenadamente, y un animador, micrófono en mano, comienza su ardua tarea: mantener al público en estado de exaltación discotequera durante las siguientes cuatro horas.
A las 18.00, actuación de una estrella invitada en directo. Para los presentes. El resto del mundo la verá retransmitida al día siguiente. "No podemos permitirnos usar un estudio dos noches", señala Richard Thomson, director general de Wall to Wall Television, que produce The Voice UK para la BBC. Y a las 18.30 arranca el programa en vivo, una hora y media de corrido, ya que la cadena pública no tiene anuncios, y que se empalma con la grabación del programa de los resultados tras el lapso de un breve descanso. ¿El problema? Al dejar la retransmisión de los resultados para el día después de la gala, el público presente puede tuitearlos o difundirlos antes de que se emitan. “Son solo unos cientos de personas de los millones que ven el programa", señala Thomson. Además, todos los móviles y cámaras están confiscados durante la grabación, así que quien quiera filtrar la información, tiene que esperar a la salida. "Esto en España sería impensable", dicen varias productoras de visita. En breve, veremos cómo funciona aquí.
Babelia
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