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El perfume del mejor arte inunda Argentina

La 21ª edición de la Feria de Arte Contemporáneo de Buenos Aires deja un gran sabor de boca entre visitantes y organizadores

Francisco Peregil
Creación de la artista Marta Minujín, a la izquierda, con una doble de Margaret Thatcher, en ArteBa.
Creación de la artista Marta Minujín, a la izquierda, con una doble de Margaret Thatcher, en ArteBa.

Transitaron esta semana por la Feria de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (ArteBa) 120.000 visitantes; pasaron por los pabellones de la Sociedad Rural de la capital argentina cientos de artistas, aspirantes a artistas, críticos, detractores, admiradores, directores de museo, coleccionistas… y el presidente de la fundación Arteba, Facundo Gómez Minujín no daba crédito: “Ha sido mucho mejor de lo esperado. En un momento difícil en la economía, esto ha sido como una especie de oasis”, comentaba.

Este año, el premio ArteBa-Petrobras de Artes Visuales dotado con 50.000 pesos (8.800 euros) se había convocado con la exigencia de que intervinieran como mínimo tres artistas de distintas disciplinas. Si el año pasado el galardón recayó en el argentino Carlos Herrera, de 36 años, por su obra Autorretrato sobre mi muerte -una bolsa blanca transparente donde el artista había metido una camiseta suya, un par de calcetas y sus zapatillas de deporte un calamar pudriéndose en cada una de ella-, este año el premio se lo llevaron Silvina Aguirre, Laura Bilbao, Roberto Conlazo y Lux Lindner con la obra Splatter morfogenético / Arlt maschine. “Es una obra donde los cuatro artistas -dos plásticos y dos chicas que hacen performance- convertían ideas en objetos”, comentó Gómez Minujín. En la edición anterior de ArteBa, el blog argentino Juanelear.com, comentaba que la belleza había asomado “su horrible cabeza, de nuevo”. Este año también lo hizo. Y fueron muchas las cabezas.

Ya de por sí, la inauguración de la Feria el jueves, abierta solo para un público selecto que acudía con invitaciones, no defraudaba. Uno podía recostarse en una especie de colchón gigantesco en un cruce de pabellones y pasarse las horas admirando la original indumentaria con que llegaba el respetable. Por ahí aparecía entre una nube de admiradores el artista argentino de 83 años Julio Le Parc, por allí paseaba una chica con un pantalón ajustado, negro en una pierna y trasparente hasta la cintura en la otra; por aquí, un joven vestido de traje y zapatillas, como si le hubieran echado un cubo de pintura encima de los hombros y le hubiesen manchado de los mismos colores arrebujados la chaqueta, la camisa, el pantalón, los calcetines y las zapatillas... Aparte de las monturas de gafas, a cada cual más llamativa, y de los botines, botas, sandalias, gabardinas, corbatas, gorras y sombreros propios de este tipo de inauguraciones, había mucha obra digna de la mayor feria de arte de Latinoamérica.

Una obra donde cuatro artistas convierten ideas en objetos ganó el premio de Artes Visuales

Sobresalía un maravilloso tríptico de la argentina Liliana Porter, (a la venta por 120.000 dólares), o la escultura de las Dos Camas, una que pasa doblada por encima de la otra como una carretera, de Los Carpinteros. Había obras ante las que la gente no podía evitar pararse, como la escultura Despertando al tigre, de la argentina Ananké Asseff. Se trata de la escultura de un tigre frente a la de un hombre, mirándolo con una mano cruzada sobre la otra. La artista explicaba que no las había esculpido ella. “Hoy el artista ya no es la persona esa que se encierra en el taller. Nada tiene por qué limitarle. Yo vengo del mundo de la fotografía y el vídeo. Mi obra forma parte de las colecciones de la Tate Modern de Londres, se conocen mis fotografías. Pero, ¿por qué me he de limitar a la imagen? Hoy en día, el artista es un pensamiento”.

El presidente de la fundación que organiza ArteBa, Facundo Gómez Minujín, como no podía ser de otra forma, estaba encantado con el resultado de la feria. Decía que había muy buenas obras a muy buenos precios, porque “la burbuja del arte” aún no ha llegado a Latinoamérica. Y parecía cargado de razón.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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