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65º FESTIVAL DE CANNES

Violencia y miedo en Cannes

El australiano John Hillcoat y el rumano Cristian Mungiu presentan sus películas el festival Son dos de los platos fuertes del certamen: ‘Lawless’ y ‘Beyond the hills’

Gregorio Belinchón
Jessica Chastain, protagonista de 'Lawless', en Cannes
Jessica Chastain, protagonista de 'Lawless', en CannesSTEPHANE REIX (EFE)

Día potente este sábado en Cannes. Por un lado, John Hillcoat presentaba Lawless, una violenta historia de hermanos fuera de la ley en los años de la prohibición del alcohol en Estados Unidos, aderezada con tonos de fantasía y un reparto potente: Shia LaBeouf, Gary Oldman, Guy Pearce, Tom Hardy (actor emergente, de físico contundente y que acaba de encarnar al villano de turno en el último Batman), Jessica Chastain (que vuelve a Cannes, festival que la catapultó el año pasado) o Mia Wasikowska. Y por otro lado, Beyond the hills, del rumano Cristian Mungiu, que ya ganó la Palma de Oro con Cuatro meses, tres semanas, dos días, que desarrolla ahora una amistad entre dos veinteañeras, amigas desde su infancia en un orfanato. Una de ellas ha acabado como novicia en un convento ortodoxo; la otra vuelve de Alemania para rescatarla… aunque al final sea ella la que deba de ser rescatada de sus propios demonios.

'Lawless' es violenta. El guionista, Nick Cave, apuntó que le encanta combinar brutalidad y sentimentalismo

Y las dos han sido desilusionantes. Lawless tiene grandes momentos, sin embargo Hillcoat venía de dirigir La carretera, palabras mayores. A su lado, Nick Cave, músico, actor y guionista. Sí, porque Cave, amigo de Hillcoat, ya escribió para él un western, La proposición. Hillcoat confirmó que efectivamente, aun siendo él australiano, la época de la prohibición sigue siendo un periodo atractivo para los cineastas, incluso para la televisión, con series como Boardwalk Empire: “Es interesante, porque tiene reflejos en la actualidad”. Reflejos que Cave insistió, “pueden llevarse a la prohibición actual de las drogas”. La película es violenta (el guionista apuntó que le encanta combinar brutalidad y sentimentalismo), tanto que LaBeouf explicó como habían rodado esas secuencias: “Te curtes en el gimnasio, filmas como si fuera un ballet”.

El director reconoció dos influencias claras: Érase una vez en América (que se proyecta en la sección de Cannes Classics) y Bonnie and Clyde. En cuanto a que haya este año en el certamen cinco películas estadounidenses en el concurso (que desde la organización ha sido defendido como la llegada de un cambio en esa cinematografía), Hillcoat reconoció que desconocía el dato, pero que a él le daba igual: “Porque la nacionalidad no importa, las historias son importantes. En cualquier caso el cine que yo hago no es el mayoritario en EE UU, aunque la cadena HBO se haya acercado más a ese uso de la violencia como vertebrador de las historias”. Al final, las aventuras de los tres hermanos Bondurant contra los agentes de la ley devienen en un punto fantástico que ya estaba en el libro de Matt Bondurant The Wettest County in the World, en que se basa el guion, y que Hillcoat no ha acabado de cuajar en la pantalla. “Aunque se basa en hechos reales [de ahí la coincidencia entre el apellido del escritor y el del trío protagonista], no nos preocupó traicionarlo, simplificarlo para llevar su espíritu al cine. Sí acentuamos el enfrentamiento entre el campo y la ciudad, que en la novela no era tan claro”.

El otro concursante de la mañana, el rumano Cristian Mungiu, aseguraba que Beyond the hills habla del amor: “De las distintas maneras que hay de amor. Y de cómo el abandono afecta a ese amor. No me gusta mucho hablar de las películas, porque el cine es mucho más que palabras”. Pero habló de su filme, dos horas y media –un tanto eternas- en las que juguetea con los prejuicios del espectador sobre la Iglesia, un sacerdote ortodoxo y las monjas, en las que llega a momentos realmente angustiosos, que podrían recordar a El exorcista… sino fuera por las repeticiones. “Creí en hacer crecer esa tensión. Es complejo decidir qué es largo o no: en la vida pasa igual”.

Mungiu apuntó más cosas sobre los detalles artísticos: “La película no tiene música y no la he retocado mucho en el montaje, porque creo que el cineasta debe desaparecer, no notarse en demasía. También aparecen varios personajes hablando a la vez, y las acciones se amontonan en el cuadro, ¿verdad? Me gusta que el espectador decida qué es importante para él en la película: es una metáfora del respeto que siento por él”. Y aunque los hermanos Dardenne sean coproductores de Beyond the hill, Mungiu comenta que no influyeron en el estilo. “Leyeron el guion, me dijeron que querían participar en su producción y así fue”. Tampoco cree que ese tono de tristeza venga de influencias del cine anterior rumano. “Desde luego, estudié en la Escuela de cine, y allí recibes ese flujo de información, pero tú decides en la vida y en el arte”.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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