Así se fundó el Globe (western isabelino)
Inglaterra, año de gracia de 1597. Ha muerto el viejo James Burbage, el hombre que construyó y dirigió durante dos décadas el Theatre, el primer coliseo de Londres, en la zona de Shoreditch. El Theatre, sede de la compañía de Shakespeare, los Lord Chamberlain's Men, era un imponente edificio poligonal, enyesado en blanco y negro, con aforo para mil quinientas personas, que se repartían en tres galerías y un patio cubierto, alzado sobre columnas, con techumbre de tejas. Contaba también, a diferencia de otros teatros, con "sala de atuendos", un espacio que servía para las entradas, salidas y cambios de vestuario.
Se procede a la lectura del testamento. El viejo Burbage ha dejado el Theatre a su hijo Cuthbert, partícipe de la compañía y manager del local, y a Richard, su otro hijo, el edificio de lo que luego sería Blackfriars, el teatro "de lujo" (esto es, en mejor zona), donde Shakespeare estrenaría sus últimas obras, los romances, y también un solar en Southwark, cerca del Rose, del que luego se hablará. Richard Burbage es the Player King, el jefe de la compañía y el primer actor, el hombre que a los veintiún años encarnó a Ricardo III, y luego fue Romeo, y Macbeth, y Hamlet, y Otelo, y Lear, y también Enrique V, Coriolano, Antonio y Próspero; el hombre que elegía las obras y planificaba las giras. Y el gran amigo de Shakespeare: como tal bautizó William a su hijo y Juliet a su hija.
El testamento tiene un problema y ese problema se llama Gilles Allen, propietario del solar del Theatre, un puritano avaro que detesta a los cómicos: vive en el campo y solo viaja a Londres cuatro veces al año para cobrar el alquiler. Para empezar, Allen decide cerrar el Theatre. En el verano de 1597, los actores de la compañía de Shakespeare han de trasladarse al vecino Rose. En otoño todavía no han llegado a un acuerdo. Los Burbage repasan y repasan el contrato hasta que encuentran una vía de escape. ¿Cómo no se les había ocurrido antes? Allen es dueño del terreno, pero no del edificio.
Y ahora viene la parte que más me gusta, tanto que me extraña que nadie haya hecho una película (un western isabelino) con esta culminación, digna del duelo en O.K. Corral. El 28 de diciembre de 1598, un grupo amenazante avanza bajo la gran nevada hasta las puertas del Theatre. Abren la marcha Cuthbert, Richard, la madre de ambos (que debía de ser una señora de armas tomar) y William Smith, promotor financiero de la familia; detrás, su principal carpintero, Peter Street (o Streete) y diez o doce peones, todos ellos armados, según Allen, "con espadas, dagas, palas, hachas y otras herramientas afines". El agraviado dueño legó una pintoresca descripción de esta escena extraordinaria: "Varias personas", escribe, "pidieron que desistieran de su ilegítima empresa, pero los Burbage rechazaron las objecciones de forma muy ultrajante, violenta y clamorosa". Las "grandes y aterradoras molestias" duraron cuatro días. En ese tiempo, los Burbage y sus operarios retiraron las vigas del Theatre y las colocaron en carros, y desmontaron luego las galerías y el patio y la sala de atuendos, y los transportaron en barcazas hasta la otra orilla del río. Según Peter Ackroyd, biógrafo de Shakespeare, "Allen no alude al armazón de hierro, aunque no parece probable que abandonaran algo tan valioso". El día de año nuevo de 1599 acaban de depositar su carga en el solar de Southwark, sobre una marisma desecada: allí levantarían el Globe. Gilles Allen demandó a los Burbage por una cantidad que, según él, ascendía a "800 libras por los daños, 700 libras por el teatro" y, detalle conmovedor, "40 chelines por pisotear el césped". El dickensiano litigio duró más de dos años y pasó por diversos tribunales, fallando que los Burbage "se habían limitado a la interpretación estricta de la ley", por lo que el propietario del solar no obtuvo la menor compensación. Bien por ellos.
Babelia
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