La pintura en movimiento de Markus Oehlen
Clara y vibrante, la pintura de este artista, que dice seguir siendo "un hijo de los años ochenta", Mantiene su actualidad y frescura. Se encuentra en un momento privilegiado de su carrera que le permite hacer evaluaciones claras del pasado
Surgió unido a un grupo de artistas alemanes en los años setenta y ochenta conocido como los Neue Wilde —los Nuevos Salvajes—, empeñados en dar una respuesta viva y emocional a la aparente frialdad del minimal y el conceptualismo. Markus Oehlen (Krefeld, 1956), precedido en esta actitud por su hermano mayor, el también artista Albert Oehlen, compartió desde temprano la creación plástica con su actividad como músico en bandas de punk. Ambas pasiones siguen guiando su trabajo, que expondrá en la galería madrileña de Juana de Aizpuru. "Sigo siendo un hijo de los años ochenta. Y nunca he querido renunciar a eso totalmente", confiesa desde Múnich, donde es profesor en la Academia de Bellas Artes. "He encontrado la manera de que mi pintura tenga su base en ese momento, pero que haya ido cambiando para mantenerse actual. No estoy anclado en el pasado. He pasado incontables noches de insomnio pensando qué es lo que se puede pintar hoy en día".
La pintura de Markus Oehlen es una especie de palimpsesto, con capas de pintura con motivos muy distintos que forman un conjunto de gran impacto visual. Suele incluir algunos patrones de líneas onduladas que ejercen un efecto óptico sobre el espectador. "Vivimos una época de saturación de imágenes. Nos torturan los medios de comunicación, la publicidad, la televisión privada, Internet. Soy músico también y alguna vez me puse a pensar qué es lo que hacía y la respuesta es, todo lo que amo: rock and roll, punk, electrónica, Stockhausen…Quizá mi forma de pintar también sea así", dice.
En todo caso, tiene claras sus referencias y sus distancias con otras actitudes. "Sigmar Polke fue un modelo para mí al principio", afirma Oehlen. "Lo que querían los Neue Wilde era romper con la pulcritud del minimalismo y el conceptual con una posición más radical y en el extremo opuesto. Como músico punk, yo estaba de acuerdo con esa posición. Pero luego se pasaron al expresionismo abstracto y eso ya no me interesó, me parecía que nacía como algo muerto, anacrónico. Un anacronismo que terminó en una especie de suicidio. Con el tiempo se ha visto que todos esos expresionistas de los ochenta han quedado obsoletos. Yo quise mantener las distancias con ellos en su momento, pero siempre me metieron en el mismo saco. No lo rechacé. Yo estaba empezando, ese movimiento tuvo mucha repercusión y eso ayudó a despegar mi carrera".
Hoy parece haber un renacimiento de la pintura, aunque Oehlen echa de menos un espíritu más revulsivo. "Mi generación miraba hacia los expresionistas, pero hoy la gente tiene como referencia el mal arte de los años setenta", comenta. "Eso me tiene un poco confundido, son cosas que ya he visto antes. Son inofensivas. Nosotros quisimos iniciar una especie de revolución, eso no se ve hoy". No le ha resultado fácil mantener su fidelidad a la pintura. "En los años noventa pasé por un periodo de crisis. No solo yo, muchos artistas de mi generación pasaron una etapa en la que no vendían ni un dibujo entre 1993 y 1998. Tuve que replantear mi pintura ante el temor al exceso en ella. Quería hacer que la gente se mueva, que mueva el cuerpo. Le pregunté a mi galerista si pensaba que la mejor pintura es la que contiene menos elementos y me dijo que sí. Así es que decidí hacer lo contrario. En esa época solo a Daniel Richter se le ocurrió hacer algo así, hoy muchos lo hacen".
"Si ves intensamente mis pinturas tal vez encuentres algunos elementos de maldad"
A Markus Oehlen se le considera post-pop, con recursos del op art. Finalmente ha ido simplificando su pintura y escultura, con lo que ha ganado claridad en sus planteamientos. "No es una tendencia fija, puedo volver a necesitar poner más elementos en juego. En una composición suelo usar naturalezas muertas, paisajes, retratos. Soy muy clásico en ese sentido. No hay narrativa, intento transportar sentimientos, atmósferas". Y añade una reflexión: "Si ves intensamente mis pinturas tal vez encuentres algunos elementos de maldad. Es algo que surge una y otra vez. Pero nunca soy claro en mi forma de expresarlo. No quiero ser concreto ni dar interpretaciones fijas o evidentes. Quiero ponerle las cosas difíciles al espectador. Nunca le digo a los coleccionistas qué es lo que he querido representar, prefiero que cada uno se haga su propia idea".
Tener un hermano algo más famoso que él, no significa mayor problema para Markus. "A veces pensamos lo mismo sobre ciertos asuntos, pero tenemos personalidades muy distintas. Él es más extrovertido y yo introvertido, él cree que puede trabajar como De Kooning y yo busco mis propias referencias. Me gusta lo que hace y lo siento muy cercano, pero tenemos estrategias diferentes. No solemos hablar sobre arte, de todas formas. Sigue pretendiendo ser el hermano mayor".
Markus Oehlen. Galería Juana de Aizpuru. Barquillo, 44. 1º. Madrid. Del 5 de mayo al 2 de junio.
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