A tus zapatos
"Ya está bien de obsesionarse con las cifras, los espectadores y los índices de taquilla"
Al prestigioso editor Ramón Akal le importa de un libro el que sea bueno más que su rentabilidad, como ha declarado en este periódico. Ojalá se mantuviera ese criterio en el terreno del cine, donde estos días prevalece lo opuesto, hasta el punto de que el mismísimo ministro de Hacienda se haya puesto a meter baza. Claro que le han llovido críticas autorizadas aconsejándole que hable solo de lo que sabe, y que se calle ante lo que ignora, aunque la manía de hablar de recaudaciones de taquilla del cine español antes que de su calidad se ha extendido ya como una epidemia, y no hay foro en que no se hable del dichoso índice de cuota de mercado.
Esta vez el festival de Málaga ha presentado un buen número de películas muy atractivas cuyo destino en taquilla queda por ver, pero que han sorprendido gratamente al público por su variedad e interés. Entre ellas, A puerta fría, de Xabi Puebla, que habla con dureza de la dictadura de los rendimientos económicos; Patricia Ferreira se zambulle con valentía en los conflictos de la adolescencia y la consecuente incomprensión por parte de los adultos y del sistema educativo; Imanol Uribe relata con solvencia y pasión la resistencia antifranquista en los años cincuenta; Eduard Cortés realiza una intensa y divertida película de acción; Pérez Rosado una bella historia ambientada en los campos saharauis; el productor Luis Miñarro propone en tres partes una ácida visión de Mozambique, y el asombroso Paco León ofrece una película original, descarada y saludablemente incorrecta, que ha provocado los mayores aplausos en el festival.
Ya está bien de obsesionarse con las cifras, la asistencia de espectadores y los índices de taquilla. Todas las citadas son películas valiosas y recomendables y, recordando de nuevo a Akal cuando dice que “una editorial debe dirigirla un editor, no un economista”, nuestros gobernantes deberían meditar sobre ello. Así se lo reprochó al ministro Montoro el presidente de los productores españoles, Pedro Pérez, en rueda de prensa, y así debería ser. En Málaga se hablaba más del parón laboral originado por el miedo que transmite el Gobierno que de la bondad de estas películas —de veras, no cómo dice el padre de ficción de Paco León en Carmina o revienta, para desconcierto del público: “¡Qué bonita que es la vida, parece de verdad!”.
Babelia
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