Tres autores del bang latinoamericano

"México tiene una variada geografía. Hay precipicios, montañas, playas, lagos... todo esto cobijado por un clima relativamente variado. [...] Nomás que tiene un defecto: que está poblado por mexicanos". La cita pertenece a un libro. El título, Instrucciones para vivir en México; el autor es Jorge Ibargüengoitia. Fue otro mexicano, Jorge Volpi, el que aludió a la fina ironía del escritor, muerto en un tan inesperado como absurdo accidente aéreo en 1983. Y Volpi recordó, ante un auditorio lleno en la Casa de América de Madrid, que antes de Ibargüengoitia pocos --muy pocos-- escritores en México habían conseguido sacudirse la solemnidad y dibujar un retrato mordaz y certero del mexican way of life.

En Los olvidados del Boom, la charla convocada en el Palacio de Linares, no sólo se habló de Ibargüengoitia. El autor boliviano Edmundo Paz Soldán habló de Clarice Lispector, escritora de origen ucraniano pero corazón brasileño, y su participación sirvió para recordar que, aún en los efervescentes tiempos del boom literario latinoamericano, firmar en femenino era asunto aparte. "Se llegó a rumorear que era un hombre o que era lesbiana", recordó. Paz Soldán comentó que descubrió a la escritora en inglés, pues las traducciones en español eran pocas y no muy buenas. En los últimos años, Siruela ha recopilado buena parte de su bibliografía y "han hecho un magnífico trabajo", añadió.

Después tocó el turno al escritor argentino Rodrigo Fresán, que habló del uruguayo Juan Carlos Onetti, a quien definió más que un olvidado del boom, "un olvidadizo del boom" o un miembro del "baby-boom" Fresán leyó un irónico texto sobre una princesa obsesionada con escritores, condenada a vivir por la eternidad en una torre leyendo una y otra vez. El autor argentino habló sin tapujos de su escepticismo sobre aquello de los escritores grandes y pequeños. "[para un escritor] vale con crear un mundo y conseguir transmitir ese mundo, sea grande o sea pequeño". Fresán citó al fallecido Tomás Eloy Martínez: "Esa palabra boom suena a napalm. [...] Prefiero emplear el papel, la tinta y los letras en palabras más alentadoras. Un bang alienta más a la literatura".