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Un futuro club de lectura para la Real Academia

Francisco Rico impulsa un taller “no erudito” Ven la luz cuatro nuevos tomos de la Biblioteca Clásica

Elsa Fernández-Santos
La Celestina y el Lazarillo
La Celestina y el LazarilloSCIAMMARELLA

En la España del pesimismo y la cicatería ayer cayó como agua de mayo una pequeña iniciativa de la por otro lado magna Biblioteca Clásica de Real Academia Española: crear un club de lectura con sede en la RAE. Un gesto que, de la mano del académico Francisco Rico (que desde hace tiempo coquetea con esta idea y que es el director de la colección), pretende animar a la lectura —“ingenua, no erudita”— de los grandes textos de la literatura española.

Según explicó el secretario de la Academia, Darío Villanueva, el club de lectura nacería el próximo año, dentro del programa del tercer centenario de la Academia y, como en la mejor tradición anglosajona, serviría de campo de acción para la Biblioteca Clásica.

Impulsada por la Obra Social la Caixa y editada por Galaxia Guntenberg-Círculo de Lectores, la colección nació el pasado mes de junio con la vocación de satisfacer por igual a filólogos y lectores. Contará con 111 títulos que se editarán a un ritmo medio de seis u ocho por año durante los próximos 15 años y de los que ya están ocho en las librerías. Ayer se presentaron los últimos cuatro: Historia verdadera de la conquista de Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo; Lazarillo de Tormes, La Dorotea, de Lope de Vega, y La Celestina. La colección cuenta con una web que sirve de guía y complemento. Permite, además de hojear los tomos, descargarse manuscritos originales y estudios críticos. Todo, recordó Rico, con el fin de responder tanto a las exigencias del lector estudioso como del lector medio. “En lo que queda de año publicaremos seis títulos más, aunque no es fácil decirlo porque no son libros que se improvisen. Por ejemplo, la aparición de un nuevo manuscrito o traducción de cualquiera de ellos nos obligaría a empezar de nuevo cotejando palabra por palabra todo el trabajo anterior”.

La RAE (cuyo diccionario online ha logrado el pasado mes 74 millones de visitas: 25% de Méxcio, 205 de España, 19% de Argentina...) ensayó ayer lo que pretenden ser esos talleres de lectura en los que académicos, especialistas y lectores abrirán las puertas de posibles lecturas de los clásicos. “Sin pretensiones, abierto, en el que nos preguntemos ¿qué pasa cuando se lee hoy un clásico?, ¿qué gusta?, ¿qué no gusta?”, dijo Rico.

Como conejillos de indias para su idea, el académico echó mano de algunos de sus colegas en la RAE. Así, Luis Goytisolo habló de Historia verdadera de la conquista de Nueva España; Darío Villanueva del Lazarillo, Soledad Puértolas de La Dorotea y el propio Rico de La Celestina con los tres especialistas que se han encargado de su edición, Francisco J. Lobera, Guillermo Serés y Paloma Díaz-Mas.

Desde esa lectura “ingenua” (“o tardía”, dijo Soledad Puértolas) se viajó desde las sombras de La Celestina al menos “amargo” enredo de La Dorotea o, como señaló Villanueva, se admiró esa “rara modernidad” del Lazarillo: “es casi como una novela en lenguaje de twitter”. Goytisolo hizo su propio relato de Historia verdadera de la conquista de Nueva España: “No es la obra de un escritor, es la de un soldado, alguien que escribe según aprende a escribir. Decide hacerlo porque le irrita la lectura oficial de la conquista de México, que deja de lado a los soldados. Para él, su modelo es Julio César. Pero, a diferencia de César, que escribía en tercera persona, lo hace en primera. Y lo hace muy bien. Sorprende la verosimilitud que logra, la claridad. Intenta no ocultar nada, ni los desmanes españoles (homosexulidad, de canibalismo...) ni de los indios. Su ecuanimidad es ejemplar”.

El ensayo de taller acabó con La Celestina y con un embrión de discusión sobre la mesa: Lo de Calisto y Melibea “¿es amor o encoñe?”, preguntó Rico. “Un encoñe por parte de Calisto y un tira y afloja por parte de Melibea. Él está mucho menos enamorado de lo que se cree. Yo diría que tiene una paja mental”, dijo Diaz-Mas. ¿Y se casarían alguna vez? Al parecer, imposible. Puértolas habló del secreto que se esconde detrás de Calisto (“¿es un judío, un moro o un pervertido?”) y Seré añadió: “Calisto es un mentecato y Melibea no es una cria. Lo que pasa es que Celestina tiene un Plan A y un Plan B. Es alcahueta pero también bruja. Así que si falla una cosa pasará a la otra”.

Basta con intercambiar los nombres por otros más del siglo XXI para reconocer que leer a los clásicos sigue sirviendo de guía en la España del pesimismo y la cicatería. Las contradicciones de las viejas relaciones humanas son asuntos inagotables. Y sin duda merecedores de contemporáneas tertulias como las que Rico propone en la RAE.

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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