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CRÍTICA: 'ESTO NO ES UNA PELÍCULA'
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Mordiendo la mordaza

'Esto no es una película' tiene algo de comedia negrísima propia de su director, Jafar Panahi, y algo de documental, del realizador Mojtaba Mirtahmasb

Fotograma de 'Esto no es una película'
Fotograma de 'Esto no es una película'

En El espejo (1997), de Jafar Panahi, la joven actriz iraní Mina Mohammad Khani se rebelaba y tomaba la decisión de romper el pacto que toda ficción establece con el espectador saliéndose de su personaje. La cámara optaba por seguir rodando y la ambigüedad sobre lo que, a partir de ese momento, ocurría en la pantalla sostenía una propuesta fascinante en la que se combinaban apuntes sobre la realidad a pie de calle y un pertinente cuestionamiento de los mecanismos de representación del propio cine.

Panahi contempla esa estimulante ruptura de El espejo en uno de los momentos de Esto no es una película, que es la (presunta) no-película que el cineasta, con la complicidad del documentalista Mojtaba Mirtahmasb, rodó como (también presunto) sujeto pasivo en su arresto domiciliario, mientras esperaba recibir el veredicto de la Corte de Apelaciones en referencia a la sentencia que le condenaba a seis años de prisión y 20 años de inhabilitación profesional. Esto no es una película no es solo un mensaje de socorro lanzado al mundo en un pendrive camuflado dentro de una madalena: es, también, una aportación fundamental al discurso creativo de Panahi, la prolongación de ese discurso sobre la representación y sus espejismos que definía El espejo y la acreditaba como paradigmática creación de una cinematografía sofisticada y madura.

ESTO NO ES UNA PELÍCULA

Dirección: Jafar Panahi y Mojtaba Mirtahmasb.

Intérpretes: Jafar Panahi, Mojtaba Mirtahmasb.

Género: documental. Irán, 2011.

Duración: 70 minutos.

Al director y a su compañero de viaje Mojtaba Mirtahmasb no se les escapa la dramática comicidad de la paradoja que el Gobierno iraní ha creado: la parálisis y asfixia expresiva por decreto de los más valiosos efectivos de su identidad cultural, la creación de un gremio fantasma. Esto no es una película tiene algo de comedia negrísima, donde una inteligencia amordazada encuentra las argucias lógicas que le permiten librarse de la fatalidad y seguir creando sin que, oficialmente, lo esté haciendo: Panahi ofrece una auténtica lección magistral —sus reflexiones sobre el papel del actor y el escenario, sobre la necesidad de hacer (y no contar el) cine— y culmina su jugada con un implacable clímax de suspense paranoico, ejecutado con sabiduría narrativa y precisión en el control de la puesta en escena. El título no miente (del todo): esto es mucho más que una película.

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