Una fusión paranormal
La compañía de sietes hermanos Los Vivancos se lanza a un espectáculo de gran formato 'Aeternum' mezcla géneros en una historia sobre la lucha entre el bien y el mal
En las fotos promocionales, hay algo de mosqueteros en Los Vivancos, en su agresiva manera de llenar los instrumentos, como si fueran armas defensivas. Los trajes blancos con botonadura de húsar sugieren a la divisa clásica de los esgrimistas Liberty. Luego en la escena, es otra cosa. Sigue habiendo fuerza, no falta el arrojo, pero las soluciones coreográficas y plásticas van hacia otro sitio. Esto ya se vio en su primera propuesta, 7 Hermanos, con la que le dieron la vuelta al mundo y convocaron a más de un millón de espectadores.
Los Vivancos estarán desde hoy en el Teatro Nuevo Alcalá de Madrid y hasta el tres de junio con Aeternum, un complejo y ambicioso espectáculo de larga duración donde cada uno busca el lucimiento individual además del lustre en grupo.
Aeternum en sus propias palabras “aúna el arte con el virtuosismo junto a efectos visuales y compleja maquinaria escénica”. La intervención de dos personalidades internacionales del circo y el musical modernos, Daniele Finzi Pasca y Julie Hamelin, algo así como las variedades de hoy empacadas de tecnología y un cierto discurso trascendentalista, dan el perfume. Para entender este giro copernicano de los siete hermanos hacia un formato mayor hay que detenerse en Julie Hamelin (Canadá, 1972) y el suizo Daniele Finzi pasca (Lugano, 1964).
Hamelin, haciendo honor a su apellido, tiene miles de seguidores de su estilo y su inventiva prodigiosa. A los 21 años fundó el Circo Éloize y de su Montreal natal saltó al Broadway y en 2011 ocurre el feliz encuentro con Finzi. En 2003 su creación Rain acaba de definir su poética magistral y junto a Finzi otra vez, hacen la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Turín de 2005.
Por su parte Finzi P viene de una familia de fotógrafos, fue payaso y está orgulloso de ello, manteniendo siempre que en este oficio ancestral y tenido como de segunda está el principio de muchos genes teatrales. Un viaje a la India lo cambió. A su regreso montó el grupo Teatro Sunil alimentando ya ideas reivindicativas en una ensalada temática que iba desde la ecología y el budismo a la denuncia de las injusticias sociales, era una manera ciertamente original de arte escénico comprometido, pero sin muchas complicaciones cerebrales. En 2005 hizo para el Circo del Sol la obra Corteo, quizás la mejor y más ambiciosa de esa agrupación ya hoy de fama e implantación global. Finzi pasó fugazmente por una prisión por ser objetor.
La unión entre Finzi y Hamelin ha tenido una cristalización de altura en la Rusia contemporánea. Primero hicieron en Moscú una obra sobre Chejov en las conmemoraciones del 150º aniversario del escritor: Donka, una carta de Chéjov y en junio de 2011 en el Teatro Mariinski y con la dirección musical de Valeri Guerguiev montaron una Aida que algún crítico entusiasta ha colocado en el eje de la renovación del gran teatro musical ruso.
Los Vivancos, con el olfato que los caracteriza, acudieron a Hamelin y Pasca para darle en empaque necesario a su nueva obra, que cuenta con una partitura original de Fernando Velázquez (muy relacionado con las bandas sonoras de cine, donde tiene títulos como El orfanato) que ha sido grabada por la Orquesta Sinfónica Nacional de Hungría. La redacción de la partitura exigida por Los Vivancos ha llevado a Velázquez al terreno de la fusión donde flamenco, rock y formatos tradicionales serán el marco de la danza y el espectáculo. La ideas argumental de Aetertum, dicen los artistas, “explora los límites de lo paranormal y de lo sobrenatural, todo en una historia de lucha entre el bien y el mal que fusiona flamenco y ballet, artes marciales y toques de claqué”. Tampoco falta la magia ilusionista.
“Aeternum”. Los Vivancos con la colaboración de Daniel Finzi Pasca y Julie Hamelin. Teatro Nuevo Alcalá. Hasta el 3 de junio.
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