Tiziano sale de viaje tras ‘pasar la ITV’
‘La huida a Egipto’, obra maestra propiedad del Hermitage, comienza una gira Tras su resauración de 13 años, su primera parada es la National Gallery de Londres Desde el 4 de abril, se expondrá junto a 26 telas de pintores venecianos que inspiraron esta singular obra
La obra maestra emprende un particular grand tour tras pasar una buena temporada en la UVI del arte. Corría 1999 cuando el taller de restauración del Hermitage de San Petersburgo la retiró de sus salas para comenzar la laboriosa y complicada restauración de la que se considera la primera gran pieza de Tiziano: La huida a Egipto, un paisaje pintado en 1507, de 206 por 336 centímetros. La limpieza de lacas y de repintes ajenos a la mano del artista y los análisis infrarrojos han servido para devolverle todo su esplendor y recuperar la historia detallada a una obra cumbre del Renacimiento italiano. La expectación entre la comunidad científica de todo el mundo es tal, que la National Gallery de Londres ha decidido dedicar a la obra y al milagro de su restauración su próxima exposición temporal. Desde el 4 de abril, se expondrá junto a 26 telas de pintores venecianos que inspiraron esta singular obra. El lienzo viajará después a Venecia para por fin, tras ser agasajada por las audiencias europeas, retornar a las salas italianas de la colección permanente del museo petersburgués.
Como ha ocurrido con recientes restauraciones de obras maestras (aquel fenomenal bruegel recobrado en Madrid, La Gioconda del Prado), la información aportada por el proceso resulta deslumbrante. Se puede saber mucho gracias a estos casi trece años de trabajo sobre las intenciones de Tiziano, la forma de su dibujo y la biografía de sus arrepentimientos.
De La huida a Egipto constaba que fue hecha por encargo del noble Andrea Loredana para su palacio en Venecia, un impresionante edificio situado al borde del gran Canal convertido actualmente en el Gran Casino de la Serenísima. Pero en el currículo del cuadro constaban más lagunas que certezas. Si por ejemplo se sabe quién fue el pagador, se pierde la pista del lienzo hasta 1768, año en que la emperatriz Catalina la Grande lo compró de los herederos del conde Heinrich von Brühl, uno de los grandes coleccionistas de su época. Desde entonces, el cuadro ha permanecido a los fondos de Hermitage, museo que nunca había abandonado hasta ahora.
Lo que convierte a esta exposición en todo un acontecimiento en el mundo de Tiziano es que las trazas de esta obra se despegan bastante de las habituales en el maestro italiano. Este hecho provocó que en algunos períodos se plantearan dudas sobre su autoría. Esa luz, los animales, la vegetación... parecían extraños a ojos de algunos expertos.
Ahora se ha podido determinar con precisión que fue una obra de juventud (nació hacia 1485 y murió en 1576), pintada cuando el prolífico y longevo artista contaba poco más de veinte años. Alumno de Bellini, echó los dientes de la mano de Giorgione, en cuyo taller trabajó y con el que colaboró en la decoración de varias iglesias. La muerte temprana de su mentor provocó que Tiziano rematara un alto número de trabajos pendientes sin que luego fuera posible distinguir dónde empezaba la intervención del maestro y dónde la de su ayudante.
Irina Artémieva, investigadora del Departamento de Arte de Europa Occidental del Hermitage, asegura que no hay dudas sobre la intervención directa de Tiziano en la obra. Al eliminar deformaciones y pinceladas posteriores, han aparecido con viveza los intensos colores propios de Tiziano. El estudio infrarrojo ha aportado una novedad inopinada: en origen, Tiziano quería pintar una Adoración, pero la fuerza del paisaje le llevó a arrastrar los personajes y eligió plasmar una huida en la que la naturaleza parece calcada de la forma en que los pintores del norte de Europa abordaban la flora y la fauna.
Artémieva recuerda textos de la Vidas de los pintores de Giorgio Vasari en los que se cuenta que Tiziano alojó en su casa a esos maestros para aprender de ellos, y que sus animales estaban pintados del natural.
Tanta explosión paisajística no le debió de resultar ajena. Originario de la región de los dolomitas, en los Alpes orientales, Tiziano volcó en su tela el hechizo de los animales que, creen los expertos, le habían fascinado en la infancia. Los rebecos, corzos, bellísimas mariposas o extraños coleópteros forman el paisaje ahora resucitado del lienzo. Porque si bien la exposición, comisariada por Antonio Massotta, tiene como primer objetivo detallar el proceso de restauración también se propone descifrar los arcanos del mundo original del gran maestro renacentista.
Babelia
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