Cuando los dramas sociales inspiran las obras de los artistas
Tres exposiciones muestran las diferentes miradas de creadores que plasman las manifestaciones de lo trágico en el mundo
Las preocupaciones sociales en un momento de crisis global no son ajenas al mundo del arte. La fotografía es el género artístico que con más inmediatez puede reflejar esas convulsiones. El futuro del planeta, la esperanza en un hombre nuevo a partir de la más feroz autocrítica o el deseo de transformar el entorno a base de cambiar las paredes de los edificios en los que nos movemos, son algunos de los temas que plantean tres exposiciones recién inauguradas en otros tantos centros de arte. La británica Lottie Davies remueve el pasado en la madrileña Galería Cero, Daniel Beltrá recuerda en Roca el drama del vertido de petróleo en el Golfo de México en 50 fotografías agrupadas bajo el título de Marea Negra, y un grupo de cinco artistas callejeros africanos y españoles han transformado el interior y exterior de la sede de Casa África en Las Palmas en una explosión de color con la emigración y el mestizaje como temas esenciales.
Las fotografías de Lottie Davies (Londres, 1971) son grandes composiciones en color en las que las pesadillas se mezclan con los sueños más apacibles. Cada imagen responde a una obsesión recogida en el entorno de sus amigos más próximos: que un embarazo acabe en quintillizos, que un hijo desaparezca bajo un bloque de hielo, que la adolescencia acabe con las esperanzas de futuro… Davies explica que se planteó esta serie a partir de los primeros recuerdos. Arrancó con uno propio: el día que nació su hermano. “Es evidente que todos sólo tenemos un primer recuerdo, y por tanto tuve que preguntar a otros: ¿cuál era su primer recuerdo? Hay algo de particular en el primer recuerdo de cada uno, porque ese se convierte en el principio de nuestra historia, algo así como el “erase una vez…”. Así que con el paso de los años estos recuerdos van adquiriendo un tinte de mito que se cristaliza e idealiza en la imagen del principio de tu vida. Además, al final mi vida no es tan fascinante, en realidad me interesan más las historias de los otros que las mías propias, pero he de reconocer que sí me doy licencia de introducir ciertos elementos que hacen referencia a mi propia historia, así que de cierta forma sí estoy en todas las historias, aun cuando estas no sean mías…"
El resultado de la exposición es de una gran belleza, aunque las pesadillas remitan a veces a escenas de películas de terror (El resplandor de Kubrick, La semilla del diablo de Polanski). “ Es verdad que la mayoría pueden traducirse en pesadillas, pero no todas lo son”, opina la artista. “ En el caso de El lago congelado, por ejemplo, ese es un recuerdo cien por cien alegre y esa era la intención. Lo interesante es cuando el espectador ve la serie y lee el título de las imágenes, las interpreta como pesadillas antes de leer el texto que acompaña a las imágenes, e incluso a veces aun después de leer el texto la interpretación que algunos hacen de mi trabajo resulta más oscura de lo que yo hubiese imaginado en un principio, pero eso está bien. Supongo que Henry Moore acierta cuando dice 'mi trabajo tiene que salir al mundo y abrirse su propio camino', y como artista yo reconozco que al hacer una exposición con mi trabajo estoy abriendo la puerta a todas estas interpretaciones y estoy abierta a ellas”.
Bucear en el pasado es para Lotti una forma de facilitar el entendimiento con los demás. “Creo que como adulto es nuestra responsabilidad recordar la sensación de ser niño y no olvidarla, en particular cuando uno está interactuando con ellos. Mantener conciencia de cómo otros interpretan el mundo, que se basa en cómo recordamos nosotros nuestra propia interpretación de este, y hace que nuestra interacción con la humanidad sea más valiosa”.
Hace veinte años que Daniel Beltrá (Madrid, 1964) vive en Seattle (Washington). Desde allí ha retratado la aniquilación de los recursos naturales que la ambición del hombre perpetra sistemáticamente. Colaborador habitual de Greenpeace, expone estos días en Madrid una serie de 50 fotografías en las que uno de los sucesos recientes más tremendos. Ocurrió el 20 de abril del 2010 con la explosión y hundimiento de la plataforma Deepwater Horizon de BP situada en el Golfo de México a 64 kilómetros de la costa. La plataforma vertió en el mar cinco millones de barriles de crudo y produjo la mayor catástrofe ecológica de la historia reciente, solo superada por la realizada durante la guerra del Golfo, en 1991.
Las fotografías que integran la serie Marea Negra son un recorrido por el desastre. Las aguas transparentes dejan contemplar el drama del vertido a través de la muerte y agonía de la fauna y flora de la región. Es una muestra que ya se ha mostrado en las salas de exposiciones de Seatle y Long Beach y ha sido vista por más de un millón de personas.
La belleza del tratamiento de las fotografías no resta dramatismo al contenido de la exposición. “Entre belleza y denuncia me quedo con lo segundo”, asegura Beltrá. “No creo que las fronteras entre documentalismo, obra de arte o fotoperiodismo. Lo importante es el contenido”. Anclado desde sus orígenes profesionales en el mundo del reporterismo, ha difundido sus preocupaciones conservacionistas a través de las agencias periodísticas más importantes. Ahora, con importantes premios en su historia, es el momento de que su obra se puede ver en los museos y galerías de arte. “En el fotoperiodismo”, razona, “hay una saturación de imágenes dramáticas que la gente consume sin mayor reflexión. El museo supone una opción más de denuncia contra las agresiones que sufre el planeta. Creo que la belleza engancha la atención del espectador y eso es lo importante”.
Babelia
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