El ministro de Cultura griego dimite por un robo en un museo de Olimpia
Dos ladrones sustraen unas 70 piezas del prestigioso centro arqueológico Los hombres maniataron a la única guarda de noche, según la policía
Otro golpe a la moral de Grecia. El país, al borde de la bancarrota, y con un draconiano plan de recortes para lograr el rescate financiero, se ha desayunado hoy con el robo a mano armada de entre 65 y 70 objetos de bronce y cerámica del museo arqueológico de la Antigua Olimpia, en el Peloponeso. Es el segundo suceso de este tipo en poco tiempo, ya que el 9 de enero unos ladrones se llevaron de la Galería Nacional de Atenas un cuadro de Picasso y otro de Mondrian tras despistar con falsas alarmas al vigilante de noche –y sí, la prensa griega hablaba de un vigilante, en singular-. Hoy también una única empleada fue maniatada para perpetrar el robo. El ministro de Cultura, Pavlous Geroulano, ha presentado su dimisión por el robo, aunque el Gobierno no ha aceptado aún esa renuncia. El Ejecutivo ya vivió la semana pasada la renuncia de un ministro y cinco viceministros por su rechaza al nuevo programa de recortes que exigen Europa y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La tropelía ha puesto sobre la mesa de nuevo el efecto de los dos años de medidas de austeridad que arrastra la endeudada Grecia. No hay noticia estos días que no se vinculen de un modo u otro a las penurias económicas del país. “Tenemos el Acrópolis”, dicen muchos griegos con ironía cuando se les pregunta por los cuatro años de recesión, aludiendo al tesoro arqueológico del país y su reclamo para el turismo. No solo eso, uno de los capítulos de esta crisis que más ha herido el orgullo griego fue la ocurrencia, publicada en la prensa amarilla alemana el pasado mayo, de que Grecia podría vender el mismísimo Partenón.
El portavoz del Gobierno griego Pantelis Kapsis aclaró no obstante que el desgraciado asunto del robo se debía en realidad a la mala suerte. En el momento del suceso debía haber tres guardias, pero uno se ausentó por una visita al hospital y otro llegó fatalmente cinco minutos tarde. “No tiene que ver con los recortes”, explicó Kapsis.
Geroulano se trasladó a la vieja Olimpia a conocer de primera mano el alcance del robo. Dos hombres encapuchados y armados se introdujeron en el museo sobre las 7.30 de la mañana (una hora menos en España) y maniataron a una silla esa única guarda que se encontraba allí, después de neutralizar el sistema de alarmas del centro. La vigilante, que fue amordazada y atada a una silla, fue preguntada por el lugar donde se guardaban las coronas de oro, pero esta replicó que no había tal tipo de objetos en el edificio, que es el museo menor dentro del complejo de las ruinas de Olimpia, según fuentes policial citadas por Efe. Los ladrones rompieron varias vitrinas y se llevaron estatuillas de bronce, varias piezas cerámicas y un anillo de oro pertenecientes a las colecciones de Historia de los Juegos Olímpicos de la Antigüedad.
Dos hombres encapuchados y armados de fusiles Kalashnikov se introdujeron en el museo
"Dentro del museo nunca se había robado nada, aunque sí se habían sustraído cosas del exterior", explicó el alcalde de Olimpia, Zimios Kotzias, a la emisora Vima.
No se conoce aún el valor económico de los 65 o 68 objetos perdidos, pero sí el enfado de las entidades cercanas al museo. "Durante un año y medio pedíamos al Ministerio que tomase medidas para mejorar la seguridad del museo y nunca nos contestaron", criticóel presidente de la Asociación de Amigos del Museo de Olimpia, Yorgos Jasomeris. "Todo museo puede ser objeto de un robo, incluso los mejor guardados, [pero] no es posible tener condiciones de seguridad en los museos sin los muchos guardias despedidos debido al memorandum (así llaman en Grecia al programa de reformas y recortes pactado con Bruselas)", se lamentó Grigoris Vafiadis, del Consejo de Administración de la Asociación de Arqueólogos Griegos.
En el robo del pasado 9 de enero los ladrones se llevaron Cabeza de Mujer, de Pablo Picasso, y Molino, del holandés Piet Mondrian, así como un dibujo del pintor renacentista Guglielmo Caccia. En el jardín dejaron abandonada otra obra que no pudieron llevarse y que encontró poco después la policía.
El número de robos y hurtos ha crecido en el país a medida que su situación económica ha empeorado, ahora en el quinto año de recesión, con un tasa de paro del 21% y casi un 30% de la población bajo el umbral de pobreza.
Babelia
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